Una médula para Esperanza
Vicent Marí /Diario de Ibiza |
MARTA TORRES | DIARIO DE IBIZA El de Esperanza Ribas, ibicenca de 48 años -«en la mente tengo 18, pero ahora el cuerpo me dice que tengo 58»-, es un grito de auxilio: «Te necesito. Hazte donante de médula. Puedes salvarme la vida». Diez palabras impresas en un póster, sobre una fotografía suya, que presiden la puerta de bares y establecimientos de Sant Antoni y Cala de Bou, su barrio, y que dentro de poco estarán por toda la isla. Esperanza tiene leucemia aguda y, en estos momentos, su vida depende únicamente de un trasplante de médula. «No hay más opciones», comenta, haciendo un esfuerzo por contener una lágrima.
El calvario de esta mujer, vital, optimista y sonriente a pesar de todo, comenzó en marzo de 2010, una fecha grabada a fuego en su mente. Recepcionista en un hotel, acabó la temporada de 2009 especialmente agotada, confiando en que el descanso del invierno le devolvería las fuerzas. Pero los meses pasaban y seguía cada vez más cansada. «Fui al médico porque estaba a punto de volver a trabajar y aún me notaba débil», explica. Esperanza pensaba que le dirían que tenía anemia y le recetarían hierro y unas vitaminas. Pero no. El médico la envió de urgencia a Mallorca, al entonces hospital de referencia, Son Dureta. «Me dijeron que estaba al límite», recuerda.
Allí, en una habitación para inmunodeprimidos, lejos de su casa y de su familia, pasó muchos de los ocho meses, de abril a noviembre, que tuvo que estar en Palma. Hasta dos meses y 20 días llegó a estar de un tirón en aquella «cárcel» de la que, en vista de su estado anímico y a pesar de que no alcanzaba los mínimos de defensas para salir, la dejaron escapar unos días. Un descanso, no exento de riesgos, que los médicos confiaban que le sirviera para recuperar fuerzas. «Salir de allí fue como volver a la vida. Hueles el aire, escuchas los pájaros. Es difícil de explicar», recuerda. Soportó tres ciclos de quimioterapia y se sometió a un autotrasplante que costó un poco que surtiera efecto. Pasó tres meses «casi bien» antes de que la leucemia volviera en marzo de 2012. «Marzo otra vez», susurra.
Temió tener que volver a pasar otra larga temporada encerrada en una habitación como aquella. Con la única compañía de libros, música, televisión e internet. Una ventana para ver un trocito de mundo y un familiar con mascarilla. No fue necesario. Los médicos sustituyeron esa habitación por un tratamiento relativamente nuevo: Vidaza. Siete días de inyecciones intramusculares seguidas de tres semanas de descanso, otros siete días de inyecciones, otras tres semanas de descanso y así repetidamente hasta que el trasplante alogénico (esto es, de otra persona) se reveló como su única opción.
Las expectativas eran, en principio, buenas. «Tengo cinco hermanos, así que dijeron que sería fácil», recuerda. Las esperanzas se esfumaron rápido. Ninguno de ellos era compatible. Ahora ha dejado el Vidaza, le han hecho transfusiones de sangre y plaquetas un par de veces y espera encontrar a alguien compatible que pueda salvarle la vida. «El hematólogo, José Balanzat, dice que encontrar un donante fuera de la familia no es fácil, que es como encontrar una aguja en un pajar, pero confío en encontrarla», afirma decidida con una sonrisa.Salir a la calle a buscar esa aguja fue una decisión fácil. Sin las inyecciones de Vidaza, Esperanza se sentía con fuerzas y tenía la necesidad de no quedarse aguardando con los brazos cruzados. «No soy de estarme quieta», apunta. Justo en ese momento se le acerca Paco, un amigo del barrio. Le pregunta qué tiene que hacer para ser donante. Confiesa que nunca antes había pensado en todas esas personas cuya vida depende de un trasplante de médula. «Iré», promete. «Gracias», responde, sincera, Esperanza. «Cuantas más personas se hagan los análisis y sean donantes, más posibilidades hay para todos nosotros. No se trata solo de mí, sino de todos los que están y estarán en mi situación», reflexiona mirando el cartel, colgado frente a ella, en la puerta del bar en el que se toma un té con leche. «Si hiciera ahora el cartel, lo cambiaría. No pondría ´puedes salvarme la vida´. Escribiría ´puedes salvar una vida´», reflexiona encogiéndose de hombros. Esperanza insiste en que, ahora mismo, para ser donante de médula sólo hay que hacerse unos análisis de sangre. "No es como antes, que era más complicado", apunta antes de recordar que, incluso, el trasplante, en la actualidad, no tiene nada que ver con cómo se hacían hace unos años. Nada de operaciones dolorosas.
