El César Millán de los años 40
Debo reconocer que cuando vi 'Cuando el hombre encontró al perro' en una librería no me preocupé ni de leerme el texto de la contraportada. El título y la imagen de un perro escuchando la trompeta de un antiguo tocadiscos en la portada me parecieron suficientes. Ni siquiera conocía al autor, Konrad Lorenz, del que suponía un libro de relatos. Quizás si hubiera sabido que era zoólogo, uno de los padres de la etología y Premio Nobel de Fisiología habría intuido que, en realidad, podría tratarse de algo más. Y es que este librito de apenas 173 páginas es una mezcla entre un ensayo sobre la relación entre el hombre y el perro a lo largo de la historia y una serie de relatos basados en la relación del médico con sus animales. No he podido más que reír, llorar y enternecerme con algunas de estas anécdotas personales como supongo que haría cualquiera que tenga perro al reconocer, en otros animales, al suyo propio: la inexplicable animadversión hacia una persona concreta, las vueltas persiguiendo su cola, sentarse en el suelo y negarse a caminar más, esconderse detrás de tus piernas cuando escucha un cortacésped, mirarte con ojillos desconcertados cuando no haces lo que espera, enfadarse porque no puede cazar una lagartija, correr como un loco hacia el agua... Más allá de las anécdotas Lorenz ofrece consejos que, curiosamente, no son muy diferentes a los que podemos escuchar en la actualidad en boca de César Millán ('El encantador de perros') y presenta de forma amena una teoría sobre cómo el hombre de las cavernas y el temido chacal se hicieron amigos.
"En resumen: la niña tiene una gran alegría y cuando sus padres vuelven a casa se encuentran, sorprendidos, pero en modo alguno entusiasmados, un cachorrito de chacal atiborrado de comida. Naturalmente, la primera intención del fiero guerrero es coger al cachorro y arrojarlo al agua, pero la hija rompe a llorar y se aferra, sollozando, a las rodillas de su padre, quien por el momento pierde el equilibrio y deja caer al suelo al perrito. Cuando intenta cogerlo de nuevo, éste se encuentra ya a salvo en los bracitos de la niña, que ha ido a esconderse en el rincón más oscuro de la cabaña, temblando toda ella y con el rostro bañado en lágrimas. Y como quiera que ni los padres de la edad de piedra tenían un corazón de granito para con sus hijas, el cachorrito se queda, a la postre, en casa".
Título: 'Cuando el hombre encontró al perro'
Autor: Konrad Lorenz
Editorial: Tusquets
Páginas: 173
Precio: 8,95€
No soy yo muy de perros, y menos de ller sobre ellos, pero por como lo pintas parece bastante interesante la visión y el enfoque del libro!!
ResponderEliminarUn beso :)
Yo sí soy de perros; tengo solo uno, se llama Sancho, pero tendría cuatro o cinco o seis o siete... vamos, la manada completa.
ResponderEliminarMe compro el libro ya. Mañana voy de librerías a echar un ojo y a ver si lo consigo...
Besines,
Ariamsita, no todo el mundo va a ser de perros. Yo es que soy animalera en general. Me gustan todos. Si tuviera muuuucho dinero y muuuucho tiempo mi mansión sería una especie de zoo porque tendría de todo: perros, gatos, caballos, conejos, gallinas, pavos reales, burros, un estanque lleno de peces, monos... De todo, vaya.
ResponderEliminarUn beso.
Carmen, yo también tengo solo uno por cuestiones de espacio. Se llama Nixon y es un bruto cariñoso y juguetón. Si llegas a leer el libro verás que al principio es más antropológico y así como va avanzando va explicando más experiencia propia.
ResponderEliminarUn beso.
Nunca te acostarás sin aprender algo nuevo!!!! Y descubrir estas cosillas tan sabrosas como que un tipo estupendo que soluciona problemas de familias que tienen perros aunque sea muy de medios televisivos tengan su raíz en libros... es estupendo!!
ResponderEliminarBss...
Uy, yo soy de perros, de gatos, de gallinas, de conejos, de caballos... en fin... hasta de humanos, je, je,,,,,
Sí y sí: me gusta. Soy de perros (tengo un bichito de casi 14 años encantador) y estoy segura de que este libro me va a gustar. Me lo apunto ahora mismo. Abrazos!
ResponderEliminarMe gustan los perros. No tengo pero soy de los que entiendo y promuevo una relación de afecto y ternura respecto a ellos. Y según lo que cuentas, es muy probable que este libro me animara definitivamente a decidirme por hacer sitio en casa para uno más. el problema es que no puedo dar el tiempo y el cariño que merece un perro... en fin, una vez más, tu comentario invita a la lectura.
ResponderEliminarBesos
MariCarim, no sé si César Millán conocía Lorenz y tampoco es que este dé muuuuchos consejos, pero si repite constantemente que un perro es un perro y no un humano y que queriendo que sea humano se convierte en un perro que no sabe lo que es.
ResponderEliminarPues nada, tú como yo, cuando te canses de lo tuyo montas una casita rural con terapias animales y pseudoguadería con bichos para los que vengan con niños.
Ains! Qué poco cuesta soñar.
Un besazo
Zamarat, espero que te guste, pero hay que tener en cuenta que se escribió hace muchos años, en 1950, y por un hombre de ciencias, vaya que el lenguaje y las reflexiones son de esa época.
ResponderEliminarUn besazo para ti y un achuchón para tu bichito.
José Luis, yo me pasé la infancia queriendo un perro (grande, para más pedir) y mis padres nunca accedieron. Cuando estaba estudiando fuera de casa mi hermana pequeña lo consiguió, pero luego mis padres se mudaron de casa y tuve que adoptar (por fin!) a Nixon. Apenas tengo espacio y tampoco tengo mucho tiempo, pero volver del trabajo y pasear con él por la playa, por tarde que sea, me va genial para desestresarme.
