Recuperando un momento
El verano, aunque sea en otoño, es mío. Por fin. Se acaban los meses de calor, las discotecas preparan los cierres, los turistas se dan sus últimos baños en el mar, no hay atascos y algunos de mis lugares favoritos recuperan la calma. Hoy, por primera vez en muchos días, he podido desayunar tranquila en la pequeña cafetería italiana de debajo de casa. Me he vuelto a sentar en mi silla favorita bajo una sombrilla, he abierto el libro sobre la madera blanca y he respirado hondo antes de sumergirme, tras un mes y medio sin poder hacerlo, en el sonido constante de las olas y los silbidos del viento que huele a mar, el mismo que se cuela cada día por mis ventanas, únicamente interrumpido por los graznidos de las gaviotas y el alegre chillido de un niño que se moja los pies en la orilla. Hoy, casi acabado el verano, el café con leche y la media tostada con tomate me han sabido a gloria.
¡Qué gozada! y también envidia, de la sana ¡eh! eso de disfrutar el desayuno con el mar de fondo. Yo aquí todavía tengo un cachito de verde y las vias de tren, por ahí se me va la imaginación pensando donde irán esos trenes.
ResponderEliminarBesitos y a disfrutarlo.
Y no me ectraña!! Ya me hubiera gustado a mí tener ese desayuno y esas vistas...Qué envidia!!
ResponderEliminarAbrazo!
Que suerte la tuya poder desayunar frente al mar!!!
ResponderEliminarAhora llegan los mejores días con este solito apetecible y la tranquilidad, sin la masificación de turistas...
Disfruta momentos como este Dorothy.
Besitos :)
Qué suerte tienes y qué envida me das.
ResponderEliminarVoy a mirar ofertas de empleo (que dudo que haya en algún sitio) y me voy allí.
Bss
Hay que vivir buenos momentos cada vez que se pueda, verdad amiga?? porque la vida es eso... momentos de aquí y momentos de allá... y te acepto un cafetito y esas tostadas que por aquí las llamamos catalanas, ja ,ja... Bss... envidiosillos de un buen sábado al lado del mar...
ResponderEliminarCómo se agradece volver a nuestros preciosos momentos de rutina. Parece como si nuestra vida volviese a recobrar su equilibrio...
ResponderEliminarBesines,
Qué bien, me gusta que hayas descrito ese momento cotidiano como algo especial. A veces nos pasamos por alto esos "grandes momentos". Se ve que lo has disfrutado.
ResponderEliminarSaludos
Cuánta razón tienes. Ahora llega el tiempo en que podemos disfrutar nosotros de la isla.
ResponderEliminarElysa, es una gozada, pero solo de mediados de septiembre a mediados de julio. Quizás será por lo exótico que resulta para mí, pero eso del verde y las vías del tren me parece muy bonito.
ResponderEliminarBesotes
Zamarat, cuando quieras te hago un hueco en el desayuno. Seguro que tú también tienes algún lugar con vistas bonitas para desayunar.
ResponderEliminarBesines
Muerte Roja, la verdad es que sí es una suerte. La única pena es que algunos de los bares de debajo de casa cierran unos meses en invierno y me quedo sin poder bajar a desayunar en la playa.
ResponderEliminarUn besazo
Noe, creo que si encontraras algo sería un milagro (o un expediente X digno de que lo estudie Iker Jiménez). De todas maneras, si te esperas al mes de marzo para mirar las ofertas de empleo seguro que tendrías más suerte.
ResponderEliminarUn beso
MariCari estás invitada al café y las tostadas catalanas, como las llamáis vosotros. Aún recuerdo la primera vez que fui a la Península, con cuatro años y la cara que se me quedó al ver que los bocadillos no se hacían con tomate y que te ponían cara rara cuando pedías pan con tomate para desayunar... Por suerte las cosas han cambiado y ahora hay tostadas y bocadillos a la catalana en casi todos sitios.
ResponderEliminarSeguro que tú tienes algún rinconcillo en el que desayunar que me daría envidia...
Un besote
Carmen, ¡qué bien que lo has definido! Aquí durante dos meses se nos rompe la rutina de forma drástica. Las primeras semanas hace gracia y todo es más divertido, pero reconozco que cuando llega finales de septiembre estoy deseando volver a recuperar las cosas, los sitios y los comportamientos habituales. Es como volver a casa después de un larguísimo viaje.
ResponderEliminarUn beso
Claudia, es verdad que pasamos por alto y no damos el valor que tiene algo cuando se convierte en lo habitual. No todo el mundo puede desayunar casi todos los días del año frente al mar y al aire libre solo con bajar las escaleras de casa. Es algo de lo que a veces me olvido.
ResponderEliminarUn besín
Chuscartes, ¡es nuestro momento! Ya podemos elegir mesa en los restaurantes, sentarnos donde queramos en las terrazas, no tener que buscar aparcamiento durante una hora en el centro de la ciudad ni hacer cola en los cajeros ni pelearte para poder ir a un puesto concreto de los mercadillos a buscar una cosa ni soportar la música de discoteca en el súper ni que te hagan un control de alcoholemia ni de drogas cada semana...
