Mar Benegas: "El lenguaje te puede destruir o hacerte volar"




China, Brasil, Corea, Italia o Francia. Son sólo algunos de los países en los que se han traducido y publicado los libros de Mar Benegas (Valencia, 1975), que esta semana ha visitado Ibiza para impartir talleres y ofrecer charlas sobre el poder de la palabra, el lenguaje y la narración. Además, tiene previsto visitar varios centros educativos. Ha publicado decenas de libros tanto para adultos como para niños y ha recibido varios premios, entre ellos el Serra d’Or de la Crítica (2018) por 'I aquí dins qui hi ha?' o el de mejor libro juvenil en 2014 del Banco del Libro de Venezuela por 'Abecedario del cuerpo imaginado'.

Marta Torres Molina | Diario de Ibiza
¿Hay mucha narración en las nanas?
Es la primera literatura, con la que acogemos a los bebés. Las nanas, las rimas, los juegos corporales...
¿Por qué es importante cantar y contar cuentos a los niños?
Por muchos motivos, pero básicamente porque el lenguaje construye nuestra identidad, la propia y la colectiva, y porque, con ese lenguaje, nos comunicamos con los bebés desde el afecto y el amor. Necesitamos las palabras para nombrar el mundo. Tenemos que ir diciendo y explicándoles a los niños y niñas quién son. Cantar y contar un cuento es un acto de amor y generosidad. Les proporcionamos un espacio en el que vivir emociones a través de las palabras, pero en un entorno seguro, que es el de la ficción.
¿Las palabras tienen poderes?
Sí, el lenguaje es poder. Por eso se les tiene que dar a los niños el don de la palabra, para que puedan defenderse y que sepan que con el lenguaje te pueden destruir pero también hacerte volar. No conozco a ningún niño que no sienta que se cura cuando le dicen aquello de «sana, sana, curita de rana...». A nosotros nos pasa igual, cuando estás mal, que te digan que no pasa nada, aunque sepas que no es cierto, te sana. El lenguaje tiene poder y fuerza.
Los adultos tenemos los mantras...
Exacto o los textos de las religiones. El lenguaje es el pensamiento. Pensamos en palabras. Construimos el mundo en función de aquello que sabemos nombrar. Por eso es tan necesario, en la infancia, ofrecer las herramientas para defenderse, para crear el mundo y para transformarlo.
¿La voz es importante?
Sí, pero no tanto. Es importante que lo que se transmita sea afectivo, que lleve una pasión y un aprecio. Los profesionales, por bien que lo hagamos, nunca podremos sustituir a una madre, un padre o a quien cuida de ellos contándoles una historia.
Me refería al efecto calmante de la voz.
Mira, hay un artículo de un pediatra norteamericano sobre cómo cuidar de los bebés, un manual que decía que no necesitan más cuidado que controlar que coman. Los orfanatos, en aquella época, tenían una tasa de mortalidad del cien por cien en los bebés de cero a dos años. No se les hablaba.
Con tanta pantalla, ¿estamos desaprendiendo a contar historias?
Sí, hay una pérdida muy evidente de la capacidad lingüística, estamos perdiendo vocabulario, capacidad de expresión... No es por las pantallas, es por todo el conjunto. Si a un niño le ofreces leer cuentos contigo, lo preferirá, pero una vez metido en el mundo de las pantallas es muy complicado sacarlo. En este mundo de prisas es más cómodo dejar al niño al cuidado de una pantalla que dialogar con él. Hay espacios de conversación que se tendrían que mantener, como las comidas o las cenas, en familia, sin televisión. Cada vez hablamos menos.
Pero mucho por whatsapp.
Sí, es terrorífico.
¿No hay narrativa en el whatsapp?
Es la oralidad, la charla coloquial, pasada a la escritura. La elaboración es mínima. Esto se ve también en los libros infantiles, cada vez es todo más visual y con un lenguaje muy empobrecido. Es un menosprecio a la inteligencia de los niños.
Tengo la sensación que se publican muchas cosas únicamente porque transmiten el mensaje que toca. Aunque sean malas.
Absolutamente. Actualmente, habría muchos autores que no se publicarían: las aventuras de Pippi o los libros escritos por Roald Dahl, por ejemplo. Hay muy pocas editoriales que se atrevan a publicar cosas potentes. Y, en general, las grandes, las que publican libros que llegan a las escuelas, están demasiado absorbidas por ese servilismo. Hay mucha literatura de receta, libros para que los niños se comporten como queremos que lo hagan.
Antes, los cuentos eran más crudos, mostraban aquello que los niños no tenían que hacer.
La literatura siempre es un territorio de libertad. Debe serlo. Cualquier cosa puede pasar y sirve, precisamente, para que vivamos cosas que no nos gustaría vivir en la realidad. Para, por ejemplo, conocer el miedoque da que nos abandonen en medio del bosque. El cuento es un espacio de tranquilidad y seguridad, pero está demostrado científicamente que estas vivencias quedan grabadas en el cerebro como una experiencia vital y que cuando nos enfrentamos a una situación parecida a la que se ha enfrentado el protagonista sabemos cómo comportarnos. Tanto con los cuentos infantiles como a los adultos con las novelas. Sabemos cómo mira el lobo cuando quiere engañarnos. Es una forma de enseñar los cachorros humanos el alma humana, la oscuridad...
¿Criamos cachorros que no saben qué es el miedo, ni distinguir el bien del mal?
Tienen una falta de defensas para enfrentar la realidad, que es la que es y que no podemos evitar. La muerte y la enfermedad están aquí, las personas tenemos una parte oscura... Cuando se enfrentan a la realidad después de haber estado en una burbuja en la que todo es bueno... A mí me gusta mucho hablar con ellos, me alimentan. Hablo con ellos de los niños que llegan a Grecia cruzando el Mediterráneo en mitad de la noche o de niñas con burka. Me interesa hablar de esto porque son otras infancias que están aquí y que nos podrían haber tocado a cualquiera de nosotros. Siempre responden con empatía. Me sorprende que nadie les hable de estas cosas.
¿Qué hace cuando se sienta a escribir?
No me siento a escribir historias, las historias me escriben. Son un impulso. Escribo poesía, que es más visceral. No es que quiera decir algo premeditadamente. A veces necesito expresarme y lo hago de esta forma. La poesía me sirve para poner nombre  las cosas que hacen daño. De forma más amable.
Imparte talleres de escritura creativa. ¿Se puede aprender a escribir?
Se puede aprender. Todo es oficio. La escritura es un 99% oficio y el resto, inspiración. Si tienes una persona que te guía y te acompaña, se puede aprender. llevo muchos años haciendo talleres de escritura y me fascina ver la evolución de una persona que nunca ha escrito un poema, cuando el taller se acaba. Si te sumerges, puedes aprender. De hecho, todo lo que hablábamos antes de los textos vacíos tiene que ver, precisamente, con esto. Siempre ha existido el desprecio de las cosas para niños, se cree que cualquiera puede escribir para ellos, que cualquier tontería sirve y les gusta. En el taller buceamos, buscamos nuestra voz. En cuatro horas no acabas escribiendo, pero sí tienes unas pautas.
¿Quien quiera escribir para niños antes debería explicarles sus historias a ver qué piensan?
[Ríe] El año pasado, en unas jornadas en Valencia participó Suzanne Lebeau, una dramaturga canadiense. Hace obras de teatro durísimas, muy potentes, y todas nacen de su trabajo con grupos de niños. Tiene un comité asesor de niños y niñas que le dicen si es una tontería. Es importante saber qué es un niño. No son seres a medias. Son personas, tienen sus inquietudes y se les tiene que tomar en serio.