ResponderEliminarUn beso
Crec que recomanaré aquesta entrada a la meva germana, que és una amant dels gossos.
ResponderEliminarEl sentimiento de esa niña solo lo sabemos quien hemos tenido perros y sabes que los quieres como si fuera un miembro de la familia, que así es. Se le tiene que tener en cuenta en las vacaciones, en sus caprichos, en sus miedos y en otros michos detalles que los que vivimos con ellos lo sabemos.
ResponderEliminarEl libro tiene que ser muy bueno, sin duda.
Un saludo Dorothy
Yo tampoco sabía nada del autor. Como dice MariCari, "no te acostarás...
ResponderEliminar:)
Claro que soy de perros, no de mucho tiempo atrás, pero cada vez más, no queda otro remedio.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en lo que dicen tus comentaristas de que hasta que no se convive con un animal, no se entiende lo que se les puede llegar a querer, a necesitar, a admirar.
No conocía el libro, ni al autor. Pero lo apunto, faltaría más. He de reconocer que caigo en el error de pensar que mi pequeñita blanca es una personita. Espero no me veáis en el canal cuatro... ;)
Vaya nombres chulis Sancho y Nixon, jajaja (es que las dueñas se las traen).
Gracias Dorothy,
Un lametazo perruno!
Chuscartes, si li agraden els gossos segur que li agradaria el llibre.
ResponderEliminarPetonets i molta sort per demà
Muerte, es verdad que hasta que alguien no tiene perro no entiende muy bien que lo tengamos siempre presente. Hay que pensar dónde dejarlo en vacaciones, pedirle a alguien que lo pasee si sales tade del trabajo, dejarlo entrar en casa cuando sabes que se asustará por los petardos o fuegos artificiales y hasta dejar que se cuele en la cama las noches de tormenta...
ResponderEliminarUn besazo
Noe, esto de los blogs es un "no te acostarás..." constante. Creo que todos aprendemos muchísimas cosas cada vez que leemos a los demás.
ResponderEliminarUn beso
David, mi Nixon se tenía que llamar de otra manera, pero cuando le vi la carita siendo un cachorro regordete de andares torpones no pude más que llamarle Nixon...
ResponderEliminarY tranquilo, creo que todos, en algún momento, por mucho que intentemos evitarlo, acabamos tratando a nuestros perros como humanos en algún momento.
Lametazo también para ti.
Yo coincido con muchos comentarios no era de perros, hasta que entro en casa un peludo terrier tibetano llamado Lolo, y mi opinión a cambiado 100%, no se puede ser mas leal, ni mas fiel, ni dar tanto cariño... me he hecho pro-perros, jajaja.
ResponderEliminarBichoraro, si es que no se puede luchar contra esos seres peludos que sacan la lengua y te saltan encima supercontentos sea la hora que sea y llegues en el estado que llegues a casa.
ResponderEliminar¡Viva el mundo de los pro-perros!
Leí hace mucho tiempo el libro, está en mi biblio. Creo que cuando en los títulos aparece un animal ya me enganchan. Toda mi vida he tenído algún animal como compañero, perros, muchos gatos, un halcón, palomas hasta que descubrí que era alergica a las plumas y una sepiente y ahora compartimos vida con Shasha una boxer tan buena que más es imposible.
ResponderEliminarMe ha encantado tu entrada, Dorothy
Besos
pues, no he visto la portada, pero por la descripción parece que hablas del legendario sello discográfico "his master's voice"
ResponderEliminarElysa, yo también he tenido un animal siempre en casa, pero hasta que fui mayor de edad solo fueron peces, tortugas florida y periquitos. Los animales propiamente dichos, esos que tienen expresión y te responden, a su manera, no llegaron hasta los 18 años.
ResponderEliminarBesos para ti y tu preciosa boxer.
Raúl, es exactamente el dibujo de 'His master's voice', pero en una foto en blanco y negro supongo que hecha bastante después del nacimiento de la firma.
ResponderEliminartengo una "pastora" alemán a la que sólo le falta hablar, jajajaja, eso lo decimos todos verdad???... me abre la puerta cuando llego a casa, me despierta si me quedo dormida por la noche viendo la tele, me ayuda con las bolsas del super (se come lo que encuentra en ellas en cuanto me despisto, es su manera de colaborar a que pesen menos, jajajaja)
ResponderEliminartotal: ponga un perro en su vida, no va a arrepentirse (la parte de pasear, cepillar, poner comida, cambiar agua, gastos en vacunas, veterinario, peluquería... eso lo dejaremos para otra ocasión)
sin duda creamos unos vínculos especiales con nuestras mascotas...
qué libro tan interesante!
un besito
Maria, mi bestia mezcla de boxer y rottweiler no solo me ayuda con la compra, también con la dieta. Siguiendo el mismo estilo que con la compra, eso sí, es decir, comiéndose lo que consigue pillar del plato.
ResponderEliminarY sí, mejor dejamos para otro día los agobios porque no llegas a la hora del paseo, los cienes y cienes de euros del veterinario, las peleas del momento del baño, las peleas para que salga del agua en la playa... Pero todo eso se compensa cuando se te tumban encima porque están más tranquilos durmiendo en tus piernas que en su caseta.
Un besazo
Pues por ahora no lo he encontrado. A ver si en esta semana...
ResponderEliminarBesos,
Carmen, no creo que sea un libro de esos que están a decenas en las estanterías de las librerías. Y es tan chiquitín que si solo hay uno debe ser difícil de ver.
ResponderEliminarYa me contarás si lo encuentras.
Un besazo