Mi paraíso escondido


El ruido del agua es hipnótico. Suena a sueño, a algo imposible en esta isla seca en pleno verano. Sentada en una paret de feixa, cierro los ojos para que el gorgoteo del agua fluya en mi cabeza. Juguetea entre mis oídos y mi mano izquierda se escapa, buscándola, en el pequeño canal de regadío. Está fría, helada. Sudada por el esfuerzo de la caminata gimo de placer. Me asusto. Apenas un susurro y suena como un grito entre el zumbido de las cigarras, el silencio apabullante del valle. Perdido. Solitario. Un paraíso escondido entre montañas. Una mobylette retumba en el camino, por encima de mi cabeza. La conduce un anciano con esparteñas y sombrero de paja. A su espalda, su bastón y la azada. Oigo un chapoteo. No estoy sola. Al otro lado del valle un hombre se baña desnudo en una alberca pegada a la montaña, escondida entre zarzamoras y sombras. Agua transparente y paredes verdes. Toca volver a la realidad. Subir, casi trepar, por las piedras hasta la carretera de tierra y afrontar el duro regreso a la isla conocida, la que está llena de turistas en busca de fiesta, atascos, calles llenas de gente en bañador y colas, la que no se parece en nada a mi pequeño paraíso escondido.

Comentarios

  1. Genial paraiso para trabajo (el anciano) y para ocio y relax (el bañista nudista). Una dura caminata que termina en un goce de tal tipo, es una tupa de andar que ha merecido la pena. Vacías la mochila de las frustaciones, se detiene el tiempo, coges pilas y de vuelta a la realidad. Pasos y pasos acompañados por el tic-tac que vuelve a sonar.

    Me alegro lo hayas disfrutado. Un beso furtivo!

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  2. ¡Jo, Dorothy! escalofrios de placer me han recorrido mientras leía. Hace tiempo que no encuentro un rincón como este tuyo.
    Muchas gracias por este momento que tan bien has descrito.

    Besos agradecidos

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  3. Eso es un paraíso en toda regla!!! No importa tener que regresar a la isla conocida sabiendo que dispones de ese paraíso escondido.
    DIisfrútalo!!
    Abrazo!

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  4. chissssss! Dorothy no lo digas muy alto que te quedas sin tu edén... enhorabuna por tener uno... ¡Qué suerte! Qué bien lo has descrito... ¿me invitas? ya sabes que soy jardinera y cuido mucho a la madre naturaleza... no dejaré nada desordenado, eso sí... en pelota picada... como mejor se está, ja ,ja... Bss fresquitos...

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  5. Se me ha venido un escalofrío y todo al sentir mis manos jugueteando con ese agua que describes. Qué bien viene tener ese tipo de escondites donde encontrarnos a nosotros mismos!!
    Un beso (:

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  6. David, la caminata tampoco fue tan dura. Aquí prácticamente todo está a cinco minutos, así que en realidad aproveché que estaba por allí haciendo un reportaje para desviarme unos metros y bajar al manantial, a unos diez minutos. Fue corto, pero valió la pena. Lo disfruté mucho.

    Un beso fresquito corriendo entre el agua

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  7. Elysa, yo también hacía tiempo que no me acordaba de que existía este rincón, pero la casualidad me lo recordó. Seguro que cuando más falta te haga encuentras el tuyo.

    Un besazo

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  8. Zamarat, no importa tener que volver, pero fastidia una barbaridad... Especialmente si no sabes cuándo podrás escaparte otra vez a él.

    Un beso

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  9. MariCari, a una jardinera como tú me la llevo a ese paraíso cuando quiera, pero para tener las manos quietas, que en mi paraíso todo está un poco salvaje y no quiero que te dé un ataque de trabajo. Y sí, cuando vengas nos bañamos en cueros en el agua fresquita de la alberca, que da mucho gustito.

    Besotes

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  10. Ariamsita, es verdad que vienen bien estos sitios, se te van de la cabeza muchas tonterías estando ahí.

    Un besote

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  11. Esos pequeños paraisos son los mejores. Lugares favoritos y casi secretos a los que siempre podemos volver cuando nutra mente y nuestra alma necesitan alimento.
    Un abrazo.

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  12. M. espero que tú también tengas uno de estos paraísos para los momentos en que lo necesites.

    Un beso

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