Esos pequeños placeres...
La
culpa de esta entrada la tiene otra de Dona Invisible. La mujer que anda tras los
pasos de Stephan Zweig me despertó un día con Bertold Brecht y sus pequeñas
satisfacciones. Ella confesó las suyas y mi cabeza empezó a pensar en esos
pequeños placeres (algunos de los cuales ya compartí aquí, cuando este blog era
un bebé), casi imperceptibles, que duran unos segundos y pueden cambiar un día.
-El
olor del primer café del día
-La
peluda cabeza de Nixon sobre mis rodillas
-Descubrir,
entre la grabadora y las pilas, la rosa que me regaló Yunus
-Escribir
ideas sin sentido, con calma, en una buena libreta y con mi boli favorito
-Ese
mensaje que convierte en cóncava mi sonrisa convexa
-Una
caña entre risas
-Releer la maravillosa 'Mi familia y otros animales'
-Ponerme
las gafas al llegar a casa
-La dolorosa
poesía de Raúl Zurita
-El
silencio ensordecedor bajo el mar
-Bajar
a la playa al amanecer y pintar la arena impoluta con mis huellas
-Esa
canción que me recuerda a alguien que creo que me ha olvidado
-Las
primeras gotas de una ducha fría
-La
transformación mental y emocional al ajustarme las cintas de un corsé
-Escuchar, desvelada,
la tormenta en una noche de lluvia
¿Confesáis
los vuestros?
Es que hay tantos que no sé con cuales quedarme. Aparte de los que son totalmente inconfesables, claro.
ResponderEliminarEmpiezo por los que compartimos: yo tampoco me despierto de veras hasta que no he tomado un buen café. Me quedo completamente hipnotizado cuando hay tormenta, cuanto más furiosa sea mejor. Y adoro la melancolía del mar y la playa en invierno, cuando ya no está tan transitada. Al amanecer o al atardecer.
Más placeres: conducir a lo largo de una carretera desierta, una de esas noches de alcohol sin llegar a la borrachera, descubrir por casualidad uno de esos temazos inolvidables en la radio, el calor tan particular de una hoguera, el olor de la tinta del bolígrafo cuando hemos escrito algo con calma y sin prisas... Son los primeros que se me vienen ahora a la cabeza, hay mil más :)
Un besote
Rober, los inconfesables son eso, inconfesables, así que ni los pregunto. ¿Existen carreteras desiertas? Si encuentras una, avisa. Siempre quise tener una casa con chimenea, es un sueño aún pendiente, porque me encanta el calor del fuego de verdad...
EliminarHay miles de pequeños placeres, seguro que si nos concentráramos más en disfrutarlos, los días nos parecerían mucho mejores.
Besines
El olor del primer café del día y, si se puede, una tostada con mermelada y mantequilla. Para el final del día, un vaso de buen vino para las noches de otoño e invierno, para degustar sin prisas. ¡Feliz jueves!
ResponderEliminarOffuscatio, un buen desayuno, ese de los días libres, con café, tostadas (yo con tomate y aceite, que soy más de salado), un zumo recién hecho y frutas es, sin duda, un gran placer. Igual que el vino.
Eliminar¡Feliz jueves también a ti!
Besos
Placeres como el café, el vino, el mar, la playa, una tormenta (cuando estás a refugio)y la transformación emocional que provoca un corsé o unos tacones de vértigo también en mi caso, son esenciales.
ResponderEliminarAñadiría:
Leer por la noche en silencio absoluto.
Perderme en una librería.
La sensación que te queda después de haberte esforzado haciendo ejercicio.
Cantar como una loca en el coche. (Sólo en carretera donde pienso que nadie me oye. Canto fatal)
Cuidar mis flores.
La sensación del viernes al salir del trabajo.
Lolash, haces bien en matizar lo de la tormenta, que no hay nada que me arruine más un día de trabajo que tener que estar todo el día de un lado a otro lloviendo a mares. Lo del corsé es como lo de los tacones, la misma sensación de ¿seguridad? ¿sensualidad? ¿poder? pero más intensa.
EliminarMe sumo a los tuyos excepto el de las flores, que cuidarlas me agobia (por si se mueren), y lo de los viernes. Trabajo bastantes fines de semana, así que el concepto viernes no existe en mi vida. ¡Ya sólo te queda un día para tener esa sensación!
