'Alves y Compañía', una sátira de la dignidad


Hace falta tener ojos y un cerebro avezado para leer de verdad 'Alves y Compañía', del portugués José Maria Eça de Queirós. Insisto: para leer de verdad. Porque esta novelita tiene más miga de la que parece. Pero sí, hay que saber leer entrelíneas, atisbar lo que quiere decir de verdad Eça de Queirós, lo que nos quiere contar con sus personajes. Y sí, entonces, en vez del drama de un adulterio una ve la comedia. La sátira de la burguesía portuguesa de finales del siglo XIX. La cobardía disfrazada de buena educación. Las fintas al honor, a la honra, al orgullo. Valores que, al principio, en las primeras páginas, parecían enarbolarse y abocar la novela a un trágico final. Y es que el inicio de esta historia, concebida por el autor para formar parte de un ciclo de cinco novelas cortas, es bastante dramático. Alves, próspero comisionista de ultramar, prepara con ilusión el aniversario con su esposa. Ha