Los carteles no son su única acción. Ha pedido al Ayuntamiento de Sant Antoni que le deje instalar una mesa informativa en el Passeig de ses Fonts y también a los responsables en Ibiza de la Fundación Banco de Sangre y Tejidos de Balears que, cuando la gente vaya a donar sangre, les pregunten si también quieren hacerse la prueba para la donación de órganos. «Nos han dicho que lo harán, que es algo lógico», apunta.
Esta campaña que ha iniciado para salvar su vida la mantiene despierta y animada en unos momentos en que sus defensas están bajas y la obligan a pasar mucho tiempo en casa. Leer, escribir poesía y su afición a la cerámica, además de su familia y amigos, la mantienen cuerda. «Es lo que más me ha costado. Yo era una persona que estaba siempre en la calle haciendo mil cosas», recuerda. En casa el apoyo es total. Sus hermanos fueron sus grandes cómplices cuando les comentó la idea de salir a buscar esa médula que necesita. Incluso su hijo, Dani, de 16 años, que el primer día que vio a su madre en los carteles sintió un poco de vergüenza, se ha implicado en la campaña y explica a todo el que se lo pregunta qué puede hacer para ayudarla, que no tiene más opción que la de esperar a que aparezca un donante compatible. No sabe el tiempo que tiene. Los médicos no se lo han dicho. Solo sabe que, excepto en algunos momentos malos en los que se viene abajo, es optimista. Tiene esperanza.
Soy donante de médula ósea, por temas personales estoy muy sensibilizada con la leucemia y animo a todo el mundo a que se haga donante, es un paso muy sencillo, con una simple extracción de sangre basta. Como donante nada me gustaría más que un día me llamaran para poder ayudar a alguien. Esperanza encontrará su donante, no me cabe ninguna duda, y desde aquí le mando todo mi apoyo, y a ti Dorothy, te doy las gracias por ser una persona tan íntegra y tan comprometida. Feliz domingo.
ResponderEliminarRebeca, sería tan sencillo que, cuando la gente va a donar sangre le preguntaran si también quiere hacerse el análisis para la médula... Creo que tienen que mejorar en eso los bancos de sangre. A mí también me gustaría que me llamaran. Ánimos. Espero de verdad que la encuentre.
EliminarUn abrazo
Historias como ésta te hacen ver lo ridículas que son a veces nuestras preocupaciones y problemass. Confío en que todo salga bien. Besos a las dos.
ResponderEliminarMarisa, es verdad que te hacen ver lo ridículas que son tus preocupaciones, pero son las tuyas, es tu vida, y es normal que te preocupen. No tenemos que machacarnos con ello.
EliminarUn besote
Madre mía, vaya historia! Como dice Marisa, invita a la reflexión y a sopesar lo ridículos que son muchos de nuestros problemas en comparación con estos problemas. Espero que el donante que necesite Esperanza no tarde en aparecer y que gracias a esta campaña surjan más donantes que ayuden a otras personas con el mismo problema. 1beso!
