'El pabellón de las peonías', amor y muerte
A punto de casarse, Peonía, una adolescente chinade piel tan clara como su mente, atisba a través de las maderas de un biombo un guapo joven con el que osa encontrarse en el pabellón de la luna, el lugar más lejano al que le han permitido llegar sus pies vendados. Convencida de que el amor lo puede todo, idea que ha calado en su cabeza después de leer en decenas de ocasiones la ópera 'El pabellón de las peonías' (en la que el amor entre sus protagonistas consigue burlar la muerte), se rebela contra su próximo matrimonio concertado dejándose morir durante los dos meses que permanece encerrada en su habitación antes de la boda. Ni el hecho de que sus padres quemen su biblioteca para hacerla reaccionar consigue que Peonía desista de su trágica actitud. La joven, que debía abandonar su casa como novia, lo hace como cadáver algo que, lejos de dejarla descansar en paz, significa el inicio de un largo camino para conseguir ser un espíritu que ayude y proteja a su familia.
La historia que Lisa See cuenta en 'El pabellón de las peonías', aunque parezca fantástica es, en buena parte, real. Peonía, que acaba escribiendo desde la muerte un comentario de su obra favorita, se inspira en una de las 'muertas de amor', chicas jóvenes que encontraron en el hecho de poner fin a su vida una manera inconsciente de reivindicar el amor verdadero, el que traspasa todas las fronteras, incluso la de la muerte, tal y como ocurría con los protagonistas de la obra original. Además de una novela de esas que da rabia tener que aparcar unas horas para los quehaceres del día a día, Lisa See inunda la trama con detalles de la cultura más cotidiana de la China del siglo XVII: el tráumatico vendaje de los pies de las niñas, las obligaciones con los muertos, las relaciones entre hombres y mujeres... Una historia fascinante que no sé por qué dejé aparcada cuando, hace unos años, me enviaron de la editorial.
La historia que Lisa See cuenta en 'El pabellón de las peonías', aunque parezca fantástica es, en buena parte, real. Peonía, que acaba escribiendo desde la muerte un comentario de su obra favorita, se inspira en una de las 'muertas de amor', chicas jóvenes que encontraron en el hecho de poner fin a su vida una manera inconsciente de reivindicar el amor verdadero, el que traspasa todas las fronteras, incluso la de la muerte, tal y como ocurría con los protagonistas de la obra original. Además de una novela de esas que da rabia tener que aparcar unas horas para los quehaceres del día a día, Lisa See inunda la trama con detalles de la cultura más cotidiana de la China del siglo XVII: el tráumatico vendaje de los pies de las niñas, las obligaciones con los muertos, las relaciones entre hombres y mujeres... Una historia fascinante que no sé por qué dejé aparcada cuando, hace unos años, me enviaron de la editorial.
"Dos días antes de cumplir diecisés años, me desperté tan temprano que mi criada todavía dormía en el suelo, a los pies de mi cama. Debería haber regañado a Sauce, pero no lo hice porque quería disponer de unos momentos a solas para saborear mi emoción y mi nerviosismo. Esa noche iba a estrenarse una representación de 'El pabellón de las peonías' en nuestro jardín. Yo adoraba esa ópera, y ya había reunido once de las trece versiones impresas disponibles. Me gustaba tumbarme en la cama y leer la historia de la doncella Liniang y su amante onírico, de sus aventuras y su triunfo final. Y ahora, durante tres noches, que culminarían el Doble Siete -el séptimo día del séptimo mes, el día de los enamorados y mi cumpleaños-, podría verla representada, algo que normalmente les estaba prohibido tanto a las niñas como a las mujeres adultas".
