Antonio Rodríguez de las Heras: "Gran parte de la información que vemos en la red son garabatos"
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Antonio Rodríguez de las Heras es director del Instituto de Cultura y
Tecnología de la universidad madrileña Carlos III, donde también fue decano de la facultad de Humanidades, Comunicación y Documentación. En 1990 recibió el premio Fundesco de ensayo por
el libro 'Navegar por la información' y hace unos días ofreció en Ibiza la lección inaugural de
la Universidad Nacional de Enseñanza a Distancia titulada 'Nuevos lectores, otra escritura'.
—¿Qué es más peligroso? ¿La falta o el exceso de información?
—La falta de información. Es más peligrosa, más dañina. Un exceso como el que tenemos ahora es una perturbación, pero también una oportunidad de pasar a un nuevo modelo de sociedad, la del conocimiento.
—¿Estamos gestionando bien este exceso de información?
—No, el exceso de información es un fenómeno perturbador porque altera las formas que teníamos hasta ahora.
—¿Qué hacemos mal?
—El receptor, con el cerebro sometido a un exceso de información, es un receptor desatento que fractura los mensajes, pero el emisor sigue trasladando esa información en formatos y estrategias que ya no se corresponden con la actitud que tiene el receptor.
—Comenta que, saturados de información, hacemos con ella como con la comida, picoteamos.
—Sí, eso hace que no se tenga una información completa. El receptor se defiende de ese exceso de información desmenuzándola, desmigajándola. La información se rompe. La respuesta de la sociedad de la comunicación es que esa información, si ya es concisa, debe serlo mucho más que antes y que, sin embargo, el receptor pueda encajar esas piezas y componer un discurso coherente. La clave es encontrar nuevos formatos de comunicación.
—Eso está costando, los digitales no acaban de cuajar.
—Sí, porque es un cambio profundo, crucial, no es sólo tecnológico. Lo que estamos observando, y los síntomas son claros, es que detrás de estas perturbaciones hay un cambio cultural y eso supone nuevas formas de comunicación.
—¿En algún momento estará resuelto?
—Sí, todo proceso evolutivo es siempre una encrucijada. Puede llevar a mejor o,por el contrario, precipitarnos por caminos no deseados. Es un proceso crítico, arriesgado.
—Si el lector o el oyente o el espectador fracturan la información, quedan lagunas. ¿No las rellena?
—Sí, cuando el mensaje se acorta en exceso las razones se sustituyen por emociones para que la información tenga la suficiente intensidad. Es peligrosisímo. No debe faltar la emoción en ningún fenómeno de comunicación, pero que esta prime por encima de las razones nos lleva a una sociedad frágil que se mueve por impulsos emocionales.
—¿Los medios no acortamos bien los mensajes?
—El papel de los medios es capital. Hay que ser comprensivo, están en el centro de este huracán y es natural que sufran mucha más perturbaciones y desorientación que otras actividades. La formación periodística es fundamental y también un trabajo de creatividad para encontrar fórmulas. No son recetas, hay que ensayar.
—Habla de la formación periodística, pero ahora no se diferencia un informador de quien no lo es. La gente da creadibilidad a lo que cualquiera cuelga en internet, esté confirmado o sea un rumor. Se equipara un tuit a una información bien elaborada.
—Sí, uno de los fenómenos de la sociedad sobreinformada, entendida como señales que nos traspasan, está en lo que llamo la capilaridad de la información. La posibilidad de generar información llega hasta el último ciudadano. Cualquiera puede colgar desde su móvil la foto de un suceso al que no han llegado a tiempo los medios, o enviar un comentario. Se ha roto la visión piramidal de la información, ahora es sociedad en red. Pero en esa capilaridad, en esa red, hay núcleos importantes, los que hacen latir la red informativamente. Ser uno de esos nudos potentes es el nuevo papel de los medios.
—¿Y los medios en papel dónde quedan?
—Queramos o no, otro de los cambios son los soportes y los espacios. Es obvio que hay que ir a un soporte digital y el espacio, en vez de la página es la pantalla. Uno de los muchos desafíos de la prensa es una buena transformación de la escritura al nuevo soporte y al nuevo espacio.
—Hay varias provincias que se han quedado sin diarios. ¿Es un efecto perverso de esa sociedad en red?
