La noche en la que el mar dejó de ronronear
Casi mediados de octubre, casi las tres de la madrugada, casi 30 grados. El silencio, casi absoluto en el portal. Sólo escucho las olas. Marco el código, pero no entro. No me doy cuenta de que camino, pero oigo mis tacones recorriendo los escasos 60 metros que me separan de la orilla. El mar murmulla tranquilo, medio dormido, sin música de bares ni conversaciones de turistas volviendo al hotel ni gemidos de amores de una noche. Sentada en la pared de piedra, con el último vino bailando aún en mi cabeza, no puedo resistirme a su ronroneo de agua. Me quito los zapatos y bajo a la arena. Está fría. En este punto sé que no hay vuelta atrás. Tiro la ropa en la orilla y entro poco a poco, rompiendo un espejo que únicamente refleja, en el horizonte, las luces de algunos yates. El agua aún está cálida. Me sumerjo por completo. El silencio zumba en mis oídos hasta que vuelvo a la superficie. De noche, al nadar, el mar suena a plata. Al salir el frío es intenso pero balsámico. Limpia. Nueva. Salada. Me castañetean los dientes. Tiemblo. Debería vestirme. Debería irme a casa. Me resisto. Siento una lágrima, grande, pesada, caliente, rodando por mi mejilla derecha. Sé que es una despedida. Un hasta la próxima primavera, cuando este mar que en unas noches empezará a rugir vuelva a ronronear.
Dorothy, ¿es tuyo el texto o es un fragmento? Bonitas palabras. A mí me encanta el mar, así que no consigo ser imparcial ante fragmentos como el que nos presentas hoy.
ResponderEliminarOffuscatio, es texto es mío. Yo no sería capaz de vivir lejos del mar.
EliminarUn abrazo
¿Tú qué quieres que nos vayamos todos a tu Isla, no? Es irresistible la calma de los pueblos turísticos vacíos, se pueden ver y sentir en todo su esplendor. Un texto magnífico tanto si es tuyo como si no, y no llores, te quedan muchos paseos invernales en la orilla de vuestro mar tranquilo.
ResponderEliminarBesos
Norah, es mío, si no lo fuera lo hubiera indicado. En mi trabajo firmo todo lo que escribo, así que imagina la rabia que me da que alguien coja un texto de otro y no lo indique. No es un llanto, es una despedida de ese mar de verano que te acoge, cálido y apacible, a cualquier hora. En unos días será imposible bañarse de madrugada, quizás sí a última hora de la mañana en un día de sol y calor, pero no a esas horas. A partir de ahora me limitaré a mirarlo en largos paseos por la playa, a dejar que me salpique algunos días.
EliminarUn beso
Muchas gracias
Noche noctámbula y me encuentro con este texto que me ha atrapado, como si fuera yo la que se sumergía en el agua :)
ResponderEliminarBuenas noches señorita con tacones, besos!! :)
Sandra, deseo que, al menos, no hayas pasado tanto frío durante el baño.
EliminarUn besazo
Me ha encantado y me ha dado una envidia terrible. Una de las cosas que más echo de menos de Barcelona es el mar!
ResponderEliminarEntiendo tu texto como una despedida del verano, como el último baño antes del invierno. Me ha gustado mucho que escribieras frases cortas que delatan ese momento fugaz, rápido, al que te resistes. No hay nada mejor que un baño en el mar!
¿Quién sabe lo que nos depara este invierno? Habrá que mirarlo desde el punto de vista positivo... :-(
Gràcies per compartir-lo!
Petonsssssssssss
Dona, gracias. Los que somos de mar lo echamos demasiado de menos cuando lo tenemos lejos. Siempre recuerdo, cuando tenía cuatro años, la primera vez que fui de viaje con mis padres a la Península. Al llegar a Denia y sacar el coche del barco mi padre me dijo 'Despídete del mar, que estarás una semana sin verlo'. No lo entendía, no concebía que hubiera lugares sin mar. La única vez que he vivido a más de un kilómetro de la costa fue cuando estaba en Barcelona. ¿Qué nos depara el invierno? Frío, humedad y una chaqueta de lana, gordita y suave, para pasear por la playa.
EliminarUn petonàs
Un texto precioso, dulce, sensual y nostalgico. Una maravilla.
ResponderEliminarBesos
Pakiko, gracias por tus palabras.
EliminarBesos
¡Pero qué precioso! Cómo me gustaría a mí vivir tan cerca del mar y poder hacer lo que describes! Es todo un lujo.
ResponderEliminarLolaSh, más que un lujo, para mí, es una necesidad vital. Pero para ello renuncias a otras cosas.
