'Cuando éramos hermanas', la sencillez


@martatorresmol

No hay como contar las cosas de forma sencilla. Con pocas palabras. Con frases no muy largas. O no muchas muy largas. Con pocas coordinadas y subordinadas cortas. Sencillo. Simple. Directo. Hay cosas tan grandes que no necesitan más que unas pocas palabras, las justas, eso sí. 'Le mot juste', como diría Flaubert. Y eso es, exactamente, 'Cuando éramos hermanas', de Sheila Kohler. Una historia inmensa en un librito pequeño y sencillo. Y sincero. Sobre todo sincero. Es inconmensurable el amor y el dolor, la rabia también, que caben en un libro que apenas supera las 200 páginas, con capítulos cortos y cuajado de fotografías. Sí, porque 'Cuando éramos hermanas' es, sobre todo, una historia real. La de la propia Sheila y su hermana, Maxine. Una historia que comienza a bocajarro, por el final, con el momento en el que Sheila se entera, por una llamada de su madre, de que Maxine ha fallecido en un accidente de tráfico. En dos páginas la acompañamos a Johannesburgo, al depósito de cadáveres, a esa sala fría en la que Sheila no puede ya consolar a su hermana y en la que se da cuenta, de golpe, de que empieza una nueva vida.

A partir de ese momento iremos hacia atrás y hacia adelante. De forma anárquica. Porque los recuerdos y los pensamientos no tienen orden. Las conoceremos felices, de niñas, vestidas exactamente igual y jugando en el jardín de la mansión de Sudáfrica en la que vivían. De viaje por Europa, compartiendo habitación y confidencias. En esa conversación, ya de adultas, en New Haven, con Sheila acabando de tener a su primera hija y Maxine hablándole por primera vez de Carl, ese hombre que se convertirá en su marido y que, en esa morgue del principio, la escritora sospecha que tiene algo que ver con la muerte de su adorada hermana. En esas veces en las que la vio triste. En las veces en las que debería haberle dicho que lo dejara todo. De niñas, en la playa, con aquellos bañadores de ganchillo que se quedaban enormes al primer baño. Y todo eso, sencillo. Porque hay historias tan grandes que apenas necesitan palabras.


"Es quince años antes de que Mandela se convierta en presidente, y Sudáfrica, un país del que me marché a los diecisiete años, todavía está sometida al apartheid. Tengo treinta y ocho años. Estamos en octubre, al que los afrikáners llaman die mooiste maand, el mes más hermoso. Nuestra primavera.
Mi madre llama con la noticia. Mi cuñado, un cardiocirujano y alumno predilecto de Christiaan Barnard, el primer médico que trasplantó con éxito un corazón humano, había estrellado su coche contra un poste de la luz cuando conducía por una carretera desierta y reseca. Él, que llevaba puesto el cinturón de seguridad, había sobrevivido, pero mi hermana no tuvo tanta suerte."

Título: 'Cuando éramos hermanas'
Autora: Sheila Kohler
Traductor: Mariano Antolín Rato
Editorial: Alba
Colección: Contemporánea
Páginas: 232
Precio: 18.90€
Procedencia: regalo

Comentarios

  1. Pues siguiendo el estilo de la autora seré clara, concisa y sincera: me llevo este pedazo de novelón.
    Me vuelven loca estos libros que remueven y muestran sentimientos de forma tan honesta.
    Besos, Dorothy Adichie

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    1. Norah, no sé si es un novelón, es de esas pequeñas novelas que, sin aparentemente ser mucho, te llegan. Me ha fascinado cómo escribe la historia, con tanta sencillez y tanto cariño.

      Un besote.

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    2. Eso que dices es lo que yo entiendo por novelón ;)

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  2. Me encantan este tipo de libros, que te llegan, que te hacen sentir...
    Besos

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    1. Marian, ella no explica muy bien y con mucho cariño. Supongo que quienes tenemos hermanos entendemos perfectamente ese dolor.

      Besines

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  3. Qué principio... La piel de gallina me has dejado. No me hagas reseña como ésta, Dorothy, que no me queda más remedio que apuntar el libro.
    Besotes!!!

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  4. Parece una historia intimista, de las que me atrapan sin remedio por las emociones que transmiten.
    Un abrazo

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  5. Me apunto la novela, yo también creo que la mejor forma de narrar es explicar mucho con pocas palabras!
    Un besito guapa! :)

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  6. oooooh, de los imprescindibles. Me lo llevo, claro. Un besote!

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