—Lo es. En estos momentos, como en todo proceso crítico, se producen incorporaciones y pérdidas, como los cierres de diarios. ¿Por qué? Porque nos desprendemos de cosas sin haber alcanzado aún las que pretendemos. Esa es la crisis. Esa etapa de incertidumbre.
—¿Con estos cambios tan rápidos se puede prever cuál será la situación dentro, por ejemplo, de diez años?
—Solo podemos darnos cuenta del profundo cambio en el que estamos inmersos y de su velocidad. Se puede esbozar algún escenario de futuro y ese escenario pasa por formas radicalmente, repito, radicalmente, distintas de transmitir la información. Sea un poema o la noticia de un suceso.
—Tiene usted la teoría de que dos olas han arrasado la sociedad de la comunicación actual.
—Sí, dos olas que están inundando, que no arrasando, la sociedad. Reblandeciendo todo lo que estaba sólidamente establecido. La primera ola viene del siglo XX, la revolución de las comunicaciones. Fue extraordinario. Es la ola de los medios de comunicacióno. Hasta entonces estábamos en los valles reducidos de lo cotidiano y de pronto, a través de la fotografía, de las revistas ilustradas, de la televisión y del cine empezamos a ver el mundo de una manera que hasta ese momento era inalcanzable.
—¿Y la segunda ola?
—Llega en el siglo XXI, en el que construimos un espacio nuevo de comunicación, la red, el mundo en red, con la posibilidad de comunicar sin el muro de la distancia y de la demora. Eso altera todas las formas que teníamos de comunicarnos, que suponían transportar la información solventando la distancia y con una demora.
—¿Esta obsesión por la rapidez implica la falta de reflexión antes de lanzar un mensaje?
—Evidentemente, la educación de los nuevos comunicadores, la educación general también tiene que adaptarse a condiciones que antes no se exigían. Soy partidario de que en las escuelas se enseñe a escribir en el móvil, a leer en el móvil, a usar las imágenes que pueden capturar en un móvil, es decir, que se enseñen las nuevas formas de escritura.
—Sin faltas de ortografía, espero.
—Sí, pero aceptando las nuevas normas que, a lo mejor, serán distintas a las del papel. Puede haber fórmulas aceptadas, como contracciones, y es inevitable enseñar a escribir de forma mucho más concisa sin que eso quiera decir que sea incorrecta. Hay que aprender a escribir conciso, claro y correcto, algo que en la hoja de papel igual no era tan necesario.
—¿Es posible ofrecer un mensaje suficientemente completo si es muy conciso?
—Sí, y hay que ir aprendiendo, es inevitable en los modos actuales de comunicación. Una de las maravillas de la lengua, de la palabra, es que soporta, incluso se enriquece, cuando le retiras palabras.
Debes saber decir en mensajes breves lo que necesites, emociones o razones. Un discurso puede ser extraordinariamente barroco o azoriniano. Y ambos tener extraordinariamente potencia.
—Disculpe, pero pocos escriben en los digitales como Azorín.
—Por eso hay que enseñar. En estos momentos Internet es como el muro de una casa en el que la tentación de todos, especialmente los niños, es pintar garabatos. Con la escuela, esas ganas de emborronar el muro se pueden convertir en escritura. Mucha de la información que estamos viendo ahora en la red son garabatos. Para solucionarlo está la educación.
—Le veo más integrado que apocalíptico con este tema.
—Sí, siempre he defendido que es una gran ocasión para un cambio profundo. También es una necesidad. Así que la respuesta es un estado de ánimo positivo, pero cada uno debe aportar imaginación.
—¿No cree que la confusión entre la información profesional y la que no lo es puede derivar en una sociedad desinformada? ¿O informada solo por los poderes políticos y económicos?
—Es un proceso evolutivo y, como en cualquier otro, podemos desembocar en el más absoluto de los totalitarismos, como nunca se había ni soñado. O, por el contrario, abre unas posibilidades al individuo, al ciudadano, que hasta ahora tampoco teníamos. Ahí está la encrucijada.
—¿De qué depende el camino que se tome?
—De muchos factores, pero también de la disposición que tengamos a darnos cuenta de que se pueden tomar los dos caminos. Hay riesgos y cada uno, la prensa y la educación, debemos buscar, en la medida de nuestras posibilidades, el camino que creemos que supondría una gran oportunidad de cambio.
