|
Pernera derecha de los pantalones de Phlegm. / Marta Torres |
Los pantalones de Phlegm acumulan los restos de decenas de murales. Miles de horas pintando al aire libre. «La pintura de tres años», comenta el artista mirando el cuadro abstracto de la pernera derecha de su pantalón. Phlegm tiene un nombre, que no quiere hacer público, y una edad, que prefiere guardarse para él (aunque parece rondar la treintena), igual que su rostro, que insiste en esconder de la cámara. «Todo está en mis dibujos», justifica este británico (de Sheffield, al norte de Inglaterra, confesar eso no le supone ningún problema) de grandes ojos verdes y larguísimas rastas antes de subirse a la grúa para pintar un mural dentro del Bloop Festival que se celebra en Sant Antoni (Ibiza).
|
Cuaderno del grafitero. / Marta Torres |
En una mochila que tampoco ha escapado a los goterones de pintura guarda la libreta en la que ha dibujado ya la obra que decorará la pared de un edificio frente a la estatua de Es Verro. La saca con mimo. Negra, de papel de alto gramaje, hojas ligeramente tostadas llenas ya de bosquejos a lápiz y trazos en tinta. Duda antes de mostrar lo que ha preparado para esa pared de 16 metros de alto. Duda mucho. Se rinde. Abre la libreta. Una vez más, prefiere que hable su obra a hablar él. En cinco días la pared será una metáfora del control, el lema escogido este año para el festival, representada por un robot. Y hasta aquí quiere adelantar, aunque ya tiene definido hasta el más pequeño trazo.
Phlegm usa muy poco las palabras. Prefiere estar subido a la grúa, con su pintura y sus esprays (50 kilos y 90 botes han preparado, detalla el organizador del Bloop Festival, Matteo Amadio) dando vida a un mundo en blanco y negro que lleva años creando y que nunca le abandona. Igual que su cuaderno. «No puedo estar muy lejos de él», confiesa. Gasta decenas cada año. A pesar de eso, hace mucho tiempo que no ha comprado ninguno. «Es lo que me regalan para Navidad», justifica. Necesita vivir atado a la libreta porque él vive atado a sus dibujos.
|
El artista, en la grúa empezando a pintar. / Marta Torres |
Gigantes amables, robots con sentimientos, fósiles con sorpresa, casas destartaladas con vida propia, humanos que parecen reptiles... Dibujos que recuerdan a las ilustraciones del siglo XVIII. Un punto tétricos e ingenuos al mismo tiempo. En los que un ejemplar del extinto dodo parecería menos fuera de lugar que un pavo real. Cuando se le pregunta si su obra es la de un niño triste encerrado en un caserón Phlegm sonríe: «Aún soy un niño. Es muy posible que sea así». «Me gusta la tristeza. Si el trabajo es siempre feliz, si es alegre todo el tiempo, no es verdad, no es real», esboza en una de las frases más largas que salen de la boca de esre artista cuyas obras llenan rincones en calles de todo el mundo (Croacia, Canadá, Noruega, Sri Lanka, Reino Unido, Italia, España, Eslovaquia, Estados Unidos...).
|
Detalle de un mural en Montreal. / Phlegm |
Intenta que sus dibujos de calle, los que pueden ver los niños, no sean muy oscuros. «A mí, de pequeño, las ilustraciones que me llamaban la atención eran las más tétricas y ahora los niños están acostumbrados a juegos en los que vuelan cabezas», indica. Así que, a pesar de eso, en sus murales no faltan figuras y elementos inquietantes: calaveras, esqueletos, cocodrilos a los que les arrancan los dientes, ojos que todo lo ven...
|
Con guantes de esquí pintó este mural en Oslo. / Phlegm |
Phlegm, que ya participó el año pasado en el festival, prueba la grúa que usará para pintar el mural de Sant Antoni. Ya ha hecho algunos trazos, pero el calor (34 grados) le disuade de continuar hasta que el sol caiga un poco. La sombrilla de colores que han colocado en la máquina no alivia demasiado. A los cinco minutos el artista está chorreando. Pintará durante la puesta de sol. Y de noche. «Seguramente durante cinco días. Quizás seis», detalla. Prefiere el frío al calor para trabajar al aire libre. Incluso con temperaturas extremas, como en Oslo, donde tuvo que usar guantes de esquí para trabajar, pinta mejor que sudando la gota gorda. Aunque en ocasiones ha sido imposible burlar los 40 grados. Como en Sri Lanka. «No era un buen lugar para quedarme de noche pintando», asegura.
