'Pequeños fuegos por todas partes' (y en todas las familias)


'Pequeños fuegos por todas partes', Celeste Ng | @martatorresmol

En todas las familias arden fuegos. Sólo que a veces no los vemos. O fingimos que no existen, confiando en que se aburran y se apaguen. A veces son auténticos incendios que se sofocan con la misma celeridad que prendieron. A veces, incluso, están apagados y encendidos al mismo tiempo, dependiendo de la habitación desde la que se contemplen. Y otras... Otras son el fuego de Schrödinger. En todas las familias arden fuegos. Así debe ser. Debe haber llamas. Y humo. A ratos. Porque si no, alguien, desesperado, acaba por encenderlos. De verdad. Quemándolo todo. Tierra quemada. Y que todo brote de nuevo. Como hace Izzy, la pequeña y rara de los Richardson, en ese principio que es final en 'Pequeños fuegos por todas partes', la segunda novela de Celeste Ng. Una historia en la que la escritora vuelve a colarse en la cocina (física y metafórica) de una feliz familia estadounidense. O dos. Cuatro, ahora que lo pienso. Toda una comunidad, en realidad.

Esa comunidad es Shaker Heights, un lugar tan perfecto, tan cuadriculado, tan correcto... Que visto desde fuera da algo de miedo. Sólo los cuadriculados, los perfectos, los correctos... Pueden encajar. Y Pearl y su madre Mia, las protagonistas, no lo son. Mia es fotógrafa, artista, y lleva desde que nació Pearl cambiando de lugar de residencia cada vez que finaliza un proyecto. Así que la estampa de ambas montando muebles de mercadillo y rescatados de la basura para establecerse en una de las casitas de alquiler de los Richardson, toda una institución en la zona, no deja indiferente al vecindario. Un lugar en el que, por primera vez, se plantean echar raíces. Una idea que, desde el otro lado de la página, se ve claro que está condenada al fracaso. Su mesa coja, su ropa de segunda mano y su colchón en el suelo no encajan entre jardines de césped milimetrado y muebles, y familias, de diseño. Mia y Pearl son de verdad, tienen un gran secreto, pero son de verdad. Y eso, en Shaker Heights es una novedad. Algo imperdonable. Y eso es lo que nos muestra, desde las cocinas y las salas de estar, con esa facilidad suya para colarse en lo más íntimo de los hogares, Celeste Ng. Así es como vemos que en todas las familias arden fuegos. Que deben arder y apagarse. Porque si no, alguien necesitará quemarlo todo. Para volver a empezar.

"Aquel verano, en Shaker Heights, todo el mundo hablaba de ello: Isabelle, la pequeña de los Richardson, había perdido definitivamente la cabeza y había quemado la casa. En la primavera, los chismes habían girado en torno a Mirabelle McCullough -o May Ling Chow, según de qué lado estuviese uno-, y ahora por fin había algo nuevo y excitante que comentar. Aquel sábado de mayo poco después del mediodía, los clientes que empujaban los carritos de la compra en Heinen's oyeron de pronto un aullido de sirenas: los coches de bomberos se alejaban en dirección al estanque de los patos. A las doce y cuarto había cuatro aparcados desordenadamente en Parkland Drive, delante de la casa de los Richardson, cuyos seis dormitorios estaban en llamas; y hasta a un kilómetro de distancia se distinguía el humo que ascendía en un nubarrón detrás de los árboles."

Título: 'Pequeños fuegos por todas partes'
Autora: Celeste Ng
Traductor: Pablo Sauras
Editorial: Alba
Colección: Contemporánea 
Páginas: 360
Precio: 19,50€
Procedencia: comprado

Comentarios

  1. Pues no me sonaba de nada. Pero apunto, apunto, que por lo que cuentas, me va a gustar.
    Besotes!!!

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  2. El libro me lo había apuntado pero tú has puesto el listón muy alto con la reseña. Lo cuentas tan bien que luego siempre voy con miedo de no encontrar lo que espero. Algún apuro de ese tipo he pasado con mi última lectura pero remontó.
    Me gustan los dramas caseros donde los personajes se hacen tan humanos y también me gusta cotillear y desconfío de esos lugares perfectos.
    Besos Dorothy Oates

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  3. Estoy deseando leerlo; ¡me gustó tanto el anterior!
    Abrazo

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  4. Espero que Shaker Heights no esté en California, por lo menos en la zona que ha ardido, porque estos fuegos sí que han sido de verdad. A mí el fuego me da repelús, como a Andreu Buenafuente los mosquitos. No en vano he vivido tres incendios, tres, en directo. Y espero no vivir ni uno más, ni en libros.

    Abrazotes

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