
¿De dónde vienen los besos? ¿Lo sabéis? ¿No? Yo aún tampoco, pero me he divertido mucho intentando descubrirlo con 'Besos que fueron y no fueron', un libro delicioso, enorme, precioso, colorido, divertido, tierno y apasionado de Roger Olmos y David Aceituno. Teorías y tipos de besos hay muchos. Hay quien dice que los cocina Madame Bechamel, con su delantal de corazones, usando besos crudos sinceros y de temporada que prepara a fuego lento, como todo buen beso debe prepararse. Hay besos escondidos, como los de Peter Pan y Wendy, que tiene la comisura llena de los besos que algún día dará; en algún lugar, en alguna calle, hay una máquina expendedora de besos para quien no tenga quien se los dé, que es lo que le gustaría al Hada Malvada. Hubo un beso que duró años y que resistió a la lluvia, las décadas, que enfrió los cafés y vio cambiar las modas y un vertedero pestilente y pegajoso al que van los besos que no se dieron. Por si no lo sabíais, hay, ni más ni menos, que 618.239 maneras de pedir un beso y de todas ellas los susurros con la luz apagada son la más común, hay un gigantesco árbol genealógico de los besos, hay besos con poderes (ruborizar, hacer sonreír, detener el tiempo...), y besos, como los de las sirenas, que saben a sal. Hay besos tímidos, que se esconden en el cine y en los ascensores, besos escritos, besos que nadie ha visto nunca darse a los cocodrilos, besos en canciones, besos esperados durante años, besos que hacen que los piratas más temibles se corten la barba, últimos besos que se quedan prendidos en los dedos y en el 'te quiero' que nunca llegó a pronunciarse, besos secretos que estaban predestinados a darse... Y todos ellos (y algunos más) aparecen en las jugosas páginas de este libro en el que, además, los catedráticos de Teoría del Beso debaten sobre si existe el beso perfecto (algunos creen que es como el monstruo del Lago Ness: "que se hable de él no implica que exista"), dan una lista de cosas que hacen que los besos huyan y un manual de instrucciones para distinguir los besos verdaderos de los falsos. Si queréis saber cómo besáis sólo tenéis que hacer el test final. Si os gustan las fresas, suena rock and roll en vuestra cabeza cuando andáis enredados en otros labios, sois capaces de besar con una mirada y lleváis siempre un beso en la manga, no tenéis de qué preocuparos. Sois buenos besando.
Y, como hace un par de años descubrí que los besos que no se dan son besos perdidos y huérfanos que se quedan sin dueño y se enquistan en la memoria, os dejo un beso. Para todos. Para cada uno de vosotros.
"... Hay besos en la estantería del alquimista
que fabrica besos, en algunas de sus pócimas secretas,
y en algunos libros hay también
durmiendo entre páginas encerradas.
Los besos se esconden dentro y fuera:
en la vuelta de la esquina: el viento se parece, por ejemplo
a un beso en la mejilla,
y la luz del sol, cuando es muy fuerte,
es también un beso en los ojos que guiñamos.
Hay besos escondidos en fotografías enmarcadas,
besos que se ocultan en prendas de ropa
incluso después de lavadas.
Y, cómo no, hay también besos que se olvidan,
a los que se les borra el nombre y el rostro
o se les confunde: besos un poco menos
verdaderos, pero besos al fin y al cabo.
Hay besos en cajas y cajones, en archivos,
y en páginas de libros hay también besos escondidos,
esperando a que alguien los descubra y les dé vida."
Título: 'Besos que fueron y no fueron'
Autores: Roger Olmos y David Aceituno
Editorial: Círculo de Lectores
Páginas: 96
Precio: 14,95€