Hay libros que me gustaría haber leído antes de ver la película. Pero hay libros de los que hacen las películas tan rápido que no llegas a tiempo, siquiera, a saber que esas películas tienen un libro. Es lo que me pasó con 'Criadas y señoras', de Kathryn Stockett. Me gustó tantísimo la película cuando la vi en el cine (las interpretaciones, el ritmo, el tono, la historia...) que no se me pasó por la cabeza leer el libro. No al menos en ese momento, con la cinta tan reciente. Todas esas mujeres me parecían tan maravillosas en la pantalla. Y la historia que protagonizaban tan bonita y tan importante, tan grande y tan pequeña al mismo tiempo... Ahí se quedó la duda sobre si leerla o no. Hasta que hace unas semanas encontré este ejemplar en una tienda de libros de segunda mano. Intacto. Como si nunca se hubiera abierto. Y aun precio ridículo. Así que se vino conmigo. Y con otra decena de libros tan perfectos como él y con preciso también de miseria. No tardé ni un par de días en empezarlo. Y ya no pude parar. Aunque conocía a los personajes. Aunque me sabía la historia al dedillo.
'Criadas y señoras', en pantalla o en papel, da igual. Es una delicia. Desde la primera hasta al última página. Y se hace corta. A pesar de su medio millar de páginas. Leí la última hace ya unas semanas y echo de menos a todas sus protagonistas. A Skeeter, la periodista que decide contar las historias de esas mujeres negras que han criado los niños y mantenido las casas de la sociedad blanca de Jackson (Mississipi); a Aibileen, que tiene el corazón destrozado de tantas veces que se ha tenido que despedir de los pequeños a los que ha arrullado, acunado, protegido, enseñado, contado cuentos.., la primera en atreverse a mostrar su día a día, a abrirle su memoria y su vida a esa blanca que parece realmente interesada en ellas; a Minny, tremenda, valiente, bocazas, divertida, la mejor cocinera de Misisipi, una mula de carga que a veces muta en toro desbocado; y, sí, también a Celia, por su buen corazón, por tratar a Minny como una amiga y no como una criada, por su ingenuidad y por cómo la tratan las demás mujeres de la Jackson blanca simplemente por ser guapa, exuberante, sexy y haberse casado con uno de los hombres que les estaban destinados a ellas.
Este libro es la historia de una de esas pequeñas heroicidades que cambian muchas vidas. Porque en la Jackson de principios de los 60 había que ser muy valiente para romper las barreras entre blancos y negros. De hecho, el proyecto de Skeeter, el libro que publica de forma anónima, las tiene a todas durante meses con el corazón en la garganta. Ella, aparcando lejos de casa de Aibileen y temiendo que la descubran en un barrio negro. Y Aibileen y Minny muertas de miedo de que alguien descubra que están contando sus experiencias laborales para que todo el mundo lo sepa. Da igual que estén cambiando sus nombres, los de sus empleadores y hasta de la ciudad. El miedo está constantemente ahí. En que las pillen durante esas noches en las que las criadas, sentadas en el salón de Aibileen, van desfilando frente a la máquina de escribir de Skeeter. En que las señoras descubran las miradas de complicidad entre las criadas y la periodista. En que esas mismas señoras, amigas de toda la vida de Skeeter, se enteren de que está a punto de poner sus vidas en un escaparate. En que no les publiquen el libro. Porque, así como van pasando los meses, la idea loca de escribirlo se va convirtiendo en una necesidad. Un pequeño gesto por la igualdad en un país y en un momento en el que empiezan a verse grandes movimientos. Y así como avanzan las páginas va naciendo la hermandad entre esas mujeres, entre la blanca que escribe y las negras que le cuentan, y una y las otras se sienten cada vez más seguras, más fuertes, más capaces de todo. Hasta de ver a sus señoras, a sus amigas, leyendo ese libro anónimo que todo el mundo cree que está ambientado en Jackson.
'Criadas y señoras' se mete en las casas y las vidas de todas esas mujeres. En sus cabezas y en sus corazones. Haciéndote detestar la forma en la que algunas de esas supuestas señoras tratan a quienes mantienen sus vidas. Las que les limpian, les cocinan y crían a sus hijos, abandonando a los suyos propios. Y todo eso, además de una gran trastada, un seguro para que quien peor las trata niegue vehementemente que esas historias son de Jackson. Heroínas.
"Mae Mobley nació una mañana de domingo en agosto de 1960. Un bebé de misa, como los llamamos nosotros. Me dedico a cuidar bebés de familias blancas, además de a cocinar y limpiar sus casas. A lo largo de mi vida, he criado diecisiete niños. Sé cómo conseguir que se duerman, que dejen de llorar y que se sienten en el orinal antes d que sus madres se levanten de la cama.
Sin embargo, nunca antes había visto a un bebé berrear tanto como a Mae Mobley Leefolt. El primer día que entré en esa casa allí estaba, colorada como un tomate y aullando debido a un cólico, luchando por quitarse de encima el biberón que le ofrecía su madre como si le estuvieran intentando meter en la boca un rábano podrido. Miss Leefolt contemplaba aterrorizada a su propia hija.
—¿Qué hago mal? ¿por qué no consigo que esta cosa se calle?
'¿Esa cosa?' Ése fue el primer indicio que tuve de que había algo raro en esta historia.
Tomé a aquel bebé rosita y llorón entre mis brazos y lo puse sobre mi cadera para darle botecitos y removerle los gases. en menos de dos minutos, la pequeña dejó de llorar y me miró sonriente. Sin embargo, ese día Miss Leefolt no volvió a tener en brazos a su propia hija".
Título: Criadas y señoras
Autora: Kathryn Stockett
Traductor: Álvaro Abella
Editorial: Maeva
Páginas: 480
Precio: 2€
Procedencia: segunda mano