|
Un poco de color en Sri Lanka. / Phlegm |
Descubrir que un mural suyo ha desaparecido no le preocupa ni le molesta ni le quita el sueño. «Ha pasado varias veces. Han pintado encima. Está bien, es una capa más», comenta. Tampoco le angustia la posibilidad de que confundan sus obras callejeras con un grafiti sin ningún valor. «No firmo nunca mis trabajos. No me importa que la gente sepa que lo he hecho yo. Lo que me interesa es que lo vean, que vean algo bonito cuando van al trabajo, el arte gratuito, que no está a la venta ni hay que ir a buscar en galerías», consigue esbozar pese a sus reticencias a hablar sobre lo que hace.
Lo único que firma, con un sello en relieve, son los libros de ilustraciones que autoedita y a los que dedica todo su tiempo y energía. La obra mural, que nació como un reto para él, es casi un descanso, tomar aire fresco sin abandonar ese mundo que bulle en su cabeza y sus cuadernos y en el que, confiesa, pasa mucho más tiempo que en el mundo real, en el que parece moverse con mucha menos comodidad.
|
Unos de sus gigantes amables, en Londres. / Phlegm |
Sus personajes, para él, están vivos. Cambian. Evolucionan. La primera vez que los pinta nunca están completos. Falta algo. Sobra algo. Siempre está pensando en ellos. «No dejo de dar vueltas a eso en mi cabeza en ningún momento», afirma el artista, que pone cara de sorpresa cuando se menciona la palabra ‘trabajo’ para referirse a lo que hace. «No es un trabajo, es mi vida, no es lo que hago, es lo que soy», justifica. La respuesta es obvia si se le pregunta por las vacaciones: «¿Podrías tomarte vacaciones de ti mismo?». En definitiva, que su concepto de descanso es «pintar muros más pequeños». Sí, el artista sin nombre ni cara ni edad sonríe y hasta bromea cuando se suelta un poquito. Solo un poquito.
|
Parte de una obra en una pared de Nueva York. / Phlegm |
Varios turistas pasan frente al solar en el que se ha instalado la grúa. Señalan hacia arriba. Dos niños del edificio sobre el que pintará miran curiosos a través de los barrotes del balcón. Phlegm permanece ajeno a todo eso. Como el niño que era hace algunas décadas, ignora la clase y sólo piensa en su mundo de mecanismos antiguos y personajes en blanco y negro al que ya ha empezado a dar vida.
|
Obra en Ibiza ya acabada. / Phlegm |
Vaya con Phlegm... ¡qué pasada!
ResponderEliminarGracias por traerlo, y dárnoslo a conocer.
Un besito
Saramaga, su trabajo es una pasada, de verdad.
EliminarUn besín
Jo.. ¡¡qué bonito!! Yo es que admiro muchísimo a las personas que tienen habilidad para esto. Soy una negada absoluta para todo lo artístico. Por cierto, veo que estás leyendo Una pasión vintage, ya me dirás. La leí hace un par de veranos. Besitos
ResponderEliminarMarisa, a mí me pasa igual porque yo soy de las de 'un tres y un cuatro y aquí tienes tu retrato'...
EliminarYa lo he acabado, me ha gustado mucho, sé que no es un gran libro, pero era lo que necesitaba en ese momento, así que me ha venido genial.
Besines
¡Que entrada tan interesante! ^^
ResponderEliminarGracias por dárnoslo a conocer :3
Besos, Cassia.
Cassia, es muy interesante el trabajo y el artista.
EliminarBesotes
Excelente reportaje, mi querida Dorothy, me ha encantado, qué suerte que tengan un mural de este estupendo artista, qué gran descubrimiento.
ResponderEliminarAbrazos
Claudia, tenemos un par. El año pasado se hizo otro en otra pared, pero no me gusta tanto como éste, que me parece fabuloso, con todos los detalles. Una pasada. Gracias. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn abrazo
Me fascinan los murales gigantes. Creo que las paredes de los edificios son un lugar increíble para pintar y la verdad, me gustaría que se pintaran más, siempre se sale ganando. Hace falta mucho talento. Al que se requiere para pintar cualquier cosa, se añade el sentido del espacio, de la perspectiva y del conjunto en una dimensión tan grande.
ResponderEliminarMe han fascinado esos gigantes y esos robots enormes. Una invitación a soñar por parte de un artista tan grande como su obra.
Un beso.