Un beso
Bea, la copa de vino mientras cocino es un gran placer que recuperaré cuando suba el frío y baje el trabajo, porque ahora no paso de las ensaladas y la plancha y sí, meterse en la cama con las sábanas recién sacadas de la secadora es fabuloso. Veo que entiendes lo del corsé... ;)
ResponderEliminarUn beso
Comparto el olor del café y pensando en los míos meterte en la cama con las sábanas limpias y con olor a suavizante o entrar al calor de casa cuando llegas en pleno invierno
ResponderEliminarbesos
Tatty el de la casa calentita en invierno es un placer enorme...
EliminarUn beso
Me quedo con la canción, la tormenta (si sacude las persianas contra la ventana, mejor), las sábanas con suavizante, el calor al llegar a casa y el desayuno sin prisas.
ResponderEliminarAñado: apagar el despertador y poder seguir durmiendo, soltar las cintas del corsé, caminar descalzo por la hierba, la soledad de las habitaciones de hotel.
Besos
Norah, de los tuyos me quedo con el de la hierba (aunque por aquí no hay mucha) y con la soledad de las habitaciones de hotel, pero sólo después de un día con mucha actividad, si no es así, esa soledad me entristece.
EliminarBesines
Te pondré unos pocos:
ResponderEliminarUna cerveza bien fría al llegar sudando a casa; despertarme sola, sin despertador, y poder quedarme a remolonear un poco en la cama; unas cañas y tapas a la orilla del mar con amigos; salir de un avión en un sitio aún desconocido; leer un buen libro con música clásica de fondo... y poder darnos cuenta de todos ellos.
Besos
Eva, sobre todo el último. Si nos fijáramos más en esos pequeños placeres que podemos disfrutar seguro que los días nos parecerían mejores. Ese momento en el avión también es genial.
EliminarBesotes
El olor a tierra mojada cuando comienza a llover, la ropa recién lavada, un té caliente a media tarde, el primer sorbo de una coca-cola fría, tormenta desde la ventana, conducir sin mucho coche alrededor, llegar de hacer deporte, ducharse y relax. Muchos, si no fuese por esos ratitos!! Besillos Dorothy
ResponderEliminarMarilú, si no fuese por esos ratitos...
EliminarMe quedo con el té caliente, pero después de cenar, que a media tarde estoy en plena vorágine laboral.
Besos
Pues el olor al entrar en unalibrería o papelería,el estrenas mudas y estrenar sábans, por ejemplo.
ResponderEliminarSOn placeres mundanos que alteran la rutina y nos hacen sentir mejor, aunque sólo sea un poquito y durante poco tiempo.
SAludos
Sese, es verdad que aunque sea sólo por un instante nos hacen olvidarnos de todo lo demás, así que vale la pena aprovecharlos.
EliminarUn abrazo
Contemplar la cara de mi hijo cuando duerme; el té de de la sobremesa; el olor a tierra mojada después de llover; ver aparecer el arco iris; la playa en invierno; conducir sola cantando Man on the Moon (o cualquiera que me encante); mi gato durmiendo junto al teclado del ordenador; las risas con mis hermanos; acurrucarme en la cama cuando hace frío; entrar en una librería y no saber con qué libro saldrás... Muchas pequeñas cosas que hacen que la vida valga la pena.
ResponderEliminarBesos
Lu, el olor a tierra mojada siempre hace que te sientas bien, igual que ver un arco iris. Lo de cantar en el coche es liberador, pero sólo si no te ve nadie...
EliminarUn besote
El llegar a casa, después de comprar en la librería un montón de libros, ponerme a colocarlos en las estanterías. Tomarme mi café grande, clarito, templado y con sacarina y mi zumo de naranja, muchas veces aprovechando para leer algo, en mi cafetería habitual. Ponerme las gafas tras una jornada larga con las lentillas a cuestas (aquí coincidimos, Dorothy). Ver a Sancho a primera hora de la mañana lleno de energía. Ojear las carpetas con las fotos de viajes y vacaciones anteriores....Y tantos otros pequeños detalles y momentos que nos hacen la vida muy agradable.
ResponderEliminarUn besazo, Dorothy!!
Carmen, a mí lo de colocar los libros antes me gustaba, pero como ahora no tengo sitio ese pequeño placer se ha convertido en tortura. Ver las fotos de los viajes me hace soñar con otros viajes y el café (yo lo tomo fuerte, solo y sin azúcar) en la cafetería leyendo... Ese es un pequeño placer que se transforma en un placer enorme si se da entre dos ruedas de prensa o dos entrevistas. ¡La jornada laboral cambia por completo!
EliminarUn besote para ti y otro para Sancho
Y oír cantar a Andrés, mi canario-jilguero cuando me despierto. Es que se me había olvidado y me parecía un pequeño desprecio al bueno de Andrés...
