'La tempestad', Venecia, Giorgione y un muerto


@Martatorresmol

A veces hay que vencer los prejuicios. Por mucho que cueste. Porque te pierdes muchas cosas buenas por su culpa. Leer 'La tempestad', de Juan Manuel de Prada, ha sido eso, tumbar un prejuicio. Y medioreconciliarme, además, con los premios Planeta, que dejé de leer hace mucho después de un par de decepciones que me hicieron pensar: "¿Los que le han dado el premio a esta bazofia se la han leído?". Hace años (creo que aún no había cumplido los 20) compré el libro en una edición de bolsillo. Era una larga espera en el aeropuerto, por trabajo (en este oficio la puntualidad es casi casualidad), acabé el libro que tenía entre manos y me fui pitando a la librería de la terminal para hacerme con otro. Compré una edición de bolsillo seducida por la imagen y la frase de portada. Pero no pude ni empezarlo y, al llegar de nuevo a la redacción, no lo tenía. Pasaron los años y ni se me pasó por la cabeza recuperarlo y leerlo básicamente porque por entonces su autor, Juan Manuel de Prada, que ya participaba en tertulias, no era santo de mi devoción. Casi agradecí (que el dios de los libros me perdone por ello) haber perdido aquel ejemplar. Hace un par de años alguien a quien le tenía un cariño que no se merecía me dijo que ese libro, 'La tempestad', había sido una de sus últimas buenas lecturas. Puse un mohín de desprecio e incredulidad, pero aquella opinión se me quedó ahí. Ese mismo año, el día de Sant Jordi, tuve que ir a cubrir unas fiestas de pueblo. La biblioteca había salido a la calle. Tenía una mesa enorme colmada de libros de la que las bibliotecarias invitaban a los paseantes a llevarse alguno. Y ahí estaba, 'La tempestad', de Juan Manuel de Prada, en la misma edición perdida años atrás. Y me lo llevé. Y esa misma noche lo empecé a leer. Y casi lo acabé.

Ya los primeros párrafos, con ese hombre contemplando cómo otro se desangra, son subyugantes. Adelantan lo que se te viene encima: Venecia, un asesinato, un personaje (o varios) misteriosos, arte... Lo que más cala, sin embargo, es el ambiente. Pasado un tiempo, la trama de desdibuja en la memoria, pero los personajes siguen ahí, claros y contundentes, envueltos de la humedad, el frío que se cuela hasta el tuétano y la oscuridad de la Venecia de invierno. Sensaciones, todas ellas, muy alejadas de la Venecia turística. Uno de los aspectos más interesantes de la novela los protagoniza el cuadro que da título al libro, 'La tempestad', de Giorgione, que el protagonista, un joven profesor de arte español, estudia y el motivo que le lleva a la ciudad italiana. Es imposible avanzar en la trama del asesinato (uno de los mejores falsificadores de Venecia) sin buscar y devorar con los ojos la pintura renacentista. Con cada comentario sobre ella, la imagen se va tatuando en la retina. La trama, ese asesinato con el que la ciudad recibe al español, esa maleta misteriosa que ayuda a robar, ese socio del falsificador que se hace amigo suyo, ese amor frustrado... Todo eso da igual. Lo que atrapa es esa Venecia, muy similar a la que Henry James retrata en 'Los papeles de Aspern', oscura e inhóspita.

"Es difícil y obsceno soslayar la mirada de un hombre que se desangra hasta morir, pero más difícil aún es sostenerla e intentar zambullirse en el torbellino de pasiones confusas y secretos póstumos que se agolpa en sus retinas. Es difícil y laborioso asistir a la agonía de un hombre anónimo (pronto sabría que se llamaba Fabio Valenzin, traficante y falsificador de arte), en una ciudad inexplorada, cuando la noche ha alcanzado ese grado de premeditación o alevosía que hace de la muerte un asunto irrevocable."

Título: 'La tempestad'
Autor: Juan Manuel de Prada
Editorial: Planeta
Páginas: 328
Precio: gratis (790 pesetas originalmente)
Procedencia: regalo de la biblioteca

Comentarios

  1. No he leido nada de Juan Manuel de Prada. Sus posiciones ideológicas difieren bastante de las mías, pero estoy de acuerdo contigo, hay que vencer los prejuicios. Un buen escritor, si es de verdad un buen escritor está más allá de sus ideas políticas. Por ejemplo, a mí me gustó mucho "Voyage au fond de la nuit" de Louis Férdinand Céline, un facha destacado o "Yo, inspector de alcantarillas" de Ernesto Giménez Caballero, otro que tal. Es cuestión de ponerse a ello. Pero, vaya, no me voy a animar con de Prada por el momento.
    Besos

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    1. Sorokin, eso mismo me pasaba a mí, pero un amigo me echó la bronca, me dijo que este libro estaba bien y ¡voilà! apareció en esa mesa. Pero sí, cuesta, cuando un autor no te cae bien por algo que nada tiene que ver con la literatura, cuesta mucho leerlo.

      Saludos.

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  2. Pues ya somos tres a los que no nos empatiza ese hombre. A ver, yo intenté antes de cogerle manía, leer La vida invisible, y ya en la primera o segunda página dijo algo que me provocó tal rechazó que hasta hoy. No me acuerdo qué, porque además debía tener la misma edad que tú, cuando lo del aeropuerto. Igual es que cae mal a la juventud...no sé.
    Este que traes me gusta porque tiene el encanto de las ciudades turísticas fuera de temporada, es como si les quitaran el maquillaje y los tacones. Y que como mi paisaje favorito es una playa en invierno, pues lo de la tempestad en Venecia puede ser la bomba.
    ¿Has pensando que a lo mejor ese libro era el tuyo? ¿Por eso estaba allí, porque a las bibliotecarias les salió gratis y por eso lo regalaban?
    Lo de perder un libro es como lo de tirar comida, a veces no queda otra pero...
    Besotes Dorothy Serendipia

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    1. Pues no sé si será el mío, Norah, porque pone "Montse", pero igual la tal montse se lo encontró tirado en el aeropuerto. Creo mucho en las causalidades y en la serendipia, así que es algo que ya se me había pasado por la cabeza y que no descarto. El ambiente que describe tiene algo de la Venecia que Henry James retrató en 'Los papeles de Aspern'. No sé si la historia, pero la Venecia que describe, seguro que sí.

      Besotes.

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  3. Uys, que me acabas de recordar mis tiempos de facultad, porque este libro me lo regaló una compi de carrera. Y como por aquellos años apenas conocía al autor, me lo leí y me gustó mucho. Pero luego ya empecé a escucharle, a leer algunos de sus artículos de opinión, empezó a caerme mal... Que no me he animado a leer nada suyo. Y debiera...
    Besotes!!!

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    1. Margari, ¡tú lo devoraste sin prejuicios! Seguro que ahora lo descartarías sólo por el nombre del autor. Aunque me haya atrevido con este libro, te confieso que no sé si repetiré.

      Besines.

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  4. Los polemistas, tengan las ideas que tengan, me provocan sospechas, aunque quizá, por lo que comentas, sean infundadas. Dejaré de un lado mis prejuicios y algún día quizá le dé una oportunidad. Besos.

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    1. Briseida, supongo que, excepto en un tratado de política o sobre la sociedad o algún ensayo sobre alguno de estos temas, las opiniones de los escritores no marcan sus obras. Curiosamente, sí determinan que las leamos. Supongo que es un factor más, como la portada, el texto de la contraportada (para quien lo lea), la primera frase...

      Besos.

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  5. Hay que superarlos, sí, pero no sé si en esta ocasión seré capaz. Un besote!

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    1. Rocio, ¡jajajajaja...! Hay prejuicios contra los que no tenemos por qué luchar, que ya tenemos que pelearnos con muchos otros sí o sí.

      Un besazo.

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  6. Pues tal como lo describes tiene muy buena pinta esta novela. A mí con los premios Planeta me pasa un poco como a ti, que tengo mis prejuicios, pero bueno algunos sí me han gustado. Me voy a apuntar esta novela a mi lista de deseos! Buena reseña guapa! :)

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    1. María, los premios Planeta dejé de leerlos después de varias decepciones sonadas que hicieron que no volviera a leer nada más de esos autores. Éste ha sido una buena sorpresa.

      Saludos.

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