ResponderEliminarTizire, espero que salgan muchos donantes, no sólo por ella, sino por todas las personas que están en su situación. Como le digo a ella, es normal que nuestras cosas, por ridículas que sean, nos preocupen.
EliminarUn besazo
Soy donante de sangre, me has hecho pensar... Una vez estuve para donar médula para una chica que era amiga de amigos, pero hubo tantos voluntarios que no hizo falta.
ResponderEliminarNo nos damos cuenta que tenemos en nuestras manos el alivio, la mejoría o incluso la curación de otras personas, Dorothy...
Me voy pensando el esto que nos planteas hoy.
Un beso!!
Nieves, no se trata de ayudar a una persona en concreto, sino a todo el que lo necesite. Cuando te haces las pruebas para alguien concreto, tus datos van a la central y, si alguien es compatible, te llaman. Se puede salvar una vida. Es complicado, pero se puede. Si todos nos hiciéramos las pruebas, seguro que más gente se salvaría. Me alegro de que te quedes pensando.
EliminarUn besote
Te comprendo muy bien cuando hablas de la impotencia y la sensación de que uno no hace lo suficiente, de tener que ser fuerte y controlar tus propias emociones. Pero en esta historia también hay algo menos malo, es la esperanza. Yo creo que la gente en general no sabe muy bien qué es donar médula ósea así que está muy bien que además de conseguir su donante esté también en esa labor de información. Ánimo a las dos.
ResponderEliminarBesines
Norah, es que, por más que hiciéramos, nunca sería suficiente. Las emociones no se controlan tan fácil, te aseguro que al acabar me quedé media hora sentada en el coche, llorando sobre el volante. El problema es que hace unos años donar médula era un proceso doloroso, pero ahora no. Las pruebas son un análisis de sangre y la donación, en el 99 por ciento de los casos, tampoco ya.
EliminarBesos
Sin duda, si soy yo viendo el telediario y a vaces se me quita el hambre, me imagino tú en el día a día. Yo también tengo la sensación frecuente de que lo que hago es muy poco :-( Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMeg, se pone una barrera, pero cuando sales por la puerta y guardas la libreta y el boli en el bolso las barreras caen. Por suerte, hay cosas en el día a día que consiguen todo lo contrario, que te cargan de energía. En esto, hacer algo cuesta muy poquito, ir al banco de sangre más cercano y hacerse unos análisis.
Eliminarun abrazote
Publicando ese artículo, escrito con tanto respeto y rigor, la estás ayudando, y además concienciando a todo el mundo para que se haga donante de médula. Tu trabajo sí que merece la pena, a pesar de los pesares.
ResponderEliminarMolts petons, Dorothy!
Dona, gracias, espero que sirva de algo, la verdad.
EliminarPetonets, guapa
Con este artículo ya estás aportando, dando visibilidad a Esperanza y muchas personas que como ella dependen de la donación. Es importante que la gente sepa que en este caso para ser donante la prueba es muy sencilla y nada dolorosa, a veces hay gente que donaría pero la ignorancia y el miedo se lo impiden.
ResponderEliminarGracias por traerlo hasta aquí.
Besitos
Ely, es que la información de cómo se hacía antes ha hecho muchísimo daño y da mucho miedo. Pero ya no es así. A ver si la gente se anima...
EliminarUn besazo
Gracias por leerlo.
A veces la vida, quizá por medio de una periodista de fuste, nos pone ante situaciones que empequeñecen eso que nosotros llamamos problemas.
ResponderEliminarY nos sorprende la vitalidad de quien desde el vivir con plazo de caducidad nos muestra vitalidad, entusiasmo.
Ojala la campaña tenga exito y esta historia tenga un final feliz.