EliminarBesines,
jajajajaja... Solucionado el pequeño desprecio a Andrés, faltaría más.
EliminarBesos
Oler a tierra mojada mientras percibo que la tormenta se acerca, decidir que "hoy" me pondré por primera ves en la temporada las mis botas, pintarme olas uñas de un color nuevo un tanto llamativo y descubrir que te gusta, encontrar algo que dabas por perdido, elegir una lana para hacer la típica bufanda...
ResponderEliminarEn fin tantas cosas, es curioso que leyendo los comentarios descubras que en el fondo, en nuestra intimidad a todos nos gusta lo mismo... el café matutino, acurrucarte cuando hace frío.
Que bonita entrada la de hoy!
Besos :)
Nieves, me ha pasado como a ti, que leyendo los comentarios me he dado cuenta de que, en realidad, todos tenemos más puntos en común de los que pensamos. De los tuyos me quedo, sin duda, con el de encontrar algo que pensaba que había perdido.
EliminarUn besote.
Me alegro de que te haya gustado.
Me ha gustado mucho esta enumeración de pequeños placeres. Los míos son también el olor de ese primer café mañanero, esos cinco minutos más en la cama, un beso inesperado de quien más quieres, un trozo de chocolate, el olor a fresco tras la lluvia, estrenar una prenda que hayas comprado recientemente, traer una bolsa llena de libros (de la biblioteca o de la librería) y recrearse en ellos, una mantita por la noche acurrucada en el sofá con tu pareja mientras repasas el día...
ResponderEliminarCarol, los cinco minutos más en la cama, si los necesitas, son gloriosos, igual que el beso inesperado y los momentos de complicidad bajo una mantita.
EliminarUn beso
Pensaba escribir una entrada ya mismo con algo parecido, así que no te sorprendas si te copio.
ResponderEliminarCoincido mucho con las cosas que te gustan. ahí van las mías sin orden ni concierto: La playa al amanecer (y en las tardes de invierno escuchando música y buscando esos cristales romos que traen las olas -tengo un tarro lleno-), Los libros de Gerald Durrell (acabo de empezar mi familia y otros animales!! se lo compré a mi hijo y ya es mi turno:)
Beber una copa de vino con un buen libro delante de la chimenea, redescubrir una anotación atinada en mi moleskine, esa sensación que te queda tras una buena conversación entre cañas en estado de semi embriaguez jaja, la lluvia y las noches de tormenta... lanzarme al agua de cabeza en verano y llegar hasta el fondo con esa sensación de deslizarme en el agua de repente, conducir la moto por la noche en carreteras desiertas...
Este tema me encanta así que tengo que controlarme aunque me deje tantas cosas en el tintero.
Un beso!
M., espero que los dos disfrutéis de Durrell, a mí me parece una maravilla, y la chimenea, en mi caso, es un sueño más que un placer (nunca he tenido fuego de verdad en casa), y el estado de semiembriaguez delante de la chimenea en una noche de tormenta ya me parece el paraíso. Echar un ojo a las moleskine viejas siempre es una experiencia, aunque algún comentario te saque los colores. ¿No te ha pasado?
EliminarMe da que todos tenemos que controlarnos al hablar de esas pequeñas cosas. ¿Qué quedará en ese tintero...? Tendré que esperar a esa entrada.
Un beso
Ahora que lo pienso, hace años que no me subo a una moto
por cierto: me encanta la foto.
ResponderEliminarM., gracias, usted que la mira con buenos ojos, porque la hice volando y sin poder montarla bien.
EliminarMi primer café por la mañana, tempranito, en silencio, escuchar las olas del mar, perderme entre libros, leer con mi pequeñaja, andar descalza, escuchar la lluvia acurrucadita en mi sofá con mi mantita y mi libro... Y muuuchos más, que afortunadamente no hay que pedir mucho para ser la vida más alegre.
ResponderEliminarBesotes!!!
Margari, creo que, si tuviéramos que pintar un paraíso común de los pequeños placer dibujaríamos un enorme sofá, muy cómodo, junto a una mesa llena de libros y con una manta enorme y suave junto a una ventana en la que rebota la lluvia. ¡Con qué poco somos felices en algunos momentos!
EliminarUn beso
Hosti!!! ¿Pero dónde estaba yo que no me he enterado de esta entrada? !Qué honor! Me alegra mucho haberte inspirado. Bueno, en realidad todo el mérito es de Bertold Brecht.
