'Las horas mangbetú', Pedro A. Munar

 

'Las horas mangbetú', Pedro A. Munar (Ediciones B).


Hay libros que desearías que no se acabaran nunca. Que fueran una suerte de bolso de Mary Poppins en el que siempre quedaran más y más páginas, las necesarias hasta saciar tu sed lectora. Pues 'Las horas mangbetú', de Pedro A. Munar es uno de esos libros. Sé, porque lo sé, que lo he leído con cariño. Porque venía recomendado por alguien a quien quiero y admiro. Y que, además, vive el mar (la Mar). De verdad. No como quienes lo tenemos como amigo, distracción o bálsamo. No es un libro fácil de encontrar, así que cuando me lo topé en una librería de viejo a un precio más que razonable, casi no pude creérmelo. 'Memorias de un marino mercante', reza el subtítulo del libro. Y eso es, exactamente, lo que recogen las alrededor de 350 páginas. Un relato apasionante sobre las dos travesías que el narrador, que no es otro que el propio autor, hizo a las órdenes del auténtico protagonista de esta aventura: el capitán Tobías. La primera, en 1973, con apenas 23 años y recién salido de la academia. La segunda, cuatro años más tarde, los suficientes para ver que los años y el mar no pasan en balde para nadie. Esa diferencia entre el Tobías del 73 y el del 77, ese cambio de perspectiva del narrador sobre el personaje me ha recordado mucho al ejercicio que Joseph Mitchell hace en 'El secreto de Joe Gould'.

Que nadie se asuste. No es éste un libro preñado de terminología náutica que lo convierta en inaccesible para los profanos en la materia. Para nada. Al revés. Se nota la intención del autor de que sea un texto apto para todos, me atrevería a decir que, incluso, para aquellos que no hayan puesto nunca un pie en cualquier tipo de embarcación. Munar, más allá de la navegación a bordo de un carguero, se centra en el día a día, en el relato de la vida en los barcos en los que completa esas dos travesías con Tobías: la primera desde Montreal y recorriendo la costa africana y la segunda, por el Índico partiendo desde España. En las relaciones entre quienes pasan meses embarcados y también la de éstos con las personas de tierra en cada puerto al que arriban. Antes he dicho que se trata de un relato apasionante, pero es también y sobre todo divertidísimo, algo que se debe, principalmente, a su protagonista, a ese capitán barrigudo, experimentado, que apenas sabe inglés, de enfados explosivos y que, según creen sus hombres, gafe. Es un relato muy visual. Munar es un maestro de la descripción. De sus compañeros, de los personajes con los que se van encontrando y de los paisajes de cada rincón que visitan (no consigo quitarme de la cabeza ese bellísimo bosque umbrío en el que llueve la luz). Y de las situaciones. Porque pocas cosas hay que no les pasen. Timos al pagar un café, encuentros con traficantes de armas o con una misionera con tanto desparpajo como morro, sustos en la bodega, tensión por la estabilidad de un barco demasiado cargado, accidentes con alguna visitante nocturna de los marinos, los cambalaches de alcohol y tabaco con las autoridades de cada país, los malentendidos con la población local, las salidas de la tripulación en busca de fiesta y mujeres, los enfados del capitán, polizones, serpientes, cachalotes y tiburones, despidos fulminantes, cuarentenas muertos de sed, intentos de fuga, el canal de Suez, guardias nocturnas, secretos, astronomía... ¿Cómo no va a ser apasionante? He gozado como hacía mucho que no lo hacía con un libro. Lo he devorado en apenas tres tandas de lectura. Se me ha hecho muy muy corto. Y, sí, he pensado en ti en todas y cada una de las páginas.

"Por la mañana la tripulación despertó con nuevas sorpresas. Hacía muy poco tiempo que los marineros habían salido a cubierta a realizar sus tareas y el barco comenzaba a congregar trabajadores, visitantes y curiosos en general. Salvador y Vicente dormían la trasnochada. Yo me tomaba un café en la puerta de la cocina que daba a la cubierta de popa mientras observaba la descarga de la bodega 4. Aún no me había despejado del todo e iba como un zombi buscando apoyo para no desplomarme, cuando de pronto un marinero se acercó corriendo a mí y, alarmado, me dijo que me asomara al muelle, por la cubierta de proa. Me lo decía en tono irónico, medio en guasa, medio en serio. Así pues, como ya no ganaba para sustos y desde que había embarcado en el 'Arizona' estaba con la mosca detrás de la oreja, decidí tomármelo en serio y seguirlo para averiguar qué sucedía. Ni siquiera con la resaca que llevaba encima daba crédito a lo que presenciaban mis ojos."

Título: 'Las horas mangbetú'
Autor: Pedro A. Munar
Editorial: Ediciones B
Colección: Grandes Viajeros
Páginas: 352
Procedencia: comprado en librería de viejo
Precio: 12€

Comentarios

  1. Me lo apunto. En cuantico termine las 1786 páginas de "Dark Water" de Michael Mc Dowell (con las que llevo casi un mes), me lo bajo en el Kobo. Sí, porque aunque siempre juré que no me gustaba leer en una pantallita, me he rendido con armas y enseres y leo en esa cosa que, bueno, pues no está tan mal. Eso sí, tienes que evitar lanzar violentamente el chisme al suelo cuando un libro te desespera, te cabrea, te indigna, como a veces (pocas) he hecho con un libro. Otra ventaja es que he dejado de pagar excesos de equipaje por culpa de una maleta llena de libros.
    Besazos

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    Respuestas
    1. Sorokin, yo juré que tampoco caería en el ebook, pero reconozco que con lo que ocupan los libros estoy comenzando a pensármelo. O para los viajes, como bien dices, que o vas sufriendo por si se te acaba la lectura o te pasas con el equipaje. Es un librazo. De los buenos. Está muy bien escrito y tienes la sensación en todo momento de estar embarcado con él. Estoy convencidísima de que te gustará muchísimo.

      Besines

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