Una entrevista muy interesante. Hace tiempo que pienso en eso: estamos rodeados de información y terminamos por no entender bien lo que escuchamos. La saturación me ha hecho más de una vez cerrar el periódico y apagar la radio porque llega un momento en que ya no entiendo nada.
ResponderEliminarUn saludo.
Mariuca, gracias. Curiosamente cierras y apagas aquello donde la información suele ser más de fiar. A mí me cansan las falsas informaciones en las redes sociales y algunos digitales, rumores que convierten en noticia sin tan siquiera contrastar ni confirmar. Pero bueno, ésa es una guerra personal.
EliminarUn abrazo
Cómo se nota tu estilo! Me ha gustado mucho.. Especialmente algunas respuestas como la del picoteo de información. Totalmente de acuerdo. Besos
ResponderEliminarMarisa, eso del picoteo me pareció muy curioso. Además, aunque ahí no cabe todo, él explicó que pasa lo mismo que con la comida, que hemos pasado de estar desnutridos a estar tan hartos que no comemos bien, sólo picoteamos. Tiene tanta razón...
EliminarBesotes
Gracias
¡Me encanta! Voy a compartir (con tu permiso) que contáis cosas muuuuy interesantes!
ResponderEliminarBesos
Lidia, comparte, comparte. ningún problema. Me alegro de que te parezca tan interesante, a mí también me lo pareció.
EliminarUn besote
Estoy muy de acuerdo con lo que dice este señor, me ha hecho gracia lo de los garabatos. La verdad es que nos tragamos tanta morralla que en realidad acabamos por saber menos que nunca. Enhorabuena por la entrevista.
ResponderEliminarBesos
Norah, es que lo de los garabatos es muy gráfico (chiste involuntario). Tragamos tantas cosas que al final, si no tienes la nariz muy fina cuesta separar las que valen la pena de las que no.
EliminarMuchas gracias.
Un besazo
Qué entrevistaza y qué interesante esto de la sobreinformación. Tenemos tanta y desde tantos puntos de vista que lo de saturarnos es casi inevitable. Picoteo de información puro y duro.
ResponderEliminarBesines!
Rober, gracias. Me temo que todos cometemos ese picoteo. Quizás tengamos que ponernos en serio, sabiendo que lo hacemos, para convertir ese picoteo en una salida de pintxos en condiciones.
EliminarBesos
Una entrevista muy interesante y una visión que sitúa en la realidad, lo de los soportes es controvertido, reconozco mi reticencia por causa nostálgica.
ResponderEliminarBesos
Marilú, estoy contigo en lo de los soportes, yo ahí soy más apocalíptica que integrada. Por nostalgia y porque creo que en los nuevos soportes, en muchos casos, no se están haciendo las cosas como tocaría. Pero bueno, es una batalla perdida.
EliminarBesines
La entrevista me ha resultado muy interesante y tiene razón es peor la poca información pero ahora nos bombardean con mucha y variada información por todas partes y nos cuesta hasta filtrarla.
ResponderEliminarUn ebso!
Lesincele, aprender a filtrarla es algo que hay que aprender cuanto antes. Es vital.
EliminarUn besazo
Qué interesante. Me interesa el tema de la comunicación, creo que el peligro no es ni el exceso ni la falta de información, sino la información manipulada. Esa sí que tiene peligro
ResponderEliminarBesos
Ana, la información manipulada es más fácil de detectar de lo que parece. El problema, creo, ahora mismo, es seleccionar la información buena de la que no lo es. La manipulada se huele.
EliminarBesotes
Dorothy, tal vez tú y yo, y bastante gente la detecta. Pero mira a tu alrededor: hay mucha gente que traga la desinformación y la información interesada y manipulada...
EliminarY yo soy anosmica, así que no la huelo, aunque la detecto, que tengo radar ;)
Besos!
Es un tema muy interesante. Supongo que el proceso de la información seguirá su curso, evolucionará, pero eso no implica que vaya a mejorar, supongo que seremos manipulables más fácilmente, pero la posibilidad de saberlo será cada vez menor, probablemente porque caa vez seremos más listos.
ResponderEliminarBuena entrevista Dorothy.
Jaal, estoy contigo, soy bastante pesimista al respecto de la información que recibiremos y de la capacidad de la sociedad para separar el grano de la paja y las manzanas sanas de las podridas.
EliminarGracias