Las bellas asignaturas inútiles de Josep Maria Pou

Una clase con altos ventanales, suelo de madera y un viejo piano. Es una de esas cosas que me atraen desde siempre. Como las islas desiertas. Como las casas con alfombra y chimenea. Como una casita con pozo en mitad del bosque. Cada uno tiene sus cosas. Así que al alzarse el telón, encenderse las luces y ver la escenografía de 'Els nois d'història' hubiera tamborileado con los tacones en el suelo si esa cosa llamada educación (en los teatros el único ruido permitido más allá del escenario debe ser el de las risas, y no siempre) no me lo hubiera impedido. Pero taconeé y aplaudí mentalmente con muchas ganas. A los cinco minutos ya estaba completamente seducida por el profesor Héctor (Josep Maria Pou) y sus ocho alumnos de estudios generales. Una materia que se me antoja el paraíso. Literatura, música, cine, poesía. Esas "materias inútiles" que no sirven para aprobar exámenes. Como si estuviera mirando por el ojo de la cerradura, las clases que se sucedían por el escenario no me parecían ningún teatro. Alumnos que se pisan los diálogos al hablar, cuerpos nerviosos, risas y miradas incluso cuando la atención del público está en el otro lado del escenario. Quería ver 'Els nois d'història' desde hacía mucho tiempo, no sé si muchos meses o algo más de un año, desde que vi una entrevista con Pou antes del estreno de la obra, escrita por Alan Bennett. Y no me defraudó. A pesar de que eché de más algunos grados de comicidad y eché de menos algo más de crudeza aplaudí hasta que dejé de sentirme las palmas de las manos.

Comentarios

  1. Por razones de la vida, no pude ir a esta obra. Así que me has puesto los dientes largos. Por lo que se refiere a los ruídos desde el público, ójala todo el mundo fuese tan educado como tú. He escuchado desde teléfonos hasta gente comiendo pipas. Es lo que tiene cierta "educación" teatral.

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