Título: 'El pabellón de las peonías'
Autora: Lisa See
Editorial: Salamandra
Páginas: 350
Precio: 20€
De esta autora solo he leído El abanico de seda y me encantó, estoy deseando repetir con ella y la verdad es que todos sus libros son muy atractivos
ResponderEliminarParece que el morir de amor se lleva en todas las culturas, pero el no querer vivir por no vivir con el que no se ama... es más duro... y a todo esto ¿Qué fue de la criada, pudo casarse por amor? Me parece que también será que no... Bss...
ResponderEliminarinteresante historia.
ResponderEliminarOtro más a la lista, Dorothy. Y eso que yo no soy muy de historias de amor trágicas, pero aquí hay un componente exótico y eso de saber más de esta cultura me llama mucho.
ResponderEliminarBesitos
Tengo pendiente en la estantería "El abanico de seda", pero si me gusta imagino que continuaré con éste, que me lo has puesto muy bien jejejej
ResponderEliminarBesotes
Siempre se habla de otros grandes adelantos o descubrimientos en la Historia. Creo que el matrimonio libremente elegido fue una de las conquistas más importantes. Cuanto sufrimiento en matrimonios forzados, sobre todo por el lado femenino, casi siempre más sensible y profundo.
ResponderEliminarBonita reseña y por extensión, novela atractiva.
Un beso con sentimiento!
Por lo que dices, parece interesante. Tomo nota.
ResponderEliminarAbrazo!
Tatty, 'El abanico de seda' lo tengo en casa. Tuve la tentación de empezarlo nada más acabar el de las peonías, pero preferí espaciarlo para que, con el tiempo, no se me acabaran mezclando las historias. Estoy deseando ponerme con él.
ResponderEliminarUn beso
MaiCari, sinceramente, llámame cínica, pero no creo que ningún amor merezca la pena la muerte, por muy bonito que quede en los libros, las películas y las canciones. La criada, la pobre Sauce... pues me temo que las criadas lo tenían bastante mal para casarse, siendo casi esclavas.
ResponderEliminarUn besazo, jardinera
David, muy interesante.
ResponderEliminarUn abrazo
Elysa, yo tampoco soy de novelas de amor, aunque en casi todas siempre hay algo de amor. Huyo de las historias englobadas como 'novela romántica', pero reconozco que cuando me topo con una buena historia de amor, me lo paso genial y me molesta que se acabe. Y es cierto, creo, como tú, que lo del componente exótico siempre hace más llamativas las historias.
ResponderEliminarUn beso
Shorby, como ya le he dicho a Tatty, estoy deseando que pasen unas semanas para ponerme con 'El abanico de seda'. Lo he metido en una fiambrera, le he puesto un candado y lo he tirado al mar atado a una cuerda desde mi terraza para evitar tentaciones.
ResponderEliminarUn besote
David, coincido contigo: el matrimonio por amor es uno de los grandes logros de la historia. En el caso de China, además, era especialmente duro para las mujeres, ya que ellas tenían que aguantarse con el marido que les tocara en suerte, pero ellos tenían la opción de convertir en concubinas a las mujeres de las que se enamoraban.
ResponderEliminarUn beso no concertado.
Zamarat, como has podido deducir, a mí me pareció muy interesante, sobre todo por los detalles y explicaciones que ofrece sobre la cultura y las tradiciones chinas.
ResponderEliminarBesos
Yo tampoco creo en eso de "morir por amor" pero el libro me parece delicioso...
ResponderEliminarBesos,
Carmen, menos mal que piensas así. Eso me hace sentir menos cínica y descreída. Lo leí sin esperar nada y lo cierto es que me pareció una maravilla. Uno de esos libros que no son una obra maestra pero que están bien escritos, son interesantes y no puedes dejarlos hasta que acabas.
ResponderEliminarUn beso
no leo de momento la reseña porque tengo la novela entre manos, pero vuelvo cuando la haya leido. Porque leyendo los comentarios veo que te ha gustado
ResponderEliminarCarmina, ¡bienvenida! y espero que lo acabes pronto para ver qué opinas. Y sí, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn beso