'Como agua para chocolate', la cocina, el amor...
Hay libros que son como un imán. Libros a los que sé que no debo acercarme mucho porque estaré perdida. Libros que hacen que lo deje todo para volver a acurrucarme con ellos durante horas, que se me pegan a la piel y al cerebro y al corazón y al alma y a los ojos y... Libros que se me metieron dentro en el umbral de la adultez, que es cuando los libros aprovechan tu falta de conciencia y se te cuelan hasta el tuétano, y que ahí siguen. Sólo tengo que acercarme y ellos y yo somos como esas gotas de lluvia pegadas al cristal que saben que (sólo hace falta la gravedad y unos minutos) acabarán siendo una sola. Me pasa con 'El amante' y 'El amante de la China del Norte', de mi adoradísima Marguerite Duras; con 'El amor en los tiempos del cólera', de Gabriel García Márquez; ´con 'Cumbres borrascosas', de Emily Brontë; con 'Orgullo y prejuicio', de Jane Austen; con 'Mucho ruido y pocas nueces', de William Shakespeare... Basta acercarme sin querer a alguno de ellos y estoy perdida. Volverán a mis manos. volveré a leerlos. Se me meterán aún más dentro. Lo sé. He caído una y otra vez. Por eso los tengo lejos. En las estanterías más altas, ésas a las que sólo llego utilizando la escalera. O en las que quedan a ras de suelo, ésas a las que sólo te asomas a conciencia, cuando lo necesitas.
Y sí, también me pasa con 'Como agua para chocolate', de Laura Esquivel. Lo guardo, lo escondo, más bien, entre mis decenas de libros de cocina. En una estantería que no distingue entre recetarios, novelas, sociología, historia, viajes... Da igual la forma. Si huelen, si saben, si me hacen volar a la cocina, ése es su sitio. Y ahí está. Él, escondido. Yo, a salvo. Es el mismo ejemplar que compré siendo quinceañera, cuando comencé a componer mi pequeña biblioteca. La misma que me ha acompañado. Por ciudades y en mudanzas. Con sus naufragios, sus pérdidas y sus renuncias. Lo compré en el otoño del 94. Una edición insultantemente barata de una de esas colecciones que llenaban los quioscos en septiembre. Casi un cuarto de siglo y no he dejado de quererlo. Ni una sola de las muchas veces que lo he leído. Ni una sola de las pocas veces que he osado preparar alguna de las doce recetas que narran esta historia. La del amor prohibido entre sus protagonistas, Tita y Pedro. Pero sobre todo la pasión entre Tita y la cocina. Ésa, he aprendido con los años, es la auténtica historia de amor que hay en el libro. Me fascina la cocina. Siempre he pensado que hay algo mágico en ella. Algo que va más allá de preparar un plato. Cocinas con amor y pasión y lujuria para el hombre al que quieres y deseas. Con ilusión cuando tienes a los amigos en casa. Con cariño para la familia. Con tristeza cuando falta alguien. Preocupada si las cosas no van bien. Enfadada cuando acabas de discutir. Esas emociones son un ingrediente más. Incontrolable, a veces. Y eso es lo que ocurre en la cocina de la familia De la Garza, ésa en la que Tita, la hija pequeña, encuentra su consuelo y su vía de expresión. Condenada a permanecer soltera para cuidar de su madre, la dura Mamá Elena, hasta su muerte, sus platos son su forma de expresar sus emociones. Su amor por Pedro, que se casa con su hermana para estar cerca de ella. Su tristeza por esa boda. La pasión que se despierta en ella cuando recibe su primer ramo de rosas. La alegría por tener de nuevo en casa a su hermana Gertrudis, general del ejército revolucionario mexicano... Lo he leído un puñado de veces. Ninguna de ellas ha sido el mismo libro. Yo no era la misma mujer, supongo. Ayer volví a caer. Ponía orden en la estantería de los libros de cocina y, al dar con él, entre 'Afrodita', de Isabel Allende, y 'Ároma árabe', de Salah Jamal, no pude resistirme. Acabamos enredados de nuevo.
"Lo malo de llorar cuando uno pica cebolla no es el simple hecho de llorar, sino que a veces uno empieza, como quien dice, se pica, y ya no puede parar. No sé si a ustedes les ha pasado pero a mí la mera verdad sí. Infinidad de veces. Mamá decía que era porque yo soy igual de sensible a la cebolla que Tita, mi tía abuela".