ResponderEliminarMe gustan tus satisfacciones. Pero esta, más que una satisfacción es una tortura para mí: "Esa canción que me recuerda a alguien que creo que me ha olvidado" Siempre me inquietan saber que hay personas a las que les has dado mucha importancia y de repente desaparecen y se olvidan de ti. !Qué extraña es la vida!, ¿no?
Me gusta esta especie de cadena de pequeños placeres que hemos creado.
Petonsssss
Dona, yo sé dónde estabas: ¡Buscando hielo en Viena para unos gintónics! ;) Entiendo lo que dices de la canción, eso es duro al principio, pero el placer está en poder escucharla, acordarte de esa persona y que no te duela. El placer es escucharla y saber que has vuelto a recuperar la canción, que vuelve a ser tuya, que nadie te la ha robado a pesar de todo. Las primeras veces, escucharla duele, pero si te la pones una vez y otra y otra y muchas más, acaba perdiendo el sentido que tenía. Extraño no, muy extraño. Eso es que alguien sea importante en tu vida y, de repente, se esfume.
Eliminar¿Hemos creado? No. ¡Has creado!
Petonets
Por cierto, esto de que la culpa sea de Bertold Brecht me recuerda a un poco a Faemino y Cansado...
Bss
ResponderEliminar¡Muacks!
EliminarCon qué Allure de Chanel, también, ese rojo es único. Y Durrell, hace muchos años que leí Mi familia y otros animales, es genial tremendamente divertido. Coincidimos en unas cuantas cosas. Mi café de la mañana, fuerte, caliente y sin azúcar, antes eran más a lo largo del día, ahora ya no me dejan, por eso este es tan importante y lo disfruto al 100%. Me sigue gustando mojarme cuando llueve, me hace sentir niña. Hacer muecas en el espejo y reírme de mí misma. Escuchar esos te quiero dichos con sentimiento. Las risas que me entran mientras escribo esas historias. Cocinar postres, solo postres ¡eh! Y disfrutar de un buen trozo de chocolate sin que nadie me lo robe o me mire con cara de pena (compañero, hija o perra)
ResponderEliminarY hay más, ¡claro que sí! Pero son "momentitos" que son como un bálsamo para el espíritu.
Esta entrada es toda una provocación, Dorothy.
Besitos
Ely, rouge allure de Chanel número 9 (Lover), con eso no necesito ponerme nada más. Durrell es una maravilla, me reí mucho, con los chicos y con la madre. Yo también he reducido el número de cafés, pero no por obligación, sino por coquetería: mucho café puede manchar los dientes. Mojarse bajo la lluvia es catárquico si puedes llegar a casa y cambiarte después y esos 'te quiero' curan cualquier dolor del alma. Cocinar, con música, luz cálida y una copa de vino enorme es también uno de mis placeres, pero yo prefiero todo lo que no sean postres (ya sabemos cómo nos organizaremos si un día quedamos para comer). Espero que sea un aprovocación buena.
Eliminar¡Benditos bálsamos para el espíritu!
Un besote
Es muy difícil añadir nada nuevo. Se ve claramente que todos tenemos más o menos los mismos pequeños placeres. Yo podría añadir: abrir la ventana por la mañana en Bruselas y ver que ¡NO LLUEVE!. Por supuesto, el café después; una ducha después de machacarse en bici y como Rober, conducir por una carretera solitaria (sí, las hay, en Bretaña, por ejemplo) a la puesta del sol oyendo a todo volumen las cadencias del concierto de violín de Beethoven.
ResponderEliminarBesos
Sorokin, sí todos nos parecemos bastante en este aspecto. Supongo que el de la no-lluvia es un grandísimo placer. En mi caso, es al revés: el placer es despertarme un día que no trabaje, levantar la persiana y ver que está lloviendo, bajar al súper y pasar la mañana cocinando escuchando a Martha Wainwright o Cesaria Evora. Tendré que buscar alguna de esas carreteras, aunque puestos a escoger música clásica quizás optaría por la 'Sinfonía del nuevo mundo' de Dvorak.
EliminarBesos
Por cierto, la foto es muy buena.
ResponderEliminarSorokin, gracias, pero la hice a toda prisa y sin pensar mucho...
EliminarMe gusta la forma elegante que tienes de escribir las cosas que te gustan. Yo no sabría hacerlo, aunque comparto contigo alguna que otra, como por ejemplo ponerme las gafas cuando llego a casa. :-)
ResponderEliminarEva, ¿elegante? Ni lo había pensado, pero ¡Gracias! Seguro que sabrías. Y sí ponerse las gafas al llegar a casa es un placer y una liberación, aunque tengas que cerrar los ojos al pasar por delante de un espejo...
