Un cuento de hielo
Bello. Entrañable. Carcajadas internas. Una lágrima gorda y cálida cayendo por la mejilla. Precioso. Peces que hacen nudos en el agua. Whisky de muchos años. Una helada que cambia un barrio. Una pareja que sale del armario. Un policía con las dos manos enyesadas. Un niño que clama al cielo para que su familia no se desmorone. Un perro que gira sobre si mismo. Una bailarina de streaptease enamorada. Un matemático ruso que hará lo que sea por salvar sus peces de colores. Una cocinera que sólo sabe preparar carpa encebollada. Una profesora que se rompe el coxis. Una cámara escondida en un cajón. 'El frío modifica la trayectoria de los peces' (Pierre Szalowski) es ideal para estas fechas. Para recuperar, aunque sólo sea durante el tiempo que se tarda en devorar sus poco más de 200 páginas, la ilusa confianza en los humanos. Inevitable para los que cayeron rendidos con 'La elegancia del erizo' (Muriel Barbery), 'El consuelo' (Anna Gavalda), 'El curioso incidente del perro a medianoche' (Mark Haddon), 'Juntos, nada más' (Anna Gavalda), 'El ángel más tonto del mundo' (Christopher Moore) o 'Un final feliz' (Matthew Quick). Recomendable para los gruñones, cínicos o descreídos que, igual que el gigante de Wilde, esconden un gran optimista bajo la capa de polvo gris. Un cuento maravilloso cubierto de placas de hielo sobre personas que se mueven por la vida como peces en agua caliente.
Creo que ya tengo lectura para estos días. En cuanto me acabe CAIN de Saramago, me sumergeré en este cuento. Me has convencido plenamente.
ResponderEliminarhe tenido varias veces este libro entre mis manos y he optado siempre por devolverlo a la estantería de la librería, pero sabía que de alguna manera estaba destinado a mí...
ResponderEliminar¿Qué tal Caín? Es uno de los que espera turno...
ResponderEliminarCeni, yo cada vez estoy más convencida de que son los libros los que escogen cuándo los lees y no al revés. Si todas esas veces lo has devuelto es porque todavía no le tocaba...