Título: 'Como agua para chocolate'
Autora: Laura Esquivel
Editorial: Salvat
Páginas: 220
Precio: 195 pesetas
Procedencia: comprado
¡Ay Dorothy!!! Como me gusta lo que nos cuentas y sobre todo como lo cuentas. También leí ese libro hace mucho tiempo, pero yo sí estoy a salvo, porque no suelo releer. Es una mala costumbre, lo sé..., pero con tan poco tiempo, mis ansias por descubrir nuevos autores, nuevos argumentos, me puede, me supera.
ResponderEliminarPero pensándolo bien, tú tampoco estás a salvo, por mucho que escondas los libros. Porque tu mente, tu cerebro sabe que están ahí, conocen el lugar exacto al que irremediablemente volverás algún día, en algún momento.
Pero ese es un peligro deseable, que al final terminas agradeciendo
Me ha encantado recordar un poco el argumento de esta fantástica novela
Besos
Marian, yo cada vez releo más. Sobre todo en momentos en los que siento que todo se tambalea y me cuesta concentrarme en la lectura. Releer me calma, me templa, ayuda a que el tiempo pase. Además, nunca lees el mismo libro. Él sigue siendo el mismo, pero tú no, tú cambias, así que la lectura es siempre diferente. Cada vez me parece más interesante releer.
EliminarBesines.
Yo también empecé a despertar con este libro y fíjate que a mí la cocina me odia con la misma intensidad que yo a ella. Pero la pasión y la sensualidad me obnubilaban. Tardé mucho tiempo en decir que ese libro me había gustado y que me había generado expectativas peligrosas.
ResponderEliminarYo solo lo he leído dos veces.
Uno al que sí recurro de vez en cuando es a Nada de Carmen Laforet. Y ahora tengo ganas de leerlo otra vez por tu culpa.
Besos Dorothy Luna.
Jaja, pues fíjate que varias veces, cuando tengo el libro en la mano en la biblioteca (el de Laforet) he pensado que estaría genial releerlo, porque es un libro muy especial, un libro muy bueno.
EliminarNo se si alfinal lo haré algún día, lo que sí se es que leeré tu reseña. O quizás ¿ya está por aquí? Voy a ver...
No, no lo he llevado nunca a la cantina...no sé por qué.
EliminarPues 'Nada', de Carmen Laforet, es uno de esos libros que tengo en casa desde hace años y que nunca acaba de ponerme ojitos. A mí 'Como agua para chocolate' me gustó desde el primer momento, y eso que era adolescente, pero ya sentía debilidad por la cocina y por la sensualidad. Entiendo que pueda dar pudor decir claramente que esta novela te gusta. He vuelto a ella muchas veces. Cada vez entiendo menos a Pedro. Lo que antes me parecía una bonita historia de amor ahora me parece una cobardía. Pedro debería haber raptado a Tita. Y punto. Ya me contarás si vuelves a leerlo.
EliminarBesos.
Qué bonita historia aunque yo solo recuerdo la película más que el libro. Besos
ResponderEliminarMarisa, da igual. En este caso libro y película son calcados, así que no importa. Creo que es de las adaptaciones más fieles que he visto nunca.
EliminarUn besote.
Lo leí hace bastante, cuando acababa de volver de mis dos años en México. Naturalmente, me gustó, porque hablaba de cosas que yo -con variaciones, claro-, había vivido (lo que cuenta no es nada excepcional, son cosas que están pasando en México todos los días) y de una cocina que me sonaba cercana. No sé qué me parecería ahora si volviera a leerla. Leí otro libro suyo, no me acuerdo del título, sobre la Malinche y no me gustó.
ResponderEliminarBesotes
Sorokin, no se me ocurre mejor momento para leerlo que después de una temporada en ese país. Sinceramente, te envidio por esa lectura tuya conociendo los sabores y las situaciones y los personajes. Yo creo que tengo por casa un libro suyo, ilustrado, como un cuento. Quizás debería recuperarlo...
EliminarAbrazos.
Lo tengo eternamente pendiente, porque además lo tengo por las estanterías de casa. A ver si me apresuro y más con tu reseña, porque al igual que ha dicho Marian, me ha gustado mucho lo que has contado (no, no sabía ni de qué iba la novela apenas, simplemente me la recomendaron) y cómo lo has contado :)
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Letraherido, siempre he creído que son los libros los que escogen cuándo los leemos y no al revés. Si tienes que leerla, en algún momento te saltará de la estantería a los brazos. Muchas gracias.
EliminarAbrazos.
Tengo muy buen recuerdo de este libro, y de la película. Y de la colección de Grandes escritoras de Salvat.
ResponderEliminarQué bonito lo has contado :)
Un abrazo
Ana, creo que esa colección fue importante para muchas lectoras muy jóvenes en aquel momento porque nos descubrió a autoras imprescindibles que escribían desde las entrañas.
EliminarMuchas gracias.
Abrazos.