Felicidad


Felicidad, de Mary Lavin (Errata Naturae) | @martatorresmol

Vaya por delante una confesión: No me llevo bien con los relatos. Bueno, perdón, con los libros de relatos. Me fascinan los buenos cuentos. Los que te dejan con la boca abierta al final. Los que, sin darte cuenta, mientras te tienen entretenida, abren un agujerito en tu corazón por el que se cuela un personaje que ya no saldrá jamás. Los que dibujan paisajes, escenas y momentos tan bellos que te sirven, el resto de tu vida, de refugio. También los que te llenan el cuerpo de miedos y ansiedad. Y me gustan, sobre todo, aquellos que te hacen soñar. Con rincones lejanos, aventuras, amores, peligros... Y, precisamente por eso, no me gustan los libros de relatos. Porque los buenos que haya en ese volumen se pierden entre los prescindibles, mediocres o malos, que siempre los hay. Y aún hay otro motivo: cuando un relato no me gusta, por corto que sea se me hace largo; y cuando un relato me gusta me enfado porque pienso en la novela perdida que se esconde entre sus pocas páginas. De ahí que me cueste leer libros de relatos, algo que, casi casi, sólo hago por obligación. Cuando me llegan, vaya, porque alguien a quien aprecio me los regala o me los presta con toda la ilusión de que me gusten. O, ahora, porque venía en una de las bookish. En la del pasado noviembre, sin ir más lejos, como 'Felicidad', de Mary Lavin.

Y no puedo decir mucho más que lo que ya he dicho. Me reafirmo. No me gustan los libros de relatos. Porque los relatos bellos y bonitos, como 'El jardinero nuevo', o los simpáticos pero tristes con personajes que te encantan, como 'El niño perdido', se pierden entre los demás que, todo hay que decirlo, en este caso ni son muchos ni me han disgustado del todo. Pero los he olvidado. Hace apenas unas semanas que los leí y, salvo algún eco lejano al repasar las páginas, no me acordaba de apenas nada. Ni de las historias ni de los escenarios en los que sucedían ni de los personajes. Estuve tentada de seguir la recomendación de la caja y leer los relatos al revés, es decir, empezando por el último para acabar, así, con el primero que, al parecer, es el que más gusta, pero no lo hice. Y me alegro. Porque a mí, el que más me ha gustado ha sido, contrariamente, el último: 'El niño perdido'. Por su luz. Por unos personajes, los femeninos, que me han enamorado. Por una historia cotidiana, como todas las que aparecen en este libro, que me ha hecho reír y llorar y llevarme las manos a la cabeza y enfadarme y... Porque nada en la vida te hace sólo reír, sólo llorar, sólo llevarte las manos a la cabeza, sólo enfadarte... No, todo, en la vida, combina todo tipo de emociones y sensaciones. Aunque una de ellas tome el mando, muchas otras están detrás, empujando. Siempre hay una risa pendiente de explotar en los momentos más dramáticos y ligeros fogonazos de pena en los más felices.

Si hay algo que me ha encantado de este libro, sí, en su conjunto, esta vez sí, son los personajes femeninos. Las mujeres que Lavin dibuja, casi diría que con acuarela, con pinceladas firmes pero dejándolas que sequen a su aire. Tan de verdad. Tan diferentes unas de las otras. Pero tan reales... Maravillosas. Todas y cada una.

"Madre tenía mucho que contar. No es que se pasara el día hablando, pero a nosotras, las niñas, nos parecía que el pozo del que bebía era muy, muy, muy profundo. Su tema predilecto era la felicidad: lo que era, lo que no era; dónde encontrarla, dónde no; y, si se alcanzaba, cómo conservarla. Jamás debíamos confundirla con el placer. Ni pensar que la tristeza era su antónimo exacto.
-Pensad en el padre Hugh. -Los ojos de madre refulgieron al mirarlo-. Según él, la tristeza es uno de los ingredientes de la felicidad... ¡un ingrediente necesario, nada menos! -cuando el padre Hugh quiso replicar, madre alzó una mano-. Puede que su teoría tenga algo de retorcida verdad... para algunos. Pero para mí, no. Y tampoco para mis hijas, espero".

Título: Felicidad
Autora: Mary Lavin
Traductora: Regina López Muñoz
Editorial: Errata Naturae
Páginas: 192
Precio: 17€
Procedencia: Bookish

Comentarios

  1. Pues a mí me gustan mucho los relatos cortos. Sobre todo si son buenos. Por ejemplo, los libros de cuentos de Cortázar me los puedo devorar de principio a final sin respirar. Todos. De Borges hay algunos gloriosos y otros menos, pero también los leo con deleite. En inglés, pienso en "The Withered Arm" de Tom Hardy o "The turn of the Screw" de Henry James. Pero es cierto que hay de todo, como en botica.
    Besotes

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    1. Sorokin, sí... Cortázar, García Márquez, Isabel Allende, Capote... Son palabras mayores. Ahí no tengo ninguna duda. Son maravillosos. Los he leído una y mil veces y cada vez me parecen diferentes. Hablo de otra cosa. ¡Y lo sabes!

      Abrazotes

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  2. Empecé a leer el anterior, En el café o algo así y la verdad es que no me enganchó, no conecté con ella. Quizás fue la mala suerte de que el primero no era el mejor. Bueno, quién sabe si no lo volveré a intentar. El caso es que a mí los relatos, los buenos sí que me gustan mucho aunque siempre me queda esa cosa como a ti, de pensar en la novela que podría haber sido y así quedarme más tiempo en el lugar y con los personajes. Lo bueno de los malos es que te los ventilas enseguida.
    Me lo pienso.
    Besotes, Dorothy Capote

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    1. Norah, los buenos relatos supongo que nos gustan a todos. Recuerdo algunos impresionantes, que he leído mil veces y de los que me acuerdo regularmente. Con ellos no tengo peros. Los de Capote, los de Isabel Allende, Cortázar, Borges, Wilde, Poe... Pero esos libros de relatos que cuestan mucho. De hecho, tengo otro por ahí de Bookish que me llegó hace meses que también es de relatos y que me da una pereza...

      Un besazo

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  3. En mi caso disfruto mucho con los relatos, así que tomo buena nota, que me has tentado con estas historias.
    Besotes!!!

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    1. ¿Sí, Margari? Pues si disfrutas con los relatos no tengo duda de que seguramente te gustará. A mí no me entusiasman y casi me ha gustado, así que...

      Un abrazo

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