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M. T. M. |
jueves, 30 de abril de 2015
De por qué ya no compro en Mango
lunes, 27 de abril de 2015
'Si hay que matar, ¡se mata!', una 'femme fatale', un par de muertos y unos terrenos por recalificar

Hacía tiempo que me ponía con una de detectives al estilo clásico. Una de detectives en la que toda una femme fatale entra por la puerta luciendo cuerpazo, problemas y miedo y en la que ellos, ante esa visión, no pueden más que rendirse a sus encantos y ayudarla. Poner todo su empeño en salvarla, protegerla y descubrir al asesino incluso sin tener muy claro si la mujer que hace ostentación de sus curvas y su voracidad sexual es la víctima o una mantis religiosa. Realmente, no le hubiera prestado ninguna atención a ‘Si cal matar, matem’ ('Si hay que matar, ¡se mata!', en castellano), de no haber descubierto que sus autores (Andreu Martín y Jaume Ribera) son los mismos que perpetraron algunas de las novelas con las que más me divertí en mi adolescencia, la serie de Flannagan (si no las habéis leído, da igual que hayáis pasado ya la edad del pavo, tenéis que hacerlo). Y esa ironía y ese punto canalla lo mantienen en el protagonista de esta serie para adultos, el detective Àngel Esquius, viudo, aún de buen ver, que a veces ve y siente a su esposa muerta y con dos hijos treintañeros que en ocasiones le dan más problemas que los matones, asesinos, extorsionadores y clientes con los que trata cada día en el despacho. En ‘Si cal matar, matem’, Esquius tiene que refugiarse en un pequeño pueblo del Pirineo por dos motivos: huir del marido de una clienta, que le ha amenazado, y descubrir quién extorsiona y amenaza a Sara Artigues, viuda, femme fatale, aficionada a hablar con diálogos de películas y con tanto dinero como enemistades en un pueblo dividido y enfrentado por el proyecto que prevé construir un campo de golf en plenno bosque. En esta novela no faltan golpes, intrigas, misterios, sexo, amor, policías, dinero, acción, nieve, robos, personajes extravagantes… Y todo salpicado con ese toque de humor e ironía que Martín y Ribera dominan tan bien.
"Aunque parezca extraño, a pesar de que hace muchos años que trabajo como detective privado, nunca he conseguido saber qué y cómo es exactamente una mujer fatal.
A mí, este adjetivo, fatal, aplicado a una persona, me lleva a pensar en un individuo peor que malo, pésimo, nefasto, desgraciado, peligroso, mortal de necesidad, desagradable, inoportuno y, por lo tanto, repelente y, en consecuencia, feo. Nos obstante, tengo entendido que las mujeres fatales son tremendamente atractivas. Sirenas seductoras y malvadas que te atraen hacia los arrecifes para hacerte naufragar."
Título: 'Si hay que matar, ¡se mata!'/'Si cal matar, matem'
Autores: Andreu Martín y Jaume Ribera
Editorial: Flamma/Columna
Páginas: 286/292
Precio: 19,50€/22,25€
jueves, 23 de abril de 2015
Y para Sant Jordi... Un cuento
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M. T. M. |
-Tú y tu guitarra tenéis el corazón de piedra- concluyó,
seria, dudosa.
El Músico encogió los hombros. No valía la pena
contestar. ¿Qué iba a entender una cría sobre la vida? Dejó de tocar. Guardó
con mimo la guitarra en su funda y se marchó. Con la música a otra parte. Donde
no hubiera niñas cotillas, sabihondas y metomentodo que le preguntaran por la
lluvia. No sirvió de nada. Volvió a pensar en ella por la noche. Buscaba notas
y acordes perdidos mientras escuchaba el agua contra los cristales. Rellenó su
vaso. Inspiración de alta graduación. Le pareció que los ojos del indio que le
miraba desde la botella eran los de la Niña. Grandes. Redondos. Serios. Al
primer sorbo sintió algo extraño en el pecho. Un chirrido. Se quitó la camiseta
y se miró. Extrañado. ¿Tenía una puerta en el pecho? ¿En el lado izquierdo? Era
de hojalata vieja, un poco herrumbrosa, y no ajustaba bien. ¿Eso siempre había
estado ahí? La abrió despacio, con los dedos temblorosos. ¿Y si le dolía? ¿Y si
abría y se escapaba de sí mismo? Pero no. No pasó nada. Sólo un ruido largo y
desafinado que se le quedó pegado a los tímpanos durante horas y al cerebro
durante años. Allí dentro algo se movía. Miró. Un corazón. Granate, marrón y
blanco. Y palpitaba. ¡No era de piedra! Se iba a enterar la Niña cuando la
pillara… Pero… Había algo raro. Se frotó los ojos, dio otro sorbo y se fijó
bien. El corazón cargaba otro corazón. Pequeño, con un mástil y seis cuerdas.
Aguzó el oído. ¡Sonaba! Y muy bien. Rió a carcajadas. Miró con más atención.
