Aquella noche de champán tatuado
Me pregunta por el verano. Por el trabajo. Por las medianoches aún en la redacción. Por los becarios... Y a mí solo me viene a la mente aquella noche. La que comenzó con articulo indefinido y acabó ganando el definido. Una noche cualquiera que se convirtió en una noche singular. Una noche de la que no esperaba nada y que me dio mucho. Una noche en la que solo debíamos tomar un vino después del trabajo y acabamos enlazando copas de champán mientras ignorábamos la música house. Me pregunta por el verano y mi cabeza se marcha. Siento los vaqueros ajustados, el palabra de honor negro y los peep toe con swarovski en mis pies. Siento la frente y la nuca despejada, como si aún llevara el tupé y la coleta. En la mano izquierda noto el calor de una mano que me arrastra entre la multitud que baila desenfrenada en la pista y, en la derecha, el peso de una botella de champán llena de tatuajes que ahora, vacía, reposa junto a un candelabro negro y los coloridos vasos de té.
Preciosos zapatos y botella de "Christian Audigier" (acabo de conocer su existencia, un diseñador francés...)
ResponderEliminar¿Principios de agosto, en el Blue Marlin Club de Cala Jondal? Dime que valgo para detective privado.
Me alegro que recuerdes tan gratamente esa noche tuya tan especial, Dorothy con taconarros.
Un beso bruit!
David, lo siento, sigue leyendo a Holmes. No fue Blue Marlin, fueron Sidney, El Hotel y Amnesia. Blue Marlin, a las horas que acabo de trabajar en verano me queda un poco lejos (concepto isleño de lejos, es decir, 20 minutos en coche).
ResponderEliminarFue una noche un tanto peculiar. Surrealista: presentación del champán del sr. Audigier (diseñador de la firma Ed Hardy para más señas) cumpleaños de Massiel y más presentación. No sé si fue el champán, pero ni los tacones me molestaron.
Un beso rosé.
P.S: veo que conoces bien la isla...
... vale, tengo envidia del trasfondo de tu post, bueno y del plano "superior", hoy me siento envidiosa, ¡qué le vamos a hacer!, será la lluvia,la monotonía, el asma, jajaja... ainnnnsssssssss, qué bien se respira en "ses illes"... y que bien pasa una las noches de verano (y con esos alucinantes zapatos a mi no me hace falta ni champán!!!!, vamos creo que ni nadie que me agarre de la mano, jajaja)
ResponderEliminarresumiendo, retomo lo de: ¡qué envidia!
un besito
Ahhh!!! los recuersdos de noches innolvidables... Tenerlos será como haber vivido con pasión aunque solo sean unas horas... pero ¡¡qué horas!!
ResponderEliminarBss...
Qué bueno que una noche cualquiera se convierta en una especial o al menos singular y sobre todo qué bueno que aún la recuerdes.
ResponderEliminar:)
Si ni los taconazos te molestaron, fue una gran noche, seguro.
ResponderEliminarO... ¿exceso de champán? jajaja
Besotes
No hay mayor regalo que una noche de la que no esperas nada y termina tan gratamente.
ResponderEliminarSupongo que todos hemos tenido una noche así y la recordamos con una sonrisa.
Un saludo Dorothy :)
Me gustaría tener el recuerdo reciente de una noche así, Dorothy.
ResponderEliminarBesos,
Mariaaaaaa, no tengas envidia. Si quieres te digo que sí que me dolían un poquito los zapatos, que tuvimos que dar un rodeo por caminos de monte para esquivar un control de alcoholemia, que tuvimos que salir de la discoteca por la puerta de emergencia porque la pista estaba tan llena que apenas se podía caminar y que el de la mano es solo un compañero de trabajo que esa noche se convirtió en amigo (sin segundo sentido).
ResponderEliminar¿Mejor así?
Un besito.
MariCari, es curioso. No te acuerdas de las cosas y, de repente, alguien dice algo y te encuentras con la noche ahí, delante de tus narices, que casi te dan ganas de comprarte unas palomitas y verla de nuevo desde fuera.
ResponderEliminarUn besazo
Noe, es verdad. A veces sales con muchas ganas y vuelves a casa después de una noche mediocre y otras, que sales por salir, pro no hacer un feo, por no decir otra vez que no porque sales tarde de trabajar y no te apetece... y acaban siendo las mejores.
ResponderEliminarUn beso
Elysa, sssshhhh... No lo digas muy fuerte, pero yo también tengo la sensación de que las copitas de champán tuvieron algo que ver.
ResponderEliminarUn beso
Muerte Roja, espero que todos tengamos una noche así. Inesperada y divertida.
ResponderEliminarUn beso
Carmen, no es tan reciente, del agosto pasado, si te sirve de consuelo.
ResponderEliminarUn besazo, guapa.
Me gusta, me gusta, es como una especie de telón transparente que deja entrever la magia de una noche (:
ResponderEliminarUn beso!
Ariamsita, me gusta mucho eso de un telón transparente.
ResponderEliminar¿Se acabaron las vacaciones?
Besotes
Pues k bien k una noche normalita se convirtiera en una noche magnifica :D
ResponderEliminarPasate por mi blog si tienes un huequito (>.<) Besotes y cuidate mucho!
http://apuestoportimifantasiaaldespegar.blogspot.com/
Al leerlo parece el comentario de una novela muy interesante, pero viendo los comentarios, parece mucho mejor, sacado de los recuerdos de una noche de verano... una copita de champán... esos zapatos...
ResponderEliminarBonito recuerdo y, sobre todo, bonita manera de explicarlo.Abrazos!!
ResponderEliminarYo tambien pienso que es una suerte tener noches asi para recordar. Con champan, tacones y subrealismo incluido.
ResponderEliminarAbrazos.
Y Frida, ¿qué dice de eso?
ResponderEliminarUmm, misterioso. Solo las palabras y los objetos que insinuan historias sin contarlas...
ResponderEliminarUn saludo!
Pequeña fantasía, ahora me paso.
ResponderEliminarUn beso
Sonia, por una vez no se trata de libros, si no de la vida, aunque no estaría mal guardar esa noche y usarla si algún día me da la ventolera y me pongo a escribir.
ResponderEliminarUn besazo
Zamarat, muchas gracias. Es un bonito recuerdo, pero también es cierto que el paso del tiempo lo embellece. Seguramente la mañana siguiente no me pareció una noche tan buena.
ResponderEliminarUn besazo
Bichoraro, todas esas noches (y días y tardes y momentos buenos) habría que poder convertirlas en canicas de cristal y guardarlas en un bote para tenerlas siempre ahí.
ResponderEliminarUn beso
Serendipity, Frida juguetea con la botella cuando está en casa, lo que me pone un poco nerviosa.
ResponderEliminarBesos
Hombrerrante, tenemos la grandísima suerte de que, por el momento, los objetos no hablan.
ResponderEliminarBesos