EliminarUn abrazo
Este es otro de esos pequeños placeres de los que una vez hablamos, así narrado casi siento la sal marina, gracias Dorothy. Besos
ResponderEliminarMarilú, gracias, pásate por agua dulce, que la sal, cuando se seca, molesta un poco.
EliminarBesitos
Qué maravilla, Dorothy, me ha encantado. hermos.
ResponderEliminarSaludos
Muchísimas gracias, Claudia.
EliminarUn abrazo
Wow que bonito, lo importante y lo mejor es que aunque ahora la sintamos lejana, muy lejano, esa primavera llegara, siempre llega!
ResponderEliminarUn besito :)
Nieves, muchas gracias. La primavera llega, aquí, además, llega prontito, pero siempre, aunque me encanta el mar embravecido, se echa de menos.
EliminarUn beso
Qué linda despedida!!! Yo que estoy en Madrid aunque quisiera despedirme del mar...
ResponderEliminarMe gusta la imagen de romper el espejo, siendo este el mar.
Saludos, conozco Ibiza, estuve dos veces (y no de fiesta, sino haciendo senderismo y disfrutando de su naturaleza) y me encantó...
Eva, gracias. ¿Así que eres una turista de las buenas? ¿De las que puede confirmar que lo mejor no está en las discotecas? Si estás en Madrid seguro que también te despedirás de algo estos días, de las flores, de las hojas de algunos árboles...
EliminarUn abrazo
Preciosa Entrada llena de Yodo y Sal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Pedro Luis.
EliminarUn abrazo
Es difícil explicar lo que significa el mar par alos que vivimos en el litoral, es curiosa la sensación de relativa angustia cuando viajo y no tengo su referencia, es una especia de claustrofobia difícil de explicar.
ResponderEliminarY aunque hasta primavera no lo visitemos, sabemos que está ahí.
Besos
Sese, es verdad que es como una claustrofobia. Ya he explicado más arriba la sensación de incredulidad que sentí a los cuatro años cuando viajé por primera vez a la Península. Por suerte, no sólo sé que está ahí, si abro la corredera lo oigo y lo huelo.
EliminarBesines
Muy bonito, yo no vivo al lado del mar y quizá por que no he sentido su cercanía no lo echo de menos, aún así las veces que lo he visto y oído por la noche he sentido ganas de hacer lo que describe tu relato. También me recuerda a cuando, el último día de vacaciones, me despedí del sol porque ya no podría volver a pasar agradables tardes veraniegas acariciada por su calidez. Besos!
ResponderEliminarCaminante, lo mío es una despedida a medias. A partir de ahora lo veo desde casa, lo huelo y lo oigo constantemente, pero lo de bañarse de madrugada es más complicado.
EliminarUn beso
Buena manera de purificar el cuerpo y de asentar el último vino... no te preocupes, el tiempo vuela, antes de que nos demos cuenta pasará el invierno.
ResponderEliminarRubén, aquí el invierno dura poco, pero incluso así a mí se me hace largo.
Eliminar¿Es tuyo? En ese caso, precioso y tú valiente. Me encanta que la gente tenga valentía suficiente como para hacer público las palabras que salen de su interior. Yo tengo mil relatos, mil fragmentos, mil ideas,... pero aún poco valor para darles vida. Un beso.
ResponderEliminarMarisa, es mío, sí. Gracias. No creo que esto sea un relato, sólo unas frases. Te entiendo, yo también tengo decenas de documentos de Word con ideas y algunos textos que no sé si algún día tendrán forma.
EliminarUn beso
Un texto precioso y conmovedor. La llegada de los días cortos y las noches frías.... son para llorar.
ResponderEliminarBess
Mientrasleo, gracias. Hay gente a la que le gusta el invierno, pero no es mi caso, me marchito...
EliminarBesos
Vaya... (me has dejado sin palabras, quizás sabes por qué).
ResponderEliminarUn beso.
M., prefiero imaginarlo que saberlo.
EliminarUn beso
P.S:Pensaba que tú nunca te quedabas sin palabras.
Sí, imaginar es mejor. Y me he quedado sin palabras, pero nada, me ha durado unos segundos jeje.
EliminarNos cuesta a todos un poco la llegada de la esa oscuridad de los meses más fríos. Aunque después yo acabo incluso disfrutándolos a mi manera.
ResponderEliminarNostalgia encerrada en unas pocas frases, me ha encantado :)
Yo no llego a atisbar el mar desde mi ventana, pero creo que me sucede un poco como a ti. No podría vivir sabiendo que está lejos y que no podría perderme en eternos paseos fijando la vista al horizonte.
¡Besines!
Rober, qué suerte. Yo no disfruto nada el invierno. No me gusta el frío, no me gusta tener que llevar abrigo ni jerséis ni la humedad que aquí se nos mete en los huesos. Lo dices muy bien, puedes no verlo, pero saber que no puedes verlo aunque quieras, es terrible.
