'Estas ruinas que ves', regreso a Cuévano
Un simple "extraordinario" de Javier Marías estampado en la contraportada de 'Estas ruinas que ves' fue suficiente para lanzarme de lleno a las páginas de esta novela de jorge Ibargüengoitia. ¿Novela? Sí, aunque en realidad 'Estas ruinas que ves' es más bien el relato de lo que pasa por delante de los ojos de su protagonista y narrador cuando, después de una temporada en la ciudad, regresa al pequeño Cuévano, su ciudad natal, donde dará clases en la universidad. Se encuentra con la misma ciudad que dejó, con los mismos amigos, el mismo ambiente... También con cambios. Nunca había pensado que el amor (más bien la pasión) estuviera donde lo encuentra, tampoco que sus amigos siguieran con las bromas pesadas de antaño, que acabaría escondiendo tonterías como un crío o que se desviviera por la desgracia de una sensual jovencita condenada a morir al primer orgasmo. Pero todo lo que ocurre en ese Cuévano del regreso no importa. Da igual. Podrían ser esas bromas y esas risas o podrían ser otras. Da lo mismo. No importa. Lo que importa, lo que deja poso, lo que se mantiene en el tiempo, meses después de leer esta novela, son las sensaciones. Lo que piensas y sientes mientras lo lees. De hecho, ahora, meses después de devorarla en una tarde, no tengo la sensación de haber leído un libro, tengo la sensación de haber visto una película. Veo a Pascualito. A Sarita. A M alagón. El coche. El piso. Las cartas requisadas. Extraordinaria.
"Los habitantes de Cuévano suelen mirar a su alrededor y después concluir:
-Modestia aparte, somos la Atenas de por aquí.
Cuévano es ciudad chica, pero bien arreglada y con pretensiones. Es capital de Plan de Abajo, tiene una universidad por la que han pasado lumbreras y un teatro que cuando fue inaugurado, hace setenta años, no le pedía nada a ningún otro. Si no es cabeza de la diócesis es nomás porque durante el siglo pasado fue un hervidero de liberales. Por esta razón, el obispo está en Pedrones, que es la ciudad más grande.
-Los de Pedrones -dicen en Cuévano- confunden lo grandioso con lo grandote."
Título: 'Estas ruinas que ves'
Autor: Jorge Ibargüengoitia
Editorial: RBA
Páginas: 176
Precio: 18€
No conocía ni el libro ni al autor, pero me temo que no es lo que busco en este momento.
ResponderEliminarBesos.
Azalea, a veces son los libros lo que te encuentran sin buscarlos. Me lo ofreció mi madre un par de veces y le puse mala cara, pero un día vi la inscripción de la contraportada y caí. Y me ha encantado.
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Yo tampoco lo conocía. Da la impresión de ser una novela muy nostálgica y melancólica.
ResponderEliminarUn beso!
Lesincele, es nostálgica y melacólica, sí, pero también te ríes mucho.
EliminarUn besote
Ni idea de este libro Dorothy. Coincido con Lesincele y ahora mismo no me apetece algo así. Besos.
ResponderEliminarMarisa, las lecturas tienen que apetecer, ya he contado arriba que yo la rechacé dos veces. Pero me encantó.
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No conocía el libro. Lo iba a descartar porque la historia no me llamaba mucho pero al final me desarmas con lo de las sensaciones que perduran, es como las novelas de Auđur, si piensas en ellas la sensación vuelve. Es como magia.
ResponderEliminarBesotes, guapa.
Norah, sí, la sensación es la misma que la de los libros de nuestra querida islandesa, esa sensación de que las historias no parecen importantes mientras las lees, pero con el tiempo ves que no se te van de la cabeza.
EliminarUn besazo, preciosa
Me gusta mucho Jorge Ibargüengoitia. Cada vez, además, que me subo a un avión me acuerdo de su muerte en el accidente de Avianca de 1983. Eso me quita un poco la seguridad que llevamos siempre los que hemos volado mucho.
ResponderEliminarNo conocía este relato que citas (obviamente anterior a 1983). Leí "las muertas" estando en Acapulco, con lo que el ambiente ya estaba puesto. Otro libro suyo fascinante es "Maten al león". Voy a buscar este que citas en cuanto vuelva a España, porque aquí no lo voy a encontrar.
Besos
Hombre Sorokin, me alegro de que conozcas a Ibargüengoitia. Y me apunto las dos novelas de las que hablas para leerlas, porque la verdad es que me ha encantado cómo escribe. Leí lo del accidente, no tenía recuerdo ninguno porque en el 83 estaba más concentrada en aprender a caminar que en los informativos. Espero que lo encuentres, y que lo disfrutes.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarNo sé, no me convence, pero también tengo la sensación de que podría sorprenderme.
ResponderEliminarBesos!
Caminante, creo que es de esas lecturas que dan pereza y luego te arrepientes de no haber leído antes.
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A mí sí que me has picado la curiosidad: el autor es todo un desconocido para mí pero la naturalidad del argumento me interesa. 1beso!
ResponderEliminarTizire, además, piensa que es cortito, si no te gusta, no pierdes mucho. No sabes cómo me gusta que os pique la curiosidad...
EliminarUn besote
No conocía esta novela ni me sonaba su autor. Pero solo con esta frase me has convencido: "Lo que importa, lo que deja poso, lo que se mantiene en el tiempo, meses después de leer esta novela, son las sensaciones."
ResponderEliminarBesotes!!!
Margari, quizás soy yo, pero últimamente hay muchas novelas con las que me pasa eso, que lo que me deja poso son las sensaciones más que las historias. Debe ser que tengo los poros más abiertos que los ojos. Espero que te guste.
EliminarUn besazo
Tomo nota para futuras lecturas.
ResponderEliminarAbrazo!
Zamarat, es una lectura agradable, un poco nostálgica y divertida. Una sorpresa, para mí.
EliminarUn abrazo
Lectura que me descubres... y que me llevo apuntada =)
ResponderEliminarBesotes
Shorby, espero que no te decepcione.
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Pues no lo conocía, pero me has dejado con el gusanillo...
ResponderEliminarBesotes
Marian, a ver el gusanillo qué hace al final. Es una novela que me ha sorprendido mucho.
EliminarUn besazo
Huele a nostalgia, me la llevo, no la conocía :-) Un beso!
ResponderEliminarMeg, nostalgia, sí, pero esa nostalgia que te hace sonreír e incluso reír.
EliminarBesos
Argh! Queriendo liberar la carga de libros y me tientas de esta bonita manera. Me llevo a la extraordinaria, ea.
ResponderEliminarBesos
Marilú, ya sabemos que las montañas de libros siempre crecen, nunca menguan, y de eso se trata, ¿no? Espero que a ti también te lo parezca.
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Tampoco la conocía, me deja buenas sensaciones tu opinión. Anotadísimo. Mil besos, me alegra leerte de nuevo
ResponderEliminarSandra, para mí también fue un gran descubrimiento. Me alegra estar por aquí, aunque ya veremos cómo evoluciono.
EliminarHola, Dorothy. Cuánto tiempo... Tú al parecer sigues de vacaciones. Yo ando intentando ponerme al día con Blogger y l@s amig@s.
ResponderEliminarEn cuanto a esta novela que nos traes, me parece muy atractiva, Sabe a antiguo, a viejas historias, a nostalgia del tiempo pasado...
Besotes, y gracias por pasarte por el blog!
Carmen, he tenido algunas dudas blogueras existenciales, pero ya las he resuelto (creo). A ver si consigo que no vuelvan. Sabe a antiguo, sí, a blanco y negro...
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