Las torrijas de Dorothy


Torrijas de Dorothy | @martatorresmol

Me apasiona cocinar. De hecho, hasta una semana antes de formalizar la matrícula en la universidad no tuve claro si estudiar Periodismo o entrar en una escuela de cocina. Al final escogí lo primero. Pensé que siempre estaría a tiempo de meterme entre fogones, pero que no me veía con taitantos entrando en la universidad, con lo que ello supone para los que vivimos en una isla. Pero la cocina siempre ha estado ahí. De hecho, ahora ando con un proyecto que junta las dos cosas y que, con un poquito de suerte, verá la luz a final de año, pero esa es otra historia.

Los días libres, a veces, sobre todo si son grises y feos, me gusta bajar pronto al mercado, comprar aquello que se me antoje y pasar la mañana en la cocina. Descalza. Con música. Y una copa de vino tinto a mano. La mayoría de las veces quienes tengo cerca acaban con una fiambrera. Y es que uno de los placeres de la cocina es, precisamente, compartirla. Y eso fue lo que hice el Viernes Santo. Preparar torrijas. Para mi familia. Para mis amigos. Para la redacción.


La piel de limón y las ramas de canela | @martatorresmol

Ingredientes (para unas veinte torrijas):
-Dos barras de pan de candeal (si no lo encontráis, con pan de barra vale)
-Un litro de leche entera
-La piel de un limón (o de dos, si os gustan fuertes)
-Una rama de canela
-150 gramos de azúcar
-Media docena de huevos
-Un litro de aceite de girasol
-Canela en polvo
-Un chorrito de vermut (opcional)


El pan, a remojo en la leche | @martatorresmol

Preparación:
-En un cazo poner la leche con las pieles de limón, la canela y el azúcar y dejar que hierva. Lo ideal es dejar que suba un par de veces antes de apartarla del fuego. Si queréis darle a las torrijas un sabor ligero a vermut añadid un chupito justo antes de que rompa a hervir.
-Dejad que la leche se enfríe. Si no lo hacéis, lo más probable es que el pan se deshaga y, además, os queméis las puntitas de los dedos. Y no queremos nada de eso.
-Cuando la leche ya esté más o menos fría, cortad las barras en rodajas de, aproximadamente, un centímetro de ancho.
-Poned el pan en una bandeja y cubridlo con la leche. Acordaos de quitar las ramitas de canela y la piel del limón. Y un consejo: verted la leche en una esquina de la bandeja y lo más cerca posible de ella, no sólo no salpicaréis sino que, además, no destrozaréis el pan.
-Dejad que empapen bien. Una media hora. Sin miedo. Y, si veis que han chupado mucha leche, dadles la vuelta, con mucho cuidado.
-Poned el aceite a calentar. Olvidaos de la sartén, hacedlo en la olla más grande que tengáis, así podréis freír más a la vez, el aceite sufrirá menos y no cogerá ese regusto del aceite quemado.
-Batid tres huevos en un bol. Sí, tres, sólo tres. Pensad que el pan irá soltando leche en los huevos y es mejor, cuando llevéis la mitad de las torrijas, tirar lo que quede y batir los otros tres huevos.


Las torrijas, friéndose | @martatorresmol

-Pasar el pan por el huevo. Ayudaos con dos tenedores para darles la vuelta y echarlas en el aceite, que debe estar bien caliente. Deben ser tenedores, no cucharas, ya que así os aseguráis de que suelte el exceso de huevo. En el momento en que comencéis a freír las torrijas, bajad un poco el fuego, para que el aceite no sufra.
-Retiradlas cuando veáis que están doradas, tened en cuenta que se oscurecerán un poco cuando las saquéis. Dejadlas sobre papel de cocina, para que empape el aceite sobrante.
-Acordaos de cambiar el huevo cuando llevéis la mitad de las torrijas.
-Mezclad en una taza un par de cucharadas de azúcar con bien de canela. Poned las torrijas en un plato o bandeja cuando aún estén un poco calientes y espolvoreadlas bien con la mezcla. El calor hará que se caramelice. Los más golosos de la casa, que no sufran, podrán añadirles todo el azúcar con canela en el momento de comérselas.

Comentarios

  1. Jejej pues te leo comiéndome una torrija, las primeras que hago en mi vida!! Creí que esto era muy difícil. Lo más curioso es que a mí las torrijas nunca me han gustado. Me empalagaban demasiado pero la receta que he usado, y que encontré por puro azar, es muy simple y la verdad es que me encantan así, no me han salido excesivamente dulces ni son de esas que te comes una y ya no te puedes mover en toda la tarde. Y otra cosa, también las hice con pan de barra porque aquí venden un tipo de pan para torrijas que es como el de molde y a mí ese no me gusta nada. Besos

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    1. Marisa, yo no soy nada de dulce, prefiero lo salado. De hecho, nunca pido postre porque, aunque me encanta, más de dos cucharadas me cansan. Eso sí, lo dulce me gusta muy dulce. Lo bueno de las torrijas es que las puedes hacer a tu gusto, controlando el azúcar de la leche merengada, si las fríes o las haces al horno y, sí, con el pan. A mí las de pan de molde no me gustan, pero me encantan con unas barras que hay que no son muy duras y que tienen la miga bien prieta. Pero este año no lo he encontrado, así que con barra normal. Estaban muy ricas, creo, porque llevé unas 25 a la redacción y, mira que éramos pocos el fin de semana, pero no ha quedado ni una.

      Besines.

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  2. Bueno, no tiene nada de malo intentar experimentar. Yo estoy al otro lado del océano... Y estoy de acuerdo contigo, es más fácil cocinar para 5 que para 1...

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    1. María Angélica, anímate. ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que no salgan bien? Jajajaja... Cocinar para cinco motiva, cocinar para una da pereza.

      Besos.

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  3. Pues la receta no me la llevo, porque ni sé cocinar, ni me gusta casi nada de comer. Pero no sé por qué me encantan los programas y concursos de cocina, los colores de los alimentos y los olores. Y por supuesto las fotografías y esa postal que nos has dejado en forma de descripción del momento.
    Un beso, Dorothy Child

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  4. Pues tienen una pinta ... mmmmm
    Yo baje a Sevilla y me traje de vuelta un par de bandejas de torrijas de mi madre ...
    Ains es que están tan tan tan buenas ...

    ;)

    Besitos !1

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  5. Bueno, bueno, bueno. Recetón. En cuanto vuelva a Bruselas las pienso hacer. Lo de como verter la leche es de profesor de cocina. Ahora entiendo por qué a mí se me esmigaban siempre.
    Besos

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