Las lectoras del último viernes


Elena, Maite, Vicent, Neus, Paula y Maruja, frente a la librería. Sergio G. Cañizares

Marta Torres Molina | Diario de Ibiza
Está oscuro ya. Y la puerta de la librería Mediterrània está cerrada. Pero dentro, al fondo, en una pequeña sala, la luz está encendida y hay rumor de sillas. Unos vasos de vino y una mesa medio llena. Cosas de picar. Es la liturgia de cada último viernes de mes, cuando once mujeres y un único hombre quedan para hablar de libros. De libros en general y de un libro en concreto. El que el pasado último viernes eligió uno de ellos y que, si todo ha ido bien, los doce integrantes de este club de lectura han leído. «Nos tendríamos que poner un nombre, ¿no?», comenta Neus Montero, cuentacuentos y apasionada de la lectura. «Ya lo tenemos: el club de los últimos viernes, ¿no?», responde, entre risas, Paula López, directora de la iniciativa, que comenzó, ya hace un buen puñado de años, cuando tenía su propia librería, Érase una vez. Aquella aventura acabó, pero el club ha seguido adelante en Mediterrània, donde su gerente, Vicent Marí, no sólo se encarga de suministrarles los títulos elegidos sino que, además, se ha añadido al grupo. «Siempre hemos sido mayoría de mujeres, pero siempre ha habido, también, cuota masculina», explica Paula.

Hace ocho años que Maruja Ribas vio a los cristales de la librería de Paula un cartel donde se informaba del club de lectura. A pesar de que no tenía claro si aquello sería muy para ella –«pensaba que quizás sería muy intelectual y me costaría atreverme a hablar»- se animó. «Era completamente diferente a cómo había pensado. Mucho más ameno», explica. Entre los cerca de 80 libros que ha leído para el club en este tiempo, destaca, especialmente, ´Patria´, de Fernando Aramburu, que leyeron hace relativamente poco. «Muestra la vida cotidiana y los problemas de dos familias en el País Vasco», recuerda. Uno de los que más le ha costado tu ha sido, en cambio, ´El jilguero´, de DonnaTartt, demasiado duro y crudo.

Del mismo modo, con aquel cartel en la puerta, llegó al grupo Elena del Moral, a quién gustó tanto la experiencia de hablar de libros que acabó animando a su amiga Maite Hernández, su hija, su nuera... Las dos últimas ya no pueden ir, pero ella y Maite llevan cinco años en esta comunidad lectora. La primera vez que fue, Elena no había leído el libro de aquel mes, ´El último judío´, de Noah Gordon, pero recuerda que, por lo que comentaban en la tertulia, le recordó a ´El hereje´, de Miguel Delibes. También recuerda que aquel primer día le sorprendió el ambiente distendido: «Pensaba que sería más universitario, que la gente iría cargada de citas y de mucha información». Citas, explica, las hay: «Paula y Neus lo traen muy trabajado». En este tiempo ha leído muchos libros que le han gustado: ´Patria´, de Fernando Aramburu, ´Americanah´, de Chimamanda Ngozi Adichie, o el penúltimo que han leído: ´Fabulosas narraciones por historias´, de Antonio Orejudo. A pesar de que los ha acabado todos, asegura que un buen par de ellos le han decepcionado porque no han sido lo que esperaba. Entre todos estos destaca ´Chicos y chicas´, de Soledad Puértolas.

«A veces es más interesante que no gusten mucho los libros», apunta Neus con una sonrisa un poco maléfica. Su comentario tiene una justificación: cuanto menos gustan los libros más interesantes acostumbran a ser los debates. Los debates, que siempre son apasionados, a veces se vuelven más viscerales. Quizás en esto tiene algo a ver que, desde hace un tiempo, son las propias integrantes del club quienes eligen las lecturas de cada mes. «Quedamos tarde porque hay gente que trabaja y que tiene que llegar hasta aqui. Como es tarde, algo tenemos que comer, así que cada mes una persona trae el aperitivo y ésta es la que elige el libro del mes siguiente», explica Paula. Precisamente es Elena a quien le toca escoger la próxima lectura. Ya la tiene clara: ´Mr. Vértigo´, de Paul Auster, que la dejó muy impresionada. Será el reencuentro de algunas de las integrantes del club con el escritor. Maite, la amiga de Elena, confiesa que desde que leyó ´Brooklyn Follies´ le ha cogido un poco de manía. Ella, que también tenía un poco de miedo al club por si era «aburrido y cultureta», ha elegido el libro de este mes: ´Vida con Picasso´, de Francoise Gilot, que Vicent ya tiene en la trastienda. Al club se frotan las manos. Con un personaje como el pintor malagueño la animación de la tertulia está garantizada. Destaca que leen de todo. Libros que les fascinan y otros que no entienden cómo han conseguido premios, como ´La isla de Alice´, de Daniel Sánchez Arévalo.