¿Qué era eso negro que le cubría el corazón? Se atrevió a colar los dedos entre
las costillas. Lo tocó. Plástico. Tiró un poco. No dolía. Lo sacó. Estaba
empapado. Lo abrió. Un impermeable, con una calavera en la espalda.
A la mañana siguiente seguía lloviendo. Salió a la
calle. Se mojaba. Sintió frío. Notaba las gotas resbalar por su nuca y
haciéndole cosquillas en la espalda.
Por: Marta Torres Molina
viernes, 17 de abril de 2015
'Los huesos del invierno', el country de la metanfetamina
En las montañas de Orzak hace frío, muchísimo frío. Y Ree Dolly, apenas una adolescente que se hace cargo de su madre enferma y sus dos hermanos, no lleva medias. Sólo ligeros vestidos con botas y el viejo abrigo de su abuela, que no abrocha. El frío del que no se despega es de las pocas cosas que le recuerdan que está viva, que lo que le pasa no es una pesadilla. El padre de Ree, uno de los mejores cocineros de meta de las montañas ha desaparecido después de pagar su fianza. Está en libertad condicional y, si no se presenta en la comisaría, perderán la casa, que ha puesto como aval. Así que Ree, a pesar del invierno, del frío, del silencio hostil con el que responden sus familiares y conocidos, de la desesperación y del peligro que supone enfrentarse a algunos de los fabricantes de metanfetamina de la región, está dispuesta a encontrar a su padre. 'Los huesos del invierno', es un golpe que te deja KO, un puñetazo en el estómago que te deja sin aliento del que no te recuperas hasta que cierras el libro. Con cada palabra que lees se te encogen un poco más las entrañas, incapaz de cree que la vida puede ser así de cruel. Con cada página te hundes más y te das cuenta de que hay personas, como Ree, a las que parece que sólo les está destinada una desagradable lucha continua para salir adelante. A pesar del hambre. De las palizas. Y del frío.
"Nubes de nieve habían sustituido el horizonte, coronaban el valle de oscuridad y una racha juguetona de viento movía la carne colgada de las ramas oscilantes. Ree, pelo castaño, dieciséis años, cutis lechoso y abruptos ojos verdes, estaba con los brazos al aire de cara al viento, que le agitaba el vestido amarillo y le enrojecía las mejillas como a bofetones. Parecía más alta con las botas militares, fina de talle pero fuerte de brazos y hombros, un cuerpo a medida para saltar sobre la necesidad."
Título: 'Los huesos del invierno'
Autor: Daniel Woodrell
Editorial: Alba
Colección: Novela negra
Páginas: 216
Precio: 18€
lunes, 13 de abril de 2015
'Muchachas', demasiados cabos sueltos
“Una historia de chicas que llevan la batuta”. Así
define ‘Muchachas’ la contraportada del libro. Pues, después de más de 400
páginas yo, sintiéndolo mucho, no he visto esa batuta. Tampoco he visto esa
historia de chicas. Aparecen, sí, les pasan cosas que te hacen desear leer más
sobre ellas, también, pero, al final, Katherine Pancol se centra únicamente en
una de ellas, Stella, y se olvida de las otras dos, de Hortense y de Josephine,
y, sinceramente, yo quiero saber qué pasa con ellas. Se supone que las tres
protagonistas (Stella, Josephine y Hortense) cruzan sus vidas en algún momento
de la historia, pero esa relación ni es clara ni importante para el argumento.
De hecho, Hortense y Josephine parecen estar ahí únicamente para sumar páginas
a la historia de Stella. Y es una pena, porque me gusta cómo escribe Pancol y
me gustan las vidas que va hilvanando. ‘Muchachas’ comienza con la bella
Hortense paseando con Nueva York pensando en sus diseños e intentando que Gary,
ese músico maravilloso con el que vive hace tres años, siga tan enamorado de
ella como hasta ahora. Luego continúa con Stella, chatarrera de un pueblito
francés con una historia familiar de malos tratos y amenazas a sus espaldas. Y
sigue con Josephine, que disfruta en la Toscana de unas vacaciones con ese
hombre perfecto que no puede creerse que la quiera, a ella, tan fea, tan
desgarbada. Y luego vuelve a Stella, que tiene que esconder a su amor sin
papeles y a su hijo de su sádico padre. Y entonces deberíamos volver a Hortense
y a Josephine, ¿no? Pues no. Pancol se queda ahí, en la apasionante y dura vida
de Stella, que te atrapa, no lo discuto, pero que no deja espacio para que las
demás historias se desarrollen. Y eso, comenzar historias y olvidarse de ellas,
es un pecado imperdonable.
"-¡Qué fea es la gente!- suspira Hortense recolocándose las gafas en la punta de la nariz-. No es de extrañar que yo tenga tanto éxito...
Sentada en el marco de la galería del salón, vestida con un cárdigan verde anís, pitillo de color rojo y manoletinas arlequín en los pies, observa las idas y venidas de los transeúntes en la calle.
-Son bastos, son gordos, son grises, tiemblan, hacen muecas, se quejan, parecen quejicas tontos del bote..."
Título: 'Muchachas'
Autora: Katherine Pancol
Editorial: La esfera de los libros
Páginas: 416
Precio: 19,90€
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