M., la verdad es que cuando fui a hablar con Phlegm después de haber visto su trabajo pensé en ti y en ese mural enorme y rojo de Barcelona, el del globo, que publicaste una vez en tu blog. Me admira la gente que sabe dibujar, pero aún más que lo sepan hacer a esos tamaños, manteniendo las dimensiones. Me parece magia.
EliminarUn beso
Oh! No sabía nada de Phlegm, y mira que me gustan los graffitis... Me llama la atención su personalidad, me ha recordado muchísimo a alguien que conozco que además también tiene una habilidad innata para el dibujo.
ResponderEliminarBesos!
Ana, yo tampoco sabía nada hasta que tuve que entrevistarle. Lo de la personalidad llama la atención y es raro, sobre todo para mi trabajo, pero bueno... A ver qué día nos presentas a ese alguien.
EliminarBesines
Los dibujos, graffitis, ilustraciones, todo lo que nos dejas en fotos me ha encantado, qué talentazo! pero además qué actitud, será que últimamente encuentro más ese tipo de "rareza" en que una persona habilidosa no busca nada más allá que disfrutar de lo que hace y poder seguir haciéndolo, sin medallas o centro de foto. Gracias por presentárnoslo en este post, por cierto el robot definitivo es una pasada. Un beso!
ResponderEliminarMarilú, yo me quedé alucinada con su trabajo, con los personajes que crea y el estilo y lo que inspira, ese aire antiguo... Esa rareza es admirable, pero también creo que llevada a tal extremo (fue difícil hablar con él) hace que su obra tenga menos difusión de la que merece. El robot en increíble y tiene unos detalles...
EliminarUn besazo
Qué pasada!! Parece el tipo de artista que no podría vivir haciendo otra cosa.
ResponderEliminarGenial el reportaje.
Besotes
norah, lo es y, por suerte, puede vivir haciendo esto en todo el mundo.
EliminarMuchas gracias
Un besote
Menudo "personaje real" que nos describes hoy. Es del tipo de gente que parece salida de una novela, del tipo de gente que te inspira. Gracias por presentárnoslo.
ResponderEliminarUn beso.
Caminante, lo de personaje le va que ni pintado, nunca mejor dicho. Es un personaje extraño y es una pena porque creo que se habría soltado mucho más conmigo si una persona de la organización del festival no hubiera estado metiéndose en la conversación cada ratito, pero bueno.
EliminarBesos
Madre mía Dorothy, como me guata a mi estas cosas, son puro arte y lo mejor a la vista de todos, me encantaría vivir en un lugar donde pudiera ver desde una de mis ventanas obras como estas. Que gozada seria.
ResponderEliminarBesos y gracias por compartir estas cosas tan bonitas :)
Nieves, a mí también me gusta, sobre todo cuando encuentras a un artista de verdad que se dedica a estom porque también hay muchos murales que no valen nada.
EliminarUn besazo
¡De nada!
Llevo toda mi vida envidiando a los artistas. Esa capacidad de crear y de sorprender que hace que nos quedemos con la boca abierta ante obras que han necesitado esa cabeza y no otra para llenarnos de reconocimiento y de belleza mientras las contemplamos.
ResponderEliminarMe ha encantado que nos presentaras a otro de esos genios.
Un saludo.
Mariuca, pues te pasa como a mí, que no sabes cómo les envidio porque yo no sé hacer nada, ni crear ni sorprender, y no sabes cómo me gustaría. Por suerte, puedo conocer a muchos artistas por mi trabajo.
EliminarUn abrazo
No lo conocía, pero vaya don tiene, qué arte, y nunca mejor dicho...Un besote!
ResponderEliminarMeg, es una pasada. También hace libros, con sus dibujos, libros de autor, ediciones muy limitadas, con sus dibujos y con su firma grabada en las páginas. Son increíbles.
EliminarUn besazo
¡Qué arte! Me ha encantado tu entrada de hoy. Me has descubierto a este genial artista.
ResponderEliminarBesotes!!
Margari, tiene un blog en el que va colgando todas sus obras. Es fantástico.
EliminarUn besazo
Me encantó. Llevo dibujando toda la vida y siempre me gusta acercarme y conocer talentos y formas de expresarlos.
ResponderEliminarUna entrada magnífica
Besos
Mientrasleo, qué suerte saber dibujar... Saber dibujar y saber componer música son dos cosas que envidio profundamente.
EliminarGracias
Besines
Fascinante la obra y fascinante e inquietante el mundo que proyecta.
ResponderEliminarSaludos!
Interrobang, realmente inquietante, pero supongo que por eso, a mí, me atrajo tanto.
EliminarSaludos