'La insólita pasión del vendedor de lencería', esas corseterías de toda la vida...


Hay libros que son para ti. Que no son grandes libros, pero que sabes que tienen algo que te va a gustar. Lo sabes desde el primer momento, desde que lees alguna reseña por ahí y se te ponen las orejas en punta porque algo te llama la atención. Libros que anotas en tu libreta de libros pendientes, no entre los prioritarios, y que, de repente, sin esperártelo, te llegan en el intercambio de libros que cada verano haces con tu amiga Marian. Es lo que me pasó con 'La insólita pasión del vendedor de lencería', de Asako Hiruta. Cuando lo descubrí en el blog de Norah supe que quería leerlo. Me gusta la lencería. Me gustan esas corseterías de toda la vida donde dependientas cercanas a la jubilación saben lo que quieres antes, incluso, que tú, donde los probadores son amplios, con luz matizada y las paredes forradas de terciopelo. Locales donde te sientes especial, donde disfrutas del tacto de la blonda, la secuencia perfecta del encaje, el juego de las transparencias, la seda resbalando sobre tu piel... Pues así, más o menos, es Toujours Ensemble, la corsetería que protagoniza esta novela. Sí, porque están Satsuko Kunieda y Yô Isaji, pero la protagonista es la tienda. Kunieda es una treinteañera que trabaja en publicidad y que lleva una vida aburrida y sin muchas aspiraciones personales después de que su novio de toda la vida la dejara. Si no prestaba atención a la lencería cuando estaba en pareja, ahora, mucho menos. Pero un día, en un semáforo, se da cuenta de que ha salido de casa sin sujetador (¿quién no se ha despistado un día y ha salido de casa sin ropa interior?) y decide, a toda prisa, entrar en la primera tienda de lencería que encuentra. Y ésa es la de Isaji. Un lugar cálido y acogedor, glamuroso, lleno de piezas delicadas, bellas y caras, y con un dependiente que despierta todas las suspicacias de Satsuko, sobre todo cuando es él mismo quien se mete en el probador con ella, le toma las medidas y selecciona varias prendas que no sólo la sacarán del apuro sino que, además, supondrán un cambio. Sí, porque de eso va la novela, de cómo un pequeño cambio, algo imperceptible y aparentemente tonto, puede ayudarte a dar un gran cambio. Más de uno pensará que es una tontería. Pero a las que nos gusta la lencería sabemos que no es así. Sabemos que en las citas importantes de trabajo, debajo de la camisa y la americana, llevamos prendas con las que nos sentimos fuertes. Que la seguridad y la sonrisa con la que llegas a una cita no depende sólo de la ilusión y el vestido que hayas escogido. Que los días tontos se enfrentan mejor si sientes que la ropa íntima te protege y te abraza. Más allá de eso, 'La insólita pasión del vendedor de lencería' es una comedia romántica. De ésas que sabes que, por mucho que sufran los protagonistas (vale, es una novela japonesa, así que tampoco esperéis un gran drama), al final siempre sale todo bien. Todo se arregla. Todo acaba como se supone que debe acabar para que todos sean felices y coman ramen y sushi (no sé yo cómo andarán de perdices en Oriente).

"Satsuko relacionaba la lencería con el tipò de mujer superficial y frívola que proliferaba en la época de la burbuja económica. No había lugar para esos caprichos en el mundo frío y cruel de la mujer japonesa trabajadora. Ella se conformaba con comprar en internet los conjuntos de bragas y sujetador que vendían por tres mil yenes."

Título: 'La insólita pasión del vendedor de lencería'
Autor: Asako Hiruta
Traductora: Marta Estefanía Gallego Urbiola
Editorial: Reservoir Books
Páginas: 224
Precio: 20.90€
Procedencia: préstamo Marian

Comentarios

  1. Muy sugerentes tus palabras, Dorothy. Entiendo esa sensación de estar ante un libro que, sin necesidad de ser una obra maestra, te atrapa y te dice más, a pesar de ser sencillo (en apariencia).
    Es una delicia leerte.
    Un abrazo.

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    1. Sofia, es la magia de esos libros que afrontas sin prejuicios y sin la obligación de que te gusten porque son grandes clásicos. Ideal para el verano, la verdad.

      Un abrazo.
      (Gracias).

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  2. El pellizco previo al final no hacía falta pero como dices, llegamos a donde tenemos que llegar con chuches japonesas incluidas que no solo de sushi vive el humano. Y qué ganas de volver a esa tienda...y charlar con la madre, anda que no sabía nada la señora.
    Y sí, nada que ver la lencería chula con las bragas del Primark que hoy te aprietan y después del primer lavado cabes tú, tu prima y la vecina del quinto. Pues mira, sin ropa interior nunca he salido pero un día fui al cole con dos bragas y no me di cuenta hasta que me cambié para la clase de gimnasia. En mi defensa tengo que decir que tenía siete años.
    Besos, Dorothy Hansen

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    1. Norah, El pellizco final también creo que está de más, sobre todo porque hay algo que no cuadra en esa Satsuko que carga cuencos de ramen, pero bueno, supongo que quiso darle un punto dramático antes del happy end. Y sí, debe haber una segunda parte en la que la madre de Isaji sea la prtagonista absoluta, es un personaje un tanto desaprovechado.
      Pues... Yo soy muy fan de alguna de la ropa interior del Primark. Hay prendas que me han durado muchos años, aunque puestos a elegir, qué quieres que te diga, prefiero La Perla.

      Un besote.

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  3. Pues no recuerdo haber leído la reseña de Norah pero no me extraña que te causara esa sensación. A mí nada más que con el titulo ya me atreve. Tiene una pinta estupenda así que yo también lo anoto aunque no sea prioritario. Besos

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    1. Marisa, creo que, de hecho, mucha gente lo ha comprado por el título. Está muy bien. Aunque sea una comedia romántica tiene algo diferente, que se agradece. Si tienes un día de playa o de piscina, cuélalo, que se lee en un tris.

      Besos.

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