Guille, nuestros problemas, por el simple hecho de ser nuestros, no son pequeños. Lo que tengo claro es que, por mal que te vayan las cosas, sigues siendo tú y reaccionando como lo harías en cualquier otra situación. Con los años también he aprendido cómo la gente, en los peores momentos, se aferra a la vida y a la esperanza, algo que, a priori, te parece imposible. Eso siempre me impresiona, y me duele muchísimo porque no sabes si todo acabará bien. Yo también espero que haya un final feliz.
Eliminary gracias por el piropo.
¡Qué gran trabajo! El artículo es estupendo. Estoy segura de que con tus palabras has removido muchas conciencias. Espero que tenga muchísima suerte, ella y todos los que se ven en una situación semejante.
ResponderEliminarGracias por compartirlo
Besos
Isabel, gracias. Yo también espero que la gente decida hacerse esos análisis porque pueden ser la esperanza, la posibilidad de vivir, de alguien.
EliminarUn besote
Yo me hice donante de órganos hace unos años..., y miré hace un año y medio para hacerme donante de médula, pero no sé si cambia el sistema según la comunidad autónoma pero aquí me complicaban un poco la cosa.
ResponderEliminarDe todos modos, estoy totalmente a favor de la donación, porque por 30 min de nuestra vida o incluso menos, podemos ayudar a personas que realmente lo necesitan.
Espero que Esperanza encuentre a su donante, y que esto sirva para que otros muchos se animes a hacerse donante.
Besitos ^^
MAV, no sé cómo funciona en otros sitios. Aquí sólo tienes que acercarte a las oficinas del Banco de Sangre, te hacen el análisis y entras en el registro. Muy muy sencillo, me parece estúpido complicar eso. Yo también la espero.
EliminarBesines
Cuando llegan historias así casi todos los problemas a los que nos enfrentamos se antojan ridículos. Es admirable la actitud de Esperanza. En una situación así, creo que yo me habría hundido totalmente. Sólo por ese tesón de seguir luchando y sobreponerse, merece la mayor de las suertes en esa búsqueda.
ResponderEliminarOjalá aparezca ese donante para Esperanza. Y ojalá llegue ese día en el que puedas sentir que tanta cuesta arriba puede merecer a veces la pena.
Un besín
Rober, es verdad que nos parecen ridículos, pero son nuestras ridiculeces, las que nos facilitan o complican el día a día. Es normal que nos preocupen. La experiencia y los casos que he tenido cerca me dicen que nadie se rinde, que la gente se aferra a la vida de una manera sorprendente, aunque te parece mentira. Yo también espero que encuentre a ese donante.
EliminarBesines
Uf, qué historia! Espero que el donante que necesita no tarde en aparecer. Y que como ella, tantos otros como hay que no conocemos. Cuando nos enfrentamos a problemas como estos, es cuando realmente empezamos a valorar la vida y a quitar importancia a lo que no lo tiene. Comprendo tu impotencia, porque me siento igual. Ante enfermedades como éstas o parecidas. No sé sabe cómo ayudar, qué hacer más...
ResponderEliminarBesotes!!!
Margari, es que no se puede hacer mucho más. En este caso, hacerse donante de médula, por si sirve, pero en otros lo único que puedes hacer es acompañar a la persona, que no se sienta sola si no quiere estarlo.
EliminarUn besazo
Hay mucho dolor en el mundo. Los que estamos razonablemente bien no sabemos la enorme suerte que tenemos. Esperanza (hope, espoir, nadjezda) merece que su nombre se materialice en hechos y encuentre pronto un donante.
ResponderEliminarUn beso. Para ella tambien
Sorokin, sabemos la suerte que tenemos, pero no queremos verla. Yo también espero que encuentre un donante.
EliminarBesotes
Me ha llamado la atención el detalle del cambio de cartel, cómo del singular se pasa el plural con tan sólo tener próximas ciertas vivencias. Entiendo tu impotencia, pero has de pensar que lo que haces, si bien a ti te parece insuficiente, es mucho,le das a Esperanza lo que necesita, que se sepa que es fácil, que puede hacerse sin comprometer tu propia salud, y que está en nuestras manos.
