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@martatorresmol |
Querida Penelope... ¿qué voy a hacer contigo? De verdad que aún no lo sé. Llevo desde ayer por la noche pensando. Dándole vueltas a tu 'La librería', esa pequeña historia que escribiste pasados los 60 y en la que te dibujaste a ti, a ese pueblo en el que te refugiaste o al que huiste, y a esos vecinos que no dudaron en darte la espalda cuando les convino. He dicho "dibujaste", sí. No me he equivocado. De lo que tengo la cabeza llena, ahora mismo, es de imágenes, no de palabras o de frases, de imágenes. No me extraña que Isabel Coixet, al leerte, decidiera llevarte al cine. Es tan de cine este librito tuyo... Perdóname por lo de "librito" y por lo de "pequeña historia". A veces lo pequeño es muy grande. A veces lo grande se disfraza de pequeño. Sé que entiendes a qué me refiero. Una mujer como tú seguro que lo sabe. Es algo que compartes con la Ginzburg. Ella también me entendería. Las dos sois mujeres que entendéis lo grande de lo pequeño y lo escribís y lo encuadernáis y lo lanzáis al mundo porque sabéis que hay mujeres como yo que os entienden. Esta mañana te he llevado de paseo. Al lado del mar (la Mar). En eso nos parecemos, me temo. Al menos si Florence Green, esa viuda que decide montar una librería en un viejo edificio de un pueblo costero de Suffolk, es tu álter ego. Ambas nos acercamos a la orilla cuando no encontramos respuestas. O preguntas, que es aún más grave.
Por eso te he llevado conmigo esta mañana. Hemos metido los pies descalzos en el agua fría y luego, rebozadas en arena, nos hemos sentado. He dejado que el viento nos despeinara. La melena, a mí. Las páginas a ti. Y sigo sin saber qué hacer contigo. Con tu libro. Con esa aventura de la señora Green. Ahora mismo, para mí, 'La librería' es como ese vestido de fiesta de tu madre que, de niña, sueñas ponerte. Ése que está muy bien guardado y que, aprovechando que los mayores no te ven, te pruebas a escondidas. Ése que te va enorme. Ése que no se te va de la cabeza mientras creces y que, cuando ya eres adulta, te pones mil veces sin atreverte a salir a la calle con él. Le subirías el bajo. O le quitarías las hombreras. Pero no lo haces porque eso sería profanar el vestido. Y ésa es exactamente la sensación que tengo aún con 'La librería'. Adoro a Florence Green. Adoro su firmeza. Su sentido del humor. Su determinación. Sus contestaciones. Hay algo de heroína cotidiana en esa mujer que decide, aunque se le ponga todo en contra, abrir una librería. Y poner en marcha una biblioteca. Y enfrentarse a la rica del pueblo. Y llenar el escaparate de la polémica 'Lolita'. Y hacer oídos sordos a lo que digan de ella y de su negocio. Y contratar a una niña que todos dicen que no sirve para nada. Y ser ella. Hay mucho de heroína en, sencillamente, ser ella. Y es por todo eso por lo que, aunque le subiría el bajo o le quitaría las hombreras, voy a guardarlo con cariño.
"En 1959, Florence Green pasaba de vez en cuando alguna noche en la que no estaba segura de si había dormido o no. Se debía a la preocupación que tenía sobre si comprar Old House, una pequeña propiedad con su propio cobertizo en primera línea de playa, para abrir la única librería de Hardborough. Probablemente era esa incertidumbre lo que la mantenía despierta".
Título: 'La librería'
Autora: Penelope Fitzgerald
Traductora: Ana Bustelo
Posfacio: Terence Doole
Editorial: Impedimenta
Páginas: 202
Precio: 21€
Procedencia: comprado