Comentarios

  1. "Esto se ve también en los libros infantiles, cada vez es todo más visual y con un lenguaje muy empobrecido. Es un menosprecio a la inteligencia de los niños."
    Me quedo con esa cita y unas cuantas más junto con todo lo que dice. El otro día vi hasta un bebé en la silla al que le habían puesto un palo como los de selfie para que se sujetara la pantalla del móvil a la altura de los ojos. Me dieron ganas de llorar.
    Besos, Marta.

    ResponderEliminar
  2. Cuánta razón en todo lo que dice, por desgracia. Cada vez hablamos menos, hasta con nuestros hijos. Y una vez que les hemos dado una pantalla para que no molesten, desde ese momento son ellos los que van a dejar de hablar con nosotros. Es tan triste todo...
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  3. Así, de golpe, lo primero que salta a mi memoria es el libro de Bruno Betelheim, "Psicoanálisis de los cuentos de hadas" (Psicoanálisis con P, yo soy así de rancio). Estoy intentando acordarme si tú habías escrito una entrada sobre ese libro (Sin afán de enquiquinar, soy un ceporro tratando de encontrar algo en tu archivo del blog, tal vez le falta un rectangulito de esos con una lupa donde diga "buscar").
    Pero sí, mucho de lo que dice la Benegas parece inspirado en el libro de Betelheim. Como es lógico, estoy totalmente de acuerdo.
    Besazos

    ResponderEliminar
  4. Menudas reflexiones... Para tenerlas muy en cuenta. La verdad es que hay cosas en las que tiene más razón que un santo. Besos

    ResponderEliminar
  5. Me gusta lo que dice de la voz. Cuando hago actividades de animación a la lectura con niños me noto muy insegura por mi voz y mi forma de narrar. Luego sale bien, pero porque son muy agradecidos, pero el caso es que me limita mucho a la hora de dar un paso más. Un besote!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Comenta, habla, opina, grita, chilla, susurra...

Entradas populares