ResponderEliminar¡Ojalá llegue a muchos, a uno compatible con ella y otro con cada uno de los que lo necesiten!
Reve, supongo que el cambio de cartel es algo en lo que pensó cuando la gente empezó a preguntarle si era sólo para ella o no. La gente lo pregunta mucho. Dicen 'por ti lo hago, pero por otros no'. Ojalá hubiera un donante para cada enfermo.
EliminarUn abrazo
Soy donante de órganos. Pensanba que lo de la médula ósea era más fácil entre los familiares., por eso me ha sorprendido tanto que encontrar a una persona compatible fuera de la familia sea como encontrar una aguja en un pajar.
ResponderEliminarIcíar, se supone que entre familiares es más fácil, pero no siempre. Es raro que con cinco hermanos ninguno sea compatile. Es mala suerte, la verdad. Por eso lo demás es más complicado.
EliminarUn abrazo
Yo también soy donante de sangre, y preguntaré la proxima vez para hacerme donante de medula.
ResponderEliminarBesos
Pakiko, si funciona como aquí, ese mismo día te hacen los análisis y ya está, entras en el registro.
EliminarBesines
Qué historia tan dura y cruel!
ResponderEliminarAbrazo!
Zamarat, una historia dura y cruel como hay muchas en todo el mundo.
EliminarUn abrazo
Doné sangre una vez y es reconfortante pensar lo útil que puede llegar a ser un gesto tan sencillo. Aunque he de admitir que hace mucho que no he vuelto a hacerlo, tal vez por el "un poco de repelús" que da tener una aguja clavada...
ResponderEliminarYo también pensaba que era más fácil encontrar donante, tenía entendido que había una especie de base de datos. Mis mejores deseos para Esperanza, espero que acabe encontrando la médula que necesita.
Besitos!
Caminante, yo era donante de sangre en la universidad, era muy fácil, porque el bus venía a la puerta de la facultad. Ahora hace tiempo que no lo hago porque los horarios no me van bien. Lo de las agujas no me preocupa, soy de las que miran cuando me hacen un análisis. Hay una base de datos con doce millones de donantes, pero no es suficiente, es muy complicado.
EliminarBesines
Pero es un trabajo muy bonito porque se reparte esperanza y sonrisas, aunque lamentablemente la esperanza se hace eterna y no se materializa en salud.
ResponderEliminarBesicos.
Ana, es bonito, sí. Es verdad, la esperanza no se acaba nunca, lo sé por experiencia, pero por ella sola no sirve de nada.
EliminarUn besazo
Es dificilísimo muchas veces que llegue un donante a tiempo, y que llegue no significa que ya esté hecho, la recuperación cuando uno está inmunodeprimido es larga y delicada... en fin. Son muchas las cosas y muchas las personas que esperan y dependen de la generosidad del resto.
ResponderEliminarY... ¿sabes? aún y con todo, España está a la cabeza en donaciones. De las cosas que me hacen sentirme orgullosa del país en el que vivo.
Un beso
Mientrasleo, sería mucho más fácil todo si muchísima más gente fuera donante y estuviera en la base de datos. Es verdad que estamos a la cabeza, somos más solidarios en eso que la mayoría de los demás.
EliminarUn besote
Bea, espero de verdad que tenga suerte, pero es muy complicado. Espero que sirva de algo, sí.
ResponderEliminarUn besote
Gracias por tu pluma comprometida, por la implicación afectiva que pones en tu trabajo. Tu valía profesional está impulsada por esa enorme sensibilidad que posees para ponerte en el lugar del otro.
ResponderEliminarUna historia conmovedora y una dura batalla que esperamos ganar (en plural, claro está).
Un abrazo.
David, no agradezcas nada, y no me pongas roja, cualidad que veo que no has perdido en este tiempo desaparecido.
EliminarEsperemos que la gane, de verdad.
Un abrazo de esos largos de reencuentro