La hora de las mujeres sin reloj


'La hora de las mujeres sin reloj', Mamen Sánchez | @martatorresmol

Una sonrisa. De las que te despierta un rayo de sol en los párpados. Un gato jugando con un ovillo de lana. La aleta de un delfín asomando entre las olas delante de casa. El dorado perfecto de un bizcocho. Eso es lo que te queda de las novelas de Mamen Sánchez. O al menos es lo que me ha quedado a mí en las dos que he leído. Hace años, cuando leí 'La felicidad es un té contigo'. Y ahora, bueno, este verano, cuando en los pocos momentos de relax que me permití (en breve os contaré por qué) leí 'La hora de las mujeres sin reloj'. Una novela que fluye. Y a la que te gustaría mudarte. Sí, porque si pudiera, me convertiría en Maya Millas. Pero no para ser como ella, sino para hacer las cosas bien. Como se supone que hay que hacerlas. Porque Millas, esa periodista que ansía escribir una biografía autorizada de Estela Valiente, conocida escritora que desapareció de la vida pública hace años, pretende usar el engaño. Y eso... eso, en la forma que ella lo hace, no me gusta.

Sobre todo porque Estela Valiente y su hermana Alicia, la dulce Alicia, que renunció a su vida para cuidar de su adorada hermana, son dos auténticos bombones. Como personajes. Y como personas. Lo mismo que su finca, 'Los Rosales', esa casa refugio, casi castillo, que funciona como un personaje más. Protege, cuenta, respira, ve, guarda secretos, acoge, abraza, esconde, vigila. Y sí, es verdad, también se equivoca dejando que Maya Millas se cuele en sus entrañas para descubrir, de mano de la ingenua y confiada Alicia, los secretos de la premiada Estela, esa mujer que triunfó con 'De puertas adentro', que ganó el Premio Nobel de Literatura y de la que no se supo nunca nada más porque se retiró a esa madriguera, jamás publicó una sola línea más y pasa los días en su torre, contestando las cartas de lectores que, décadas después, sigue recibiendo. Y así, colándose, poco a poco, en la vida de las hermanas Valiente, Maya Millas va saltando de secreto en secreto hasta llegar a uno que puede poner patas arriba la fugaz carrera de Estela. Un secreto que tiene que ver con Tony Cienfuegos, amigo de infancia y juventud de la escritora, ya fallecido y autor de la también exitosa 'La casa de ladrillos rojos' (atención al guiño de esta historia a la real de Harper Lee y Truman Capote). No es nada que no se intuya, pero el camino hasta llegar al misterio es tan agradable que eso, saber, intuir, estar convencida de que lo que crees es, da igual. Porque el camino de las entrañables hermanas Valiente, que de tontas no tienen un pelo y que son como unas Zipi y Zape al borde de la edad madura y que juegan a las cartas con sus amigas del pueblo, es hipnótico, divertido y emocionante. De los que te pintan una sonrisa en la cara. Como cuando descubres una nube que se parece a Fújur. Encuentras un as de corazones tirado en la acera. O el pelo, bailando con el viento, te hace cosquillas en la espalda.

"Alicia era dulce como las uvas pasas. Estela estaba recubierta de la piel amarga de las nueces verdes. Ambas habían nacido en aquella casa, con un intervalo de doce meses justos entre la una y la otra. Bendita madre la suya, que no tuvo tiempo ni para respirar entre embarazo y embarazo. Contaba que nada más parir a Estela, en cuanto la niña dio su primer alarido a la vida, apareció Alicia en pañales, gateando como un animalillo asustado, y después de un redoble de tambor (imaginario), se agarró al borde de la cama y se puso de pie. Dio tres pasos de equilibrista, balanceándose con los puñitos cerrados, hacia la cabecera, y en sus ojos había un no sé qué de curiosidad, una interrogación que se le quedó alojada entre ceja y ceja desde aquel día, y que salía a la superficie cada vez que miraba a su hermana".

Título: 'La hora de las mujeres sin reloj'
Autora: Mamen Sánchez
Editorial: Espasa
Páginas: 336 
Precio: 8,95€
Procedencia: regalo familiar


Comentarios

  1. Casi me convences. Lo cuentas tan bien que dan ganas de meterse dentro del libro y no volver. Pero es que ya he leído a la autora y no me ha gustado. Gafas de sol para días de lluvia, la verdad es que lo cuenta como tú dices, con ese respeto, esa templanza y creando una atmósfera ideal. Pero la historia no me acaba de llamar. Aunque cuando me las traes tú y son novelas que no pensaba leer me entran dudas pero creo que esta vez no va a poder ser.
    Besos Dorothy Stevenson

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    1. Norah, te voy a reconocer una cosa: mis reseñas de este año tienen truco. He podido leer tan poquito que lo poquito que he podido leer lo he disfrutado una barbaridad. Incluso los libros que no van más allá de un mero pasatiempo. Y éste, que es de esos, pues además tiene ese encanto del ambiente y los personajes, que es lo que mejor se le da a Mamen Sánchez.

      Un besazo.

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  3. Me gusta Mamen Sánchez, aunque confieso que me gustaban más sus libros iniciales. ESte no me suena. ¿Es reciente? Lo desconozco. En cualquier caso, investigaré y viendo lo que te ha parecido, creo que le podría dar una oportunidad. Incluso para estas fechas, que me apetecen lecturas muy livianas. Besos Dorothy.

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    1. Marisa, como le he dicho a Norah, he podido leer tan poco este año que a todo lo que ha pasado por mis manos le he encontrado cosas buenas. Dicho eso, el libro me ha encantado, sobre todo porque adoro a Truman Capote y Harper Lee y he encontrado muchos guiños a su relación en la que tienen Estela y Tony Cienfuegos. A mí lo que más me gusta de Mamen Sánchez, al menos lo que me ha gustado en los dos libros suyos que he leído es esa atmósfera que tan bien sabe crear, como de nostalgia alegre o de alegría nostálgica, como si pusiera un filtro de instagram cálido y luminoso a sus páginas. Me reconforta. Me hace sentir bien. Me calma. Como mirar la nieve cayendo en una bola de cristal. Y eso, más allá de la historia, es lo que más valoro de sus libros.

      Besines, Marisa.

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