Te pasas la vida reivindicando las curvas. Enfadándote con los editores de las revistas de moda que reproducen el ideal único de belleza. Y con los catálogos de las marcas de ropa y con los anuncios de cosméticos (y de gafas y de lavadoras y de detergentes y de perfumes y de coches y de supermercados y de páginas web...) por el mismo motivo. Defiendes donde haga falta que no hay que ser delgadísima, altísima, blanquísima y con los ojos azulísimos para que te consideren guapa. Te lo crees. Te crees que te lo crees. Incluso llenas el armario de vestidos que marcan curvas. Porque estás convencida de que sin ser un insecto palo puedes ser guapa, sensual, atractiva, incluso. Y entonces aparece alguien. Que te dice que le gustan tus curvas. No que no le importen, o que las soporta o que le gustas a pesar de ellas. No. Que le gustan. Le gustan hasta el punto de decirte algo que no te habían dicho nunca. Y en vez de sonreírle pícara, ponerle ojos de "ahora mismo nos sobra todo el mundo" y comértelo a besos, dudas. Se te planta un enorme nubarrón sobre la cabeza. No le crees. Y te das cuenta de que tú, sí tú, la que enarbola cada vez que puede la bandera de "todas somos guapas", has caído en la misma trampa.
Muy bueno: a veces echamos la culpa a elementos externos de nuestras inseguridades más arraigadas. 1beso!
ResponderEliminarPues creételo porque es verdad. Las mujeres de cierto género de cine las tienen, así que mira, una cosa es la pasarela y las tonterías del Vogue y demás revistas y otra la pura realidad.
ResponderEliminarBesotes voluminosos
Créetelo.
EliminarPues sí, creemos que no, pero sin darnos cuenta, al final caemos en la misma trampa.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es que en realidad hay poquisimas mujeres sin curvas. Y creértelo. En las rectas corres el peligro de dormirte y pegar un porrazo.
ResponderEliminar¡Beso!!
La curva, la piel, el aroma de flor en primavera. El tacto, la caricia suave, una voz que susurra al oído. Lo demás es silencio.
ResponderEliminarNosotros somos nuestro propio enemigo, el más poderoso y el más jodido. Besos.
ResponderEliminarQué final más amargo pero que real, si es que al final una no sabe lo que piensa hasta que lo piensa. ¡Fantástico el texto! :)
ResponderEliminarBesos
Esa "incoherencia" tan universal y tan humana en la que caemos todos, en unos temas o en otros. Es casi inevitable, supongo que nos lo imponen tanto y desde tantos frentes ya desde que somos críos, que es algo casi inconsciente.
ResponderEliminarTambién cuesta creerse las cosas buenas cuando ocurren y uno no está acostumbrado a ellas, a mí también me pasa. Haz caso a la sabia Norah y créetelo, por lo menos un poco ;)
Un besín!
La belleza y el gustar es una página en blanco. A cada uno nos gusta lo que nos gusta, y las imperfecciones y las curvas es lo que siempre suelen hacerte única, lo que hace que se fijen en tí y lo que gusta.
ResponderEliminarLa inteligencia y no tener un coco vacío es mucho más importante que la delgadez.
Al menos para mí :D
Besos!!