ResponderEliminar¡Por fin es nuestra!
Petonets
Pero que suerte la tuya de poder disfrutar de esa isla tan preciosa! Aishh!
ResponderEliminarA finales de junio estuve una semana por ahí y me encantó. Seguro que vuelvo. Pero a mí no me queda más remedio que ir en plan turistaquitasillasenterrazasfrentealmar. Sorry! No se puede tener todo en esta vida. ;P
LaLolash, tranquila, si viniste a finales de junio no se te puede considerar una turistaquitasillasenterrazasfrentealmar. Para eso hay que venir en julio o agosto y, además, tendrías que chillar mucho más de lo que lo harías en una terraza de tu tierra. me alegro de que te gustara.
ResponderEliminarUn beso
Supongo que de verdad tiene que ser un alivio que acabe la temporada de verano en Ibiza. Disfruta de tu isla!!
ResponderEliminarun abrazo.
Vuelta poco a poco a la normalidad. Así da gusto desayunar. Junto al mar y con el bullicio de la tranquilidad.
ResponderEliminarTodo muy idílico, pero Ibiza no sería lo que es sin el abominable monstruo del turismo, niña exclusivista... Los de terruño también merecemos disfrutar del mar :(
ResponderEliminarUn beso de forastero!
cómo no vas a estar en la gloria si vives delante del mar!!!!! QUE LUJO DIOS MIO!!!!!! qué barbaridad la pedazo de envidia que te tengo... a veces me dan unos bajones que sólo se me curan cogiendo el coche y escapando a ver un ratito las olas del mar... oye, y se me pasan todos los males...
ResponderEliminarun beso
(la tienda?? en Terrassa, c/cardaire 14... ni rastro de olas, pero si un par de cafeterías entrañables, pásate cuando quieras/puedas/vengas a Barcelona, por supuesto!!!)
Bichoraro, las primeras semanas es muy divertido, cuando llega febrero estñas ya deseando empezar a ver movimiento, cambiar de caras y de ambiente, pero a finales de agosto vuelves a echar de menos algo de tranquilidad. Además, este ha sido un verano especialmente duro... 'Por eso me daba envidia lo del pueblo tuyo!
ResponderEliminarUn besazo
Goyo, es una gozada, creo que es por momentos como este que nos vale la pena aguantar el caos del verano y la soledad del invierno.
ResponderEliminarUn abrazo
David, soy muy consciente de ello. Doy gracias a los centenares de miles de turistas que vienen cada año porque vivimos de ellos, mi familia vive de ellos y yo no podría permitirme algunos lujos si no fuera por el turismo. Pero, como le decía antes de Bichoraro, este ha sido un verano especialmente duro. La apertura de un after hours disfrazado de hotel de lujo, el famoso Ushuaïa, ha vuelto la isla del revés. Para mal. Se prohibieron los after hours porque la isla se estaba convirtiendo en un infierno y, con la apertura de este hotel (a menos de un kilómetro de mi casa), ha vuelto todo aquello contra lo que se luchó durante años para conseguir un turismo un poco más consciente. Este verano he tenido que aguantar vómitos en el portal, turistas montando juerga hasta las cinco de la mañana en el edificio de enfrente, encontrarme con seis tíos meando en la valla al salir al trabajo y hasta que unos descerebrados, que no entendían que estuviera leyendo mientras desayunaba tranquilamente, me echaran un litro de cerveza sobre el libro. Eso por no hablar de que un portero ha asesinado a un chico en una discoteca, de que la Camorra estuviera instalada a pocos metros de casa, que haya habido un tiroteo en la calle en la que se suele aparcar para ir a Pachá y que los yates de los jeques árabes destrocen la posidonia (la planta marina responsable de que las aguas sean limpias y cristalinas) con sus anclas por no fondear donde toca. Los de terruño podéis venir cuando queráis, todas las veces que os apetezca. Yo soy la primera que siempre invita a todo el mundo a descubrir esta maravillosa isla, pero lo que no tolero es que la gente venga y se crea que todo vale, que puede hacer lo que le venga en gana y comportarse como una animal.
ResponderEliminarUn beso isleño.
Maria, sí que es un lujo, sí. A mí me pasa lo mismo, el mar me calma, así que por eso decidí tenerlo lo más cerquita posible. Cuando no estoy muy bien bajo y paseo un ratito o, si no me apetece, me preparo un té y me salgo a la terraza. Siempre he tenido el mar muy cerca y aún recuerdo la angustia que sentí cuando, con tres años, al irnos de vacaciones mi padre me dijo que me despidiera del mar, que no lo vería hasta dentro de diez días. ¡No sabes lo que lloré! No entraba en mi cabeza eso de no tener mar. ¿Terrassa? La próxima vez que vaya me paso a verte.
ResponderEliminarUn besazo