Buscando las reliquias de la muerte

Han pasado dos semanas desde que vi 'Harry Potter y las reliquias de la muerte' y aún sigo pensando que me gustaría tener una máquina del tiempo para acelerar los meses que faltan hasta que se estrene la segunda parte. También me gustaría que no llegara nunca ese momento, que será el final a unos personajes, situaciones y escenarios que he vivido casi como propios desde hace casi diez años. Aún estoy impresionada por lo que vi en la pantalla. Jamás una de las películas de Potter había encajado de forma tan perfecta en las imágenes que mi imaginación había ido creando al devorar los libros de J. K. Rowling. David Yates lleva hasta el extremo la oscuridad que ya estableció en su primera película de la saga ('Harry Potter y la Orden del Fénix') y que va inundando las páginas de Rowling. Cuando más conscientes son los personajes del mundo que los rodea, más negro se vuelve el entorno. Tremendas las imágenes de Nagini en casa de Bathilda Bagshot, las expresiones de los mortífagos, el ambiente lóbrego de Godric's Hollow y la última escena de Dobby, el elfo doméstico. La espera hasta la batalla final en Hogwarts se me va a hacer demasiado larga.

Comentarios

  1. No he leído ninguno de los libros de Harry Potter, ni he visto ninguna d elas películas. Supongo que a veces me puede el espíritu científico que llevo dentro. Igual esta navidad empiezo a leer alguna cosa. Sois tantos los seguidores, que no podéis estar equivocados.

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  2. Yo decidí leerlos cuando estaba estudiando. Coincidía cada día en el tren con los niños de las escuelas privadas de los alrededores de Barcelona. Siempre estaban gritando y corriendo y de repente, en cuestión de dos semanas, todos iban calladitos y concentrados leyendo alguno de los tres primeros libros. Si habían conseguido aplacar a los monstruitos tenían que ser buenos. Y así empecé. Ahora soy una potteriana sin remedio.

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