"A ver quién anda hoy por la Línea del Horizonte". Es curioso. He llegado a esa última frase de 'El último día de Terranova', de Manuel Rivas, y no tengo la sensación de haber leído un libro. Es como si esas casi 300 páginas que explican la vida y muerte de esa librería no hubieran existido. Porque la sensación que tengo es la de haber estado allí, escondida, entre los estantes, asistiendo a su fin y a esos recuerdos que su propietario, Vicenzo Fontana, ese hombre al que el amor por una mujer despertó su amor por los libros, su interés por conocerlos y a descubrir que los libros nos cuidan, nos enseñan, nos estimulan y nos protegen, va hilando en esos últimos días. Unos últimos días que no son, en realidad, los de la librería. Son los últimos días de todo. De aquello que conocemos. De aquello que amamos. De un lugar que fue nuestro hogar y que sabemos que, cuando crucemos su umbral por última vez, dejándolo a nuestra espalda, dejará de existir porque ya será otra cosa. Una más. No aquello que queríamos, que sentíamos nuestro, que nos refugiaba. De las personas que, a su manera, lo convertían en lo que era y que también ahora y también ellos dejarán de ser, un poquito, quienes eran. Para ellos mismos y para aquellos que los conocían en ese lugar. 'El último día de Terranova' es gris. Y lluvioso. Umbrío. Lleno de charcos. De olas que parecen dispuestas a abrir puertas en los acantilados. Y no consigue una desprenderse de esa sensación fría y húmeda hasta que llega a esa última frase ("A ver quién anda hoy por la Línea del Horizonte") y se da una ducha caliente. O se toma un vino. Sí, a veces un vino es es la mejor ducha caliente. Pero ni siquiera ese vino (o esa ducha) son una protección eterna, porque hay instantes, recuerdos, imágenes del cierre de esa librería que en realidad es el cierre de casi todo, que, de vez en cuando, te asaltan, como balas frías y húmedas, porque todos, en esta época en la que el dinero y la especulación convierten las ciudades en calcos unas de otras (los mismos establecimientos, con la misma decoración, en el mismo orden, en las calles principales, con la panza llena de los comercios de toda la vida que devoraron) todos hemos visto muchas Terranovas desaparecer. Echar el cierre y enterrar, en ese último giro de la cerradura, infinidad de historias. Como las que, adelante y atrás, con esa delicada forma de contar, Rivas hilvana en esta novela. Los libros que se dejaron robar, los prohibidos, las conversaciones de los contrabandistas que los conseguían, los amores fraguados (y rotos) entre las estanterías... "A ver quién anda hoy por la Línea del Horizonte".
"Están ahí los dos, al pie del Faro, en las rocas fronterizas. Ella y él. Los furtivos.
Estoy de pie frente al mar y tengo miedo a girar,e, a darles la espalda, y que todo desaparezca para siempre. También ellos. Que cuando me vuelva, solo encuentre un inmenso vacío partido por la Línea del Horizonte, una línea fósil, sin recuerdos que se muevan en ella como ahora lo hace Garúa en bicicleta con su lote de libros en las alforjas."
Título: 'El último día de Terranova'
Autor: Manuel Rivas
Editorial: alfaguara
Páginas: 280
Precio: 18,90€
Procedencia: comprado