EliminarUn abrazo
Oir la lluvia desde la cama, sea de noche o a la hora de la siesta. Nadar cuando has pillado ya la temperatura del agua en la piscina o el mar y te dejas llevar. Tumbarte después de una ruta en el campo a descansar un poco mirando al cielo y oyendo a los pájaros. Un té caliente en invierno. Los viernes or la tarde, por el sólo hecho de serlo...Un besote!
ResponderEliminarMeg, lo de tumbarse en el campo, sobre todo si ves el cielo entre las ramas de un árbol es un gran momento. Y me encantaría compartir el de los viernes, porque eso significaría librar los fines de semana.
EliminarUn beso
Que bonita entrada. Y el libro que mencionas llamó mi antención =)
ResponderEliminarYo también disfruto mucho escribiendo ideas y otras cosas en mi libreta favorita con mi boli favorito. Hay algo tan placentero en escribir!
Me ha encantado tu blog! Te sigo =)
Lector, el libro de Durrell es una maravilla y sí, hay algo placentero en escribir a mano cuando tienes tiempo y ganas.
EliminarMuchas gracias.
Un abrazo
Hola Dorothy, después de un período de ausencia estoy por aquí otra vez, y me confieso encantada!
ResponderEliminarQué entrada más curiosa y acertada en este momento. Casualmente, con el comienzo de las clases en la uni, he tenido que irme a vivir a otro lugar, y echo de menos precisamente las pequeñas cosas como el olor del mar y el mar en sí mismo, ir paseando a todos los sitios, sentarme en mi rincón rodeada de mis libros...y podría seguir así. Si es que al final, lo que importa de verdad son las pequeñas cosas, los detalles.
Un abrazo ^^
MAV, bienvenida.
EliminarMe parece que a casi todos nos ha hecho gracia en este momento esto de los placeres. Cuando me fui a estudiar me pasó lo mismo, que eran las pequeñas cosas las que más echaba de menos: un sofá en el que tumbarme (sólo teníamos butacas), poder escoger qué veía en la televisión, tener el mar muy cerca, mi propio espacio... Ánimo, aunque las primeras semanas sean duras, en pocos días empezarás a descubrir otros pequeños placeres: hacer lo que quieras sin que nadie te fiscalice la vida, descubrir una ciudad, los primeros momentos de una nueva amistad, el silencio de las bibliotecas de la universidad... Espero que cuando descubras los tuyos, nos los cuentes.
Un besazo
Encantador blog el tuyo, un placer haberme pasado por tu casa.
ResponderEliminarSaludos y feliz domingo.
Hiperión, gracias.
EliminarSaludos
hola, es un placer hablar de placeres, y es un placer hacerlo por priera vez, quiero decir, en este blog.
ResponderEliminar- Sábanas nuevas, secas y frescas. Calzoncillos de tela.Liar picadura aunque ya no fume. Correr por Santiago bajo la lluvia, pelicula con palomitas y sillon. Viajar, perderme,sacar instantaneas con la camara de sitios reconditos. etc...
Uun saludo.
Emilio, bienvenido. Es curioso, yo pensaba que era rara porque me gusta acostarme con la cama recién hecha y las sábanas recién cambiadas, pero veo que es algo que nos gusta a todos. El de Santiago bajo la lluvia también es un gran placer.
EliminarUn abrazo
Placeres placeres, ¡cuántos de los confesables, cuántísimos de los inconfesos secretos!
ResponderEliminarUn tazón de leche con remojones a las tantas, cuando el sueño no llega ni a tiros...
Un placer encontrarte.
Saludos
Pili, aquí solo hemos hablado todos de los confesables, los otros deben quedarse donde les corresponde, es decir, en la intimidad. Espero que no estés escribiendo el comentario con el tazón de leche con remojones al lado... Yo, cuando no puedo dormir, meto la sábana y la colcha en la secadora unos minutos, para acostarme con ellas calentitas. ¡Suele funcionar!
EliminarUn besote
Umm..la marco en favoritos y en cuanto tenga los míos te copiaré la entrada, que me encanta este tipo de idea!!
ResponderEliminarUn besoo :))
Ariamsita, ¡gracias! Cópiala, cópiala, que así vamos creando una cadena de placeres, yo se la copié a Dona invisible y por aquí ya hay alguien más que quiere copiarla.
EliminarUn besote
Sin duda esos u otros pequeños placeres son los que realmente llenan los días!!!
ResponderEliminarSonia, si no fuera por ellos... ¡La vida sería un asco!
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