'Las que limpian los hoteles': ¿Quiénes son las camareras de piso?



¿Os habéis preguntado cada vez que estáis en un hotel quiénes son las camareras de piso? ¿Cómo es su día a día? ¿Cuántas habitaciones limpian y adecentan además de la vuestra? ¿A qué hora empiezan? ¿Cuándo acaban? ¿Cuánto cobran? Pues bien, quizás después de leer ‘Las que limpian los hoteles’, de Ernest Cañada, no sólo tendréis las respuestas a todas esas preguntas, sino que también, quizás, antes de escoger un hotel para vacaciones, escapadas o viajes de trabajo os aseguréis de que esas mujeres reciben el sueldo que se merecen y tienen unas condiciones de trabajo dignas. ‘Las que limpian los hoteles’ está formado por decenas de pequeñas entrevistas a mujeres que trabajan como camareras de pisos en establecimientos de las principales zonas turísticas de España: Playa de palma, Lloret de Mar, Malgrat de Mar, Cambrils, Barcelona, Madrid, Cádiz, Málaga, La Coruña, Cáceres, Valencia y Oxford. Testimonios que, de no saber el lugar y la época, jamás pensaríamos que se trata de mujeres que trabajan ahora mismo en España. En una industria que bate récords cada año y que llena los bolsillos de unos empresarios que, en su mayoría, no revierten esos beneficios en su personal. Dolores, Angelina, Isabel, Soledad, Esther, Pepi… Todas coinciden en lo principal: cobran alrededor de 2,5 euros por habitación, su sueldo mensual no suele alcanzar los mil euros, la presión que reciben no les permite ni siquiera parar la media hora que se supone que tienen para comer, desayunan analgésicos y antiinflamatorios para soportar el dolor de años deslomándose en las habitaciones, ninguna llega a jubilarse a los 65 años porque sus cuerpos no aguantan más, cada vez tienen que hacer más y más habitaciones, cada vez con más camas, pero con el mismo tiempo y el mismo personal. Las entrevistas ponen los pelos de punta. Explican cómo las reformas en los hoteles para adaptarse a los gustos de los clientes las han perjudicado: no es lo mismo pasar la ducha por una cortina de baño que tener que acabar con la cal de las mamparas, no e slo mismo hacer una cama de matrimonio que una de matrimonio de tamaño extragrande y dos supletorias, no es lo mismo limpiar un cuarto que tener que dejar impoluta una leonera después de una noche de excesos. Los hoteles no cuentan con suficiente ropa de cama y baño de repuesto, de manera que tienen que dar viajes constantes a la lavandería. Cada vez las estancias son más cortas, de manera que tienen que hacer a fondo más habitaciones de salida cada día. Cada vez el servicio está más externalizado, de manera que el empresario ni las protege ni se preocupa de sus condiciones laborales. En todo eso pienso ahora cada vez que, después de un día de paseo o trabajo, vuelvo a la habitación de un hotel y veo la cama perfectamente estirada, el baño limpio, mi neceser colocado en la estantería del lavabo y mi camisón primorosamente colocado en la esquina de la cama.


“Estamos hechas polvo, seguimos trabajando a fuerza de pastillas”.
“Muchísimo trabajo y muchísima presión, vamos reventadas”.
“Cuando en la mañana te pasan la lista de trabajo, te das de cabeza contra la pared”.
“A mí me han robado la salud, y como a mí a todas mis compañeras”.
“Cuando tenían que hacerme fija me dijeron que me inscribiera en una ETT”.
“Te hacen un contrato de un año y luego te echan a la calle porque si no tienen que hacerte fija”.
“De cobrar sobre los mil euros pasamos a ganar 720, haciendo el mismo trabajo o incluso más”.



Título: ‘Las que limpian los hoteles’
Autor: Ernest Cañada
Editorial: Icaria
Páginas: 192
Precio: 18€
Procedencia: préstamo Marian


Comentarios

  1. Nunca he pensado que esas personas tuvieran un buen empleo, ni buen sueldo. Está claro que se desloman para que cuando vuelvas del desayuno parezca que han venido los duendes y han dejado tu habitación nueva. Procuro no ser demasiado desordenada ni dejar cosas tiradas en el suelo, no lo hago por colgarme medallas sino igual porque en mi vida ordinaria esos duendes no existen.
    Que el empresario no mejore sus condiciones de empleo con sus beneficios es de esperar, nunca lo hacen.
    Sin duda el trabajo es muy duro y desagradecido.
    Al menos alguien les ha dado voz con este libro.
    Besos,luchadora Dorothy.

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    1. Norah, yo tampoco lo pensaba, pero la verdad es que cuando lees el libro ves realmente lo mal que lo pasan y, sobre todo, cómo cambios que han hecho los hoteles para adaptarse a las preferencias de los clientes las han afectado de una forma tremenda en su trabajo. Me pasa como a ti, que intento no ser muy desordenada, pero cuando viajo por trabajo la verdad es que en lo último que pienso es en eso y la habitación, entre tarjeteros, cables, carpetas, bolígrafos...
      A los empresarios ya les vale, sobre todo cuando se llenan la boca hablando de la oferta de lujo.

      Besines

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  2. De acuerdo que es un trabajo de lo más ingrato y peor pagado que hay, aunque existan otros que lo le van a la zaga, como ser peón de la construcción: levantarse a las cinco de la mañana, subirse a un minibús lleno de emigrantes como tú y pasar el día poniendo ladrillos hasta que te deslomas.
    Pero sí, "les femmes de chambre" llevan una vida dura y también, en cualquier país donde he estado en hoteles son, en general, emigrantes: mexicanas en USA, pakistanis en UK (aunque en tiempos eran "au-pair" españolas), chechenas en Rusia, etc, etc.
    Sí, una perra vida. Por eso es casi justicia poética que una se cargara la carrera de DSK en un hotel de Nueva York.
    Besos

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    1. Sorokin, supongo que, en mi caso, lo que me molesta especialmente es que por aquí políticos y empresarios se pasen los días alabando al sector turístico en general y al hotelero en particular por las mejoras de las instalaciones y la subida del nivel de los visitantes y luego te encuentres estos casos. Y sí, lo de DSK fue casi justicia poética.

      Besotes

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  3. No me hace falta leer el libro pasa saber las condiciones en las que trabajan. Conozco a muchas. Desde luego el sueldo que tienen es bajísimo para todo el trabajo que hacen, como en muchos otros trabajos, por desgracia. Porque los empresarios tienen que seguir ganando dinero, a costa de los trabajadores.
    Besotes!!!

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    1. Margari, efectivamente. No deja de ser desagradablemente sorprendente ver que los hoteleros no hacen más que vanagloriarse de cómo se están recuperando las últimas temporadas y, en cambio, en general, tratan peor a sus trabajadores.

      Besos

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  4. Las que limpian los hoteles... deben saber tantas cosas, como para escribir uno y todo los libros que quieran :D

    Besos Dorothy

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  5. Parece un libro interesante, sobre todo porque no siempre se tienen en cuenta las condiciones de este tipo de trabajos.
    Abrazo!

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  6. Mi madre trabajó muchos años como camarera de hotel, así que tengo ese testimonio de primera mano. Es lamentable que los trabajos más duros y sacrificados sean los menos valorados social y monetariamente.
    1beso!

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  7. Yo sí me fijo mucho en ellas la verdad pero no he llegado al extremo de hacerme tantas preguntas. Sin duda el libro bien merece la pena ser leído para conocer esa realidad y me llama mucho la atención. Besos

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