El prisionero de Zenda


El prisionero de Zenda, de Anthony Hope (Zenda Aventuras) | @martatorresmol

"Algún día iré a Zenda -dije. -Está usted loco." Son, seguramente, las palabras más conocidas de 'El prisionero de Zenda', de Anthony Hope. La leí hace muchos años, durante mi fiebre aventurera adolescente, post Verne y pre Shakespeare. Llegué a ella por la película de Richard Thorpe, de los años 50, que vi una tarde de sábado tumbada en el suelo de la salita de aquella casa que miraba al puerto. El lunes siguiente por la tarde, fui directa a la bibliotecaria para preguntarle (las bibliotecarias en los 80 eran lo más parecido a Google) si de aquella película había libro. Lo había. Y estaba disponible. Me llevé a casa aquel ejemplar con los personajes estampados en color sobre una portada blanca. Y lo leí en un par de tardes, poniéndole a la princesa Flavia la cara de Deborah Kerr. A los dos Rudolf, el viajero y el rey de Ruritania, una vez iniciado el libro, no pude ponerle la de Stewart Granger.

No había vuelto a ella hasta este confinamiento, en el que me ha costado tanto concentrarme y durante el que, aprovechando mi cumpleaños, me regalé los tres libros editados hasta ahora por Zenda Aventuras. Es curioso. Los libros no cambian, pero nosotros sí. Aquella adolescente se quedó con la historia de amor y con el valor del Rudolf viajero, obligado por su honor a hacerse pasar por el Rudolf rey para que su hermano Michael el Negro no le arrebate el trono ni a Flavia, con quien todo el país espera verle prometido en breve. Ahora, años después, me quedo, sin duda, con Robert de Hentzau. Un canalla. Uno de los seis esbirros de Michael el Negro, que le sale un poco rana. Alguien de quien no te puedes fiar pero que tiene, sin embargo, cierta gracia. Un personaje caníbal. Se come al resto. Da igual qué ocurra con el rey, con el viajero, con su amor correspondido pero imposible con la princesa Flavia, con Ruritania, con Michael el Negro y su intento de hacerse con el trono... Llegada a las últimas páginas lo que quiero saber es qué pasa con el traicionero espadachín cuando huye a lomos de un caballo comprado por la fuerza a una moza. Y luego están los secundarios buenos. Esos que acompañan al héroe, le ayudan, le dan ánimos, toman decisiones por él y hacen reír o sonreír al lector. Los responsables de la seguridad del rey, que no dudan en poner en marcha el engaño para que su soberano no pierda el trono, un plan tan alocado como eficaz, ya que El Negro no puede desvelar que el rey coronado no es, en realidad, el rey sin descubrir su malvado plan.

En 'El prisionero de Zenda' hay peleas, castillos con fosos, reinos en peligro, hermosas princesas, amores imposibles, villanos que siempre guardan un puñal en la manga, trenes, secuestros, sangre, viajes cuajados de sorpresas, asesinatos, robos... Una novela por la que no pasan los años. Al menos para aquellos a los que nos gustan las novelas de aventuras. Para los que, de niños, empuñamos sables y surcamos mares con Dumas, Verne, Stevenson y London.

"—¡No sé cuándo te vas a decidir a hacer algo de provecho, Rudolf! exclamó la mujer de mi hermano.
Mi querida Rose -respondí, dejando sobre la mesa la cucharilla con la que acababa de cascar el huevo, ¿por qué tendría que hacer algo de provecho? Mi situación es desahogada. Tengo rentas casi suficientes para satisfacer mis necesidades (ya se sabe que nadie considera del todo suficientes sus rentas), disfruto de una posición social envidiable: soy el hermano de lord Burlesdon, y el cuñado de su encantadora señora, la condesa. ¿No te parece bastante?
Tienes veintinueve años observó ella y no has hecho más que...
¿Dar tumbos? Es cierto. Nuestra familia no necesita hacer nada."

Título: El prisionero de Zenda
Autor: Anthony Hope
Traductor: Miguel Temprano García
Editorial: Zenda Aventuras
Páginas: 220
Precio: 14€
Procedencia: comprado

Comentarios

  1. ¡¡Hola!!
    Hace unos años leí La leyenda del ladrón de Gómez Jurado, un libro que te llevaba a esas tardes de verano viendo la peli de aventuras de sobremesa. Me lo pasé en grande pero no volví al género.
    Este Zenda me lo ha recordado, aunque mentiría si no digo que primero se me viene a la cabeza el videojuego (no sé si tiene algo que ver) y luego la peli. Los buenos libros tienen eso, siendo la misma historia unas veces te dejan unas cosas y otras otra, dependiendo de la vida. No creo que lo lea de primeras pero me he quedado con el gusanillo.
    Besos Dorothy Salgari

    ResponderEliminar
  2. La peli recuerdo haberla visto, pero hace tanto que apenas la recuerdo. Vamos, cuando era una renacuaja! Pues voy a tener que buscar en la biblioteca, cuando abra, este libro, que ahora me has picado. Y sí, cambia mucho nuestra visión de un libro cuando dejamos pasar los años.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  3. Vi la peli cuando era niño y me gustó un montón. Creo que la vi como dos o tres veces, pero no sabía que había un libro detrás. Menos mal, no me fuera a pasar como con "Las minas del Rey Salomón", que me fascinó. Luego conseguí el libro de Ridder Haggard en la biblioteca de mi cole y me pareció un plastazo.

    Besazos

    ResponderEliminar
  4. Los libros no cambian, cambiamos los lectores jejeje. No los he leído. Tampoco tengo una especial inclinación por hacerlo pero me gusta leerte, y con eso me quedo. Besos

    ResponderEliminar
  5. ¡Hola! Pues no había oído hablar del libro y tampoco he visto la película. Ahora mismo tengo una lista de pendientes enorme y no me veo para llevarme más. Pero gracias por hablarnos de tu experiencia. ¡Besos!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Comenta, habla, opina, grita, chilla, susurra...

Entradas populares