EliminarBesos
y gracias
Precioso y evocador texto. Yo tampoco podría vivir sin el mar, sin verlo todos los días, sin escucharlo todos los días...
ResponderEliminarBesotes!!!
Margari, gracias. Veo que me entiendes bien.
EliminarUn besazo
Yo soy más de tierra adentro, de verde pero me ha encantado este fragmento. Muy bonito, Dorothy!
ResponderEliminarBesos,
Carmen, en un mundo de fantasía tú serías ninfa y yo sirena.
EliminarMuchas gracias
Besines
y a mi que me encanta el mar en invierno!!!!!! sin meterme en el agua claro, soy de las que entra a nadar como las abuelas!!!
ResponderEliminarqué bonito Dorothy!!!!!!!!!!!!!!
un besito
Maria, a mí también me encanta el mar en invierno. Salir por la mañana a la terraza, en esos días de temporal, y escucharlo mientras te calientas las manos y la boca con una taza de café con leche. Pero métete en el agua de noche dentro de unos días.
EliminarMuchas gracias
Mil besos
No rompas con él, mujer, dale otra oportunidad. Todavía por sus olas corre un calor que te está esperando para acariciarte una vez más. Espera, espera... deja que venga la aurora de rosados cabellos y calme tus ansias de abrazar el invierno cuando aun no es tiempo.
ResponderEliminarUn beso
Sorokin, esta tarde han bajado las temperaturas, el aire es frío y el mar no es el espejo que era. A partir de ahora serían encuentros rápidos y helados. Esperaremos a la primavera.
EliminarPrecioso comentario.
Besos
ya he puesto el link para el sorteo del libro!!!!!!!... espero no haber llegado tarde,
ResponderEliminaroye, que unos puntillos extra son unos puntillos extra... será mejor que vaya a comprobarlo
un besazo
(el domingo pasado me quité los zapatos y metí un pie en el mar y casi me da un calambre!!!!! estaba helada... quien tuviese tu terraza!!!!!)
Maria, tranquila, ¿tarde? Si quedan diez días... La verdad es que ya está fría, sobre todo a primera hora de la mañana, pero si hace sol, a última hora de la tarde aún se puede soportar. ¡Ojalá mi terraza estuviera un poquito más de frente al mar! El mar lo veo cuando salgo, pero no desde el salón... :(
EliminarBesos
Tenía pendiente un baño en el mar de noche, en las pelis parece tan mágico... y mira por donde ¡me pegué el chapuzón! Las aguas en plata tonifican de veras :) Una descripción maravillosa, gracias por la experiencia
ResponderEliminarMere, esos baños son mágicos si los aprecias. Hay gente que, al ver el mar negro por la noche siente miedo. Eso no se ve nunca en las películas... Muchas gracias. Espero que hayas disfrutado el baño.
EliminarBesines
Sublime, así, sin más! Bss
ResponderEliminarCari, muchísimas gracias.
EliminarBesos
He leído el escrito con esto de fondo:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=Tk-30SBbyk0
Ha sido gratificante. Vivo cerca del mar y con esto, he sentido que estaba en él, perdida en las profundidades y que nada podía quebrar el silencio que mora por allí.
Me he emocionado, así que muchas gracias por el trabajo de juntar las palabras adecuadas para hacerlo. No dejes de escribir.
Neurona, si vives cerca del mar hay pocas cosas que te pueda explicar yo. Buena compañía esa música y los delfines, aquí a veces se ven, saltando, a lo lejos. Muchas gracias por tus palabras.
EliminarUn beso
Y... ¿qué te digo, Dorothy? Después de esto, solo ¡gracias!, ¡muchas gracias!
ResponderEliminarBesitos
Ely, qué vergüenza. Gracias a ti por leerlo.
EliminarUn beso
55 comentarios. Ahora 56. You'll never swim alone! Es lógico que hayas provocado tantos comentarios porque es una entrada encantadora. A todos nos gustaría estar en tu pellejo en ese momento. Muy poética y sensorial entrada. Un verdadero placer.
ResponderEliminarEspero que antes de pensarlo, aparezca la primavera y pueda disfrutar de ese grandioso vecino, que tanto te apasiona.
Un beso de ciego albornoz.
David, para estar en mi pellejo (dejando a un lado operaciones quirúrgicas sólo posibles en historias de ciencia ficción) sólo hace falta coger un avión. Espero de verdad que hayas sentido la entrada, que hayas disfrutado de ese placer de sumergirte desnudo en el mar de madrugada, en silencio, cuando parece que el mundo se ha parado y no puedes distinguir lo real de lo que no lo es.
EliminarUn beso húmedo y salado