El Pacífico Sur suena a jazz
"Mucho antes de convertirse en Lady Aldernay y entrar a formar parte
de la aristocracia inglesa, mucho antes de que la gente la conociera
como la glamurosa cantante de jazz Nicole Sanders, Nikki fue sólo
una niña que vivió en un mundo que alcanzaba apenas un puñado de islas
del Pacífico Sur, donde ella navegaba como un demonio,
cantaba para un público de marineros y se erigió en protagonista
de una doble historia de amor en una corte corroída por la ambición".
No puedo resumir mejor este libro que su propio autor, el madrileño Carlos Poveda. Solo puedo decir que cuando abres las páginas y empiezas a leer hueles la sal del mar, sientes el sol en la piel, el paatsi quemándote la garganta, la arena en los pies y hasta escuchas el jazz sucio de un local lleno de humo mezclado con las olas del océano. Es imposible no sentir nostalgia por todo lo que nos salió bien en las vidas de Nikki (la niña pelirroja en un mundo mayeye), Avanda (la princesa rebelde que huye en la tripa de un avión), Mahati (la valiente comodoro que no teme al temporal ni a la furia del rey) y Tami (el hombre condenado a vivir igual que el príncipe heredero). Imposible también no sentir pena al descubrir que ni el paraíso es garantía de felicidad. Imposible no acabar el libro tarareando... Love or leave me or let me be lonely. You won't believe me but I love you only...
Título: Balada del Pacífico Sur
Autor: Carlos Poveda
Editorial: Círculo de Lectores
Páginas: 356
Precio: 17,95€
Haces unas reseña tan personales, breves pero tan cautivadoras... Imposible resistirse!!
ResponderEliminarUn besazo, Dorothy!
Totalmente de acuerdo con Carmen, imposible resistirse. Esta frase "el jazz sucio de un local lleno de humo mezclado con las olas del océano." ya es para enganchar.
ResponderEliminarBesos
Carmen, es que como me paso el día escribiendo en el trabajo cuando llego a casa no tengo ganas de extenderme mucho. jajajaja... Muchas gracias wapa.
ResponderEliminarUn beso.
Elysa, gracias a ti también. No hay secreto. Es imposible no engancharse al jazz con humo frente al mar.
ResponderEliminarUn beso
Tomo nota de tu reseña. No conocía a este autor.
ResponderEliminarUn abrazo!
Pues el libro tiene un pinta estupenda...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Estoy de acuerdo con Carmen, molan mucho tus reseñas. Lo bueno si breve, dos veces bueno (en este caso).
ResponderEliminar¿Os imagináis el buen Jazz en espacios sin humo? Yo, no fumador, lo prefiero con humo.
Gracias por la recomendación, besos!
lo mio con los libros es tremendo, ¡¡¡me los compraría todos!!! y con la racha de trabajo que llevo mis ratitos de lectura se han reducido a la mínima expresión...
ResponderEliminarno conocía a este autor, pero si tu lo recomiendas será buenísimo seguro
(me gusta tu selección de lecturas... siempre son historias... no sé... vamos que me entra una enviadia de no haberlos leído que ni te cuento!!!!... últimamente me da envidia todo...jajaja)
la verdad es que no sé lo que será una "enviadia"... cámbialo por "envidia" por favor... de la envidia envidiosa de toooda la vida...
ResponderEliminarun besito!!!!
Zamarat, bienvenida! Espero que pases a menudo.
ResponderEliminarUn beso
Hiperión, no solo es estupenda la pinta. Tiene un interior fascinante...
ResponderEliminarDavid, que me sonrojo...
ResponderEliminarGracias, pero ya digo que la brevedad es por pura vagancia, ya escribo mucho durante el día.
A mí también me falta el humo cuando escucho jazz. La nitidez no favorece mucho a esos ambientes.
Besos
Maria, con lo bonita que es la 'enviadia', esa envidia con alitas en las sandalias para enviar los malos sentimientos bien lejos. No como su prima verde, la envidia que es una cabrona...
ResponderEliminarjajajaja
'Enviadia' queda inscrita en el diccionario del blog junto a 'pururina', la esencia pura de purpurina que ya cayó una vez por aquí.
Un besazo