'Ve y pon un centinela', Scout se hace adulta
Nunca debí leer ‘Ve y pon un centinela’. Nunca debí volver a Harper Lee, a Scout, a Atticus, a Maycomb… Nunca debí querer saber qué había pasado con todos ellos después de aquel verano y aquel juicio y aquel susto y aquel rescate. No. Nunca. Porque ‘Ve y pon un centinela’ no es ‘Matar a un ruiseñor’. No es aquella maravilla que me tuvo pegada al orejero durante varios días, viendo, pensando y soñando con Maycomb. De hecho, no entiendo que se haya publicado. Y no es que sea una mala novela. No lo es. Es entretenida y se lee rápido. Pero lo enturbia todo. No hay vuelta atrás. Después de leer esta historia nada es igual. Ni Harper Lee ni Maycomb ni sus personajes. Y, sin embargo, a pesar de todo, este libro cuenta una verdad absoluta. Tan absoluta como el descubrimiento de que nuestros héroes de infancia no superan el paso a la edad adulta. Ni siquiera Atticus Finch. Sí, porque este libro va precisamente de eso, de cómo Scout descubre que su padre tiene sombras, y cómo eso hace que deje de ser Scout y se convierta, definitivamente, en Jean Louise Finch. Aunque le siga gustando vestirse como un chico, hacer gamberradas y huir de todo aquello que suponga comportarse como una señorita de buen nombre. El Maycomb al que regresa Scout es diferente. Ella ha cambiado, ha crecido, y la ciudad también. El enfrentamiento entre blancos y negros está a punto de explotar y hasta Calpurnia, su querida Calpurnia, la mujer que la crió, la trata diferente cuando va a visitarla a su casa, en uno de los barrios negros. Y eso, descubrir que tu mundo y tus creencias, lo intocable, lo inmutable, lo seguro, no son como creías, también es crecer. Y eso, siempre duele.
“Jean Louise Finch siempre hacía el viaje por aire, pero para aquella visita anual a casa decidió ir en tren desde Nueva York hasta el Empalme de Maycomb. Por un lado, porque se había llevado un susto de muerte la última vez que viajó en avión, cuando el piloto optó por atravesar un tornado. Por otro, porque llegar a casa en avión significaba que su padre tenía que levantarse a las tres de la mañana, conducir ciento sesenta kilómetros para ir a buscarla a mobile y trabajar después toda la jornada. Tenía ya setenta y dos años, y no era justo hacerle eso.”
Título: ‘Ve y pon un centinela’
Autora: Harper Lee
Editorial: Harper Collins
Páginas: 272
Precio:
Procedencia: Regalo de mamá
Le tengo ganitas, ojala pueda conseguirlo pronto.
ResponderEliminarUn beso
Espe, a ver si lo consigues, espero que te guste algo más que a mí, que me decepcionó un poco...
EliminarBesines
Pues me parece un tema muy interesante, lo he visto en mi librería de confianza asi que...
ResponderEliminarBesos amiga Dorothy :)
Pues de dolores ya estoy servida. Este no lo toco ni en sueños pero me parece imperdonable casi que no haya leído Matar a un ruiseñor, y eso que vi la película. Si es que a veces...no tengo sentido común. Bueno, prometo arreglarlo en algún momento.
ResponderEliminarLas cosas buenas o las que van bien no hay que tocarlas, todo el mundo lo sabe.
Besotes
Pues a riesgo de que me tachen de Peter Pan me niego, me niego a enturbiar mis recuerdos sobre Matar a un ruiseñor, Dorothy, que soy partidaria de no huir del dolor pero no para llegar al arrepentimiento. Harper que ponga el centinela en otra parte, hombre ya.
ResponderEliminarBesos
Tenía muchas dudas con este libro y has terminado de aclarármelas. Me quedo con el recuerdo de Matar a un ruiseñor, novelón.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo también confieso así con la boca pequeña y escondido detrás de una columna que no he leído todavía "Matar a un ruiseñor", es de esas que se han ido quedando en el cajón de eternas pendientes. Prometo buscarle el momento porque además me llama casi todo. Pero de esta continuación, y tan a destiempo, no sé. No terminé de verla apetecible cuando supe de su lanzamiento, y como me entusiasme tanto como a tí "Matar a un ruiseñor", me parece que me quedaré con ese sabor de boca.
ResponderEliminarUn besote!
Yo primero leo "Matar a un ruiseñor" y luego ya veremos, porque a parte de la tuya creo que he leído más reseñas negativas sobre esta novela. Aunque tus razones me han producido incluso curiosidad por esta segunda parte...
ResponderEliminar¡Besos!
Tengo que leer Matar a un ruiseñor, luego a ver...
ResponderEliminarBesotes
Aunque en principio fue muy tentador, porque Matar a un ruiseñor es tan... tan... tan... ains..., creo que no caeré en la tentación de leer este, y mejor me releeo "Matar a un ruiseñor".
ResponderEliminarUn abrazo
Sois muchos los que vais en la misma línea, así que descartado :-)
ResponderEliminarVisto lo visto, me apetece más leer Matar a un ruiseñor. Besos.
ResponderEliminarComo ya lo han dicho otros antes, puedo decirlo sin sentirme un ser extraterrestre. No he leído "Matar a un ruiseñor". No. Y, por el momento no lo voy a leer, así que, desde luego, este del centinela menos todavía.
ResponderEliminarBesos
Hace la tira que leí "Matar a un ruiseñor" pero creo que antes de leer el libro que reseñas, le daré una relectura.
ResponderEliminar¿Puedes creer que aún no he leído "Matar a un ruiseñor"'?
ResponderEliminarAbrazo!
La verdad es que no he leído nada de lo que mencionas, así que estoy compeltamente perdida, pero sin duda comparto tu visión de la pérdida de la inocencia que hace cambiar la mirada de las cosas, quizá al poder dejarnos ver más ángulos de una realidad. Y sí, crecer siempre duele, pero también mola.
ResponderEliminarSaludos
Yo por eso mismo no quiero leer este libro, prefiero quedarme con la imagen que tengo de Atticus en Matar a un ruiseñor. Por ahora me niego a leerlo.
ResponderEliminarUn beso.