Ceremonias del té y cinefòrum

«Por deformación profesional yo acabo sacando todos los defectos», comenta Paula, que todavía recuerda como quedó de pintarrajeado su ejemplar de ´El fuego del flamboyán´, de Viruca Yebra. Confiesa que acaba todos los libros del club porque le parecería una falta de respeto, como directora del club, que las participantes hablaran de detalles que ella, al no haber acabado los libros, no tenga controlados. «Yo sólo leí sus comentarios», apunta Neus, que confiesa su debilidad por los clásicos, a pesar de que, reconoce, no son los mejores libros para el club de lectura. Imponen. Cuesta reconocer que no han gustado. Y muchos lectores no se sienten autorizados para opinar sobre historias que están consideradas obras maestras de la literatura. «Tienen miedo de decir lo que piensan cuando se trata de un clásico», afirma Neus, que cada vez que puede lee ´Ana Karenina´, de Tolstoi. Para ella, lo más importante del club es esta vertiente de recuperación de las tertulias. «Se ha perdido la costumbre de hablar, de dialogar, de debatir. Los clubes de lectura son unos espacios donde poder hablar de libros», explica mientras Paula asiente con la cabeza. Y no sólo hablar de libros, sino aprender y descubrir otras muchas cosas: culturas tradiciones, curiosidades...

Cuando leyeron ´Un tranvía llamado deseo´, de Tennessee Williams, organizaron un cinefòrum y vieron la versión dirigida por Elia Kazan y protagonizada por Marlon Brando y LizTaylor. Era una cinta especial que incluía las partes eliminadas por la censura española. «Se notaba porque la voz de Brando cambiaba», recuerdan. Otro día fueron a una tetería donde una japonesa les hizo la ceremonia del té, cuando habían leído una novela de Amy Tan: ´ Un lugar llamado nada´. «Ella es norteamericana de origen chino, pero habíamos estado comentando el tema oriental y surgió esto del té. No es que confundimos la China con el Japón», matiza Neus. Han tenido contacto directo con los autores de algunos de los libros, como Sigfried Meier, de quien leyeron ´Mi resiliencia´ y han invitado a expertos a las tertulias sobre algunas de las lecturas. El actual consejero insular de Cultura, David Ribas, acudió cuando comentaron ´Vida y muerte de un pueblo español´, de Elliot Paul, y el propio Vicent, gerente de la librería, cuando leyeron ´Los muertos mandan´, de Blasco Ibáñez.

Precisamente fue en este encuentro, como invitado, cuando Vicent se animó a participar. «Me  encontré muy a gusto», afirma este joven, que coincide con las compañeras de club a la hora de elegir las mejores y las peores lecturas: ´Patria´ entre las primeras y ´La isla de Alice´ entre las segundas. «El del flamboyán no lo leí», indica Vicent, que explica que eligió ´Fabulosas narraciones por historias´, a pesar de que era un libro publicado en el 96 y que ha estado mucho tiempo sin reeditarse porque le pareció que gustaría a sus compañeras: «Es un libro muy entretenido, relacionado con la generación del 27, y su autor escribe muy bien». Vicent reconoce que no siempre es fácil encontrar los libros que proponen las integrantes del club. Muchas veces se trata de libros que no se han reeditado y de los que es imposible encontrar una docena de ejemplares. «No es que no sean buenos, es que la propia industria va tan deprisa con las novedades que no hay tiempo para pensar en reediciones», justifica en el mostrador de la librería, el mismo por el que pasan , ya a oscuras, cuando, cerca de la medianoche, acaban la tertulia. El último viernes de cada mes.


Comentarios

  1. Es como un relato. Muy pocas veces he ido a clubs de lectura pero me ha pasado lo mismo, el miedo a parecer una inculta, a no estar al nivel, a que haya gente demasiado lista o preparada. Pero es un error y en parte pienso que porque la gente que lee novelas (o lo que sea excepto el catálogo del Ikea), tiene una mente más abierta porque conoce muchas realidades aunque sean inventadas y eso les hace más tolerantes y admiten a todos, a cada uno con sus diferencias, porque todo el mundo tiene algo que ofrecer.
    Me ha gustado mucho este relato al estilo Penelope Fitzgerald.
    Besos, Marta .
    (Es que cuando escribes en el diario y como Marta me da palo "bautizarte").

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    1. Norah, yo también he tenido mis recelos siempre con los clubes de lectura, pero creo que todo es probarlo. Si lo pensamos, nos encanta debatir y hablar de libros y nos emocionamos cuando podemos hacerlo con alguien que ha leído el mismo libros que nosotras, así que, en realidad, creo que los clubes de lectura son muy para nosotras, aunque no vayamos. Me hace gracia que ese prejuicio que tenemos lo tuvieran ellas también cuando se apuntaron. Leemos, sabemos que no somos así, pero damos por hecho que los demás lectores lo serán. Extraño, ¿no?

      Un besote.
      (Tú bautízame cuando quieras).

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  2. Yo nunca he pertenecido a un club de lectura, nunca he tenido la oportunidad de asistir a alguno que me pillara cerca y bien de tiempo. Me atrae mucho la idea de lecturas conjuntas, compartiendo opiniones, pero es cierto que tiene un gran inconveniente para mí: prefiero ser yo la que elija mis propias lecturas, porque no se si sería capaz de empezar y terminar una novela que ya a priori no me atraiga completamente. Igual me vendría bien para salir de mi zona de confort más a menudo de lo que lo hago ¿quién sabe?
    Besos

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    1. Marian, aquí en Ibiza hay bastantes, la verdad. Algunas librerías tienen el suyo propio, también las bibliotecas y hay otros que organizan personas sobre temáticas concretas de forma más o menos regular. Entiendo lo que dices, pero con la de libros que leemos al mes, que uno lo escojan los demás quizás esté bien por eso que comentas de la zona de confort. En mi caso me echa para atrás el horario, en mi trabajo no tengo y creo que la mayoría de las veces no llegaría, así que es algo que aparto hasta la jubilación, si es que llego (porque mucho tiene que cambiar el periodismo para que una pueda hacer planes y tener un horario).

      Besines.

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  3. Siempre me han gustado estas cosas mucho pero nunca he tenido ocasión de participar.
    Un abrazo fuerte :)

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    1. Nieves, si te interesa, pregunta, seguro que hay más de los que piensas. Aquí buena parte de las librerías y las bibliotecas públicas tienen su propio club de lectura.

      Abrazos.

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  4. Nunca he participado en clubs de lecturas. Por razones parecidas, por parecer una inculta... Y sobre todo por mi timidez. Lo de hablar en público me cuesta... Con los dedos me suelto, pero lo de hablar... Pero un día de estos me apunto, que me apetece vivir esta experiencia. Y mandar a la porra mi timidez.
    Besotes!!!

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    1. Margari, por lo que me cuentan, creo que ese miedo a hablar en público lo han tenido todas al principio, pero luego, al ver lo poco que se diferencia el club de tomar unos vinos y hablar con las amigas de libros, se han soltado sin problemas.

      Un besazo.

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  5. Me parece interesante, aunque yo nunca he ido a un club de lectura. Mi sucedáneo de un club es discutir con un par de amigotes y una cervezotas algún libro que todos hayamos leído. Sucede más con mis amiguetes en España que con mi panda belga, salvo con mis amigotes franceses. Los belgas, mayormente no leen, los franceses sí. Me refiero a mis amigos.
    Dicho esto, tengo que reconocer que "Brooklin follies" también me descolocó por su buenismo, por eso creo que no voy a leer 4321.
    Besotes

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    1. Sorokin, el que comentas es también mi sucedáneo, aunque no siempre es fácil coincidir en lecturas con los amigotes. Creo que por eso andamos intercambiándonos y regalándonos libros, para poder hablar de ellos. Después de 'Brooklyn Follies' no he vuelto a leer nada de Auster. Me sentí engañada.

      Saludetes.

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