Los elefantes de 'Moshi'




Marta Torres Molina | Diario de Ibiza
Cuando lo más complicado ya estaba hecho, lo último que esperaban Alba Pau y Carlos Ramon (Proyecto Juntos) es que los elefantes se lo pusieran difícil. Pero ahí estaban. Habían conseguido reunir en Ibiza 300 bicicletas para los niños de un orfanato de Tanzania, habían encontrado quien sufragara el coste del contenedor, habían llegado a África, estaban a las puertas de su destino, Moshi, a los pies del Kilimanjaro... Y justo en ese momento, frente al camión cargado con las bicicletas ibicencas, una manada de elefantes bloqueaba el único camino que lleva a la aldea. «Teníamos apenas unas horas para llegar a Moshi porque el contenedor tenía que regresar en el mismo barco en el que había llegado. Así que hice una promesa: si los elefantes se apartaban, haría un cuento para ayudar a los niños con cáncer de Ibiza y Formentera», recuerda Alba Pau sosteniendo en sus manos 'Moshi', el cuento.


Aunque su idea inicial era escribirlo ella, se dio cuenta de que era mejor encargarle la tarea a alguien acostumbrado a escribir para niños. «A mí me hubiera salido una biblia», bromea. Enseguida pensó en Meritxell Rius: «Tengo muchos cuentos suyos, me gustaba mucho. Quería que fuera ella». Y ahí empezó la «magia» que, está convencida, arropa este proyecto desde el principio. La encontró de casualidad, a través de su marido, Lorenzo, al que conocía sin saber que estaba casado con ella. Y no sólo eso, también conocía a sus padres, sobre todo a su madre, que había fallecido de cáncer.

Meritxell escucha a Alba y coge de la mano a Paquita Ribas, su amiga del alma y la ilustradora no sólo de 'Moshi' sino de casi todos sus cuentos. «Unos meses antes habíamos comentado que queríamos hacer un cuento solidario para los niños con cáncer. ¡Y de repente nos llega esta propuesta que es casi un regalo del universo! Todo ha sido muy mágico en este proyecto», indica. Alba asiente. Hasta ella, que es puro nervio y a la que le gusta tenerlo todo bajo control, ha acabado confiando en esa magia. «Dejarse fluir y dejar que todo fluya», indica.

De momento, han editado 3.000 ejemplares (1.500 en castellano y otros 1.500 en catalán) de 'Moshi', que recuerda la historia de las bicicletas ibicencas que llegaron a Tanzania. Too comenzó durante una visita de Carlos Ramon al orfanato. Allí, pidió a los 80 niños que dibujaran aquello que más desearan tener. Todos, a excepción de dos, dibujaron una bicicleta. No era un capricho. Era una necesidad. Si cada niño tenía una bicicleta podrían recorrer sin problema los 20 kilómetros que separan el orfanato de la escuela. Carlos regresó de Tanzania con todos aquellos dibujos de bicicletas y la firme intención de conseguírselas. Meses más tarde, un contenedor con más de 300 bicicletas partía de Ibiza rumbo a aquella aldea en las faldas del Kilimanjaro.

El cuento costará 13 euros que irán «íntegros» a ayudar a los niños con cáncer y a sus familias. «Cuando un niño tiene cáncer en muchas ocasiones uno de los padres tiene que dejar el trabajo. Y si son familias monoparentales... Imagina lo que supone eso a la economía familiar. Además, la sanidad pública únicamente paga los desplazamientos y dietas a un acompañante durante todo el proceso cuando los niños tienen que ir a otras comunidades para operaciones y tratamientos. Necesitan mucha ayuda», continúa Alba Pau.

Para escribir y poner colores a 'Moshi', Meritxell siguió las rodadas de las 300 bicicletas ibicencas. Incluso fue a ver a Dani, de Can Dani, que ayudó a ponerlas a punto, que donó unas cuantas y que le contó una historia que la dejó muy impresionada: un matrimonio, extranjero y mayor, había comprado hacía poco un par de bicicletas en la tienda. Un día, el hombre entró en el establecimiento abatido y con la bici de su mujer. Ella había muerto de cáncer hacía poco. Le entregó a Dani la bicicleta que habían comprado poco antes. «Ahora, esa bici hace feliz a algún niño en Tanzania y servirá para ayudar a niños con cáncer», concluye Meritxell. «La magia», apunta Alba, sonriendo.

Comentarios

  1. Admirables totalmente. Gente como ésta son las que hacen de este mundo un sitio mejor. Buscaré el cuento. Y una preguntita, ¿puedo compartir tu entrada?
    Besotes!!!

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    1. Margari, hay mucha gente buena y desinteresada. Seguí esa historia de las bicicletas de cerca y fue increíble cómo se implicó todo el mundo. ¿Compartir? ¡Por supuesto!

      Un besazo

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  2. Qué historia humana tan bonita y admirable. Todavía hay gente haciendo cosas por otros más desfavorecidos.
    Un beso, Marta.

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    1. Norah, es una historia bonita desde el principio. Fue una pasada ver cómo la gente e la isla donaba sus bicicletas. Y el cuento es muy lindo.

      Besines.

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  3. Aún hay esperanza para la raza humana. Gracias por este post. Besos

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    1. Marisa, hay esperanza, sí, aunque a veces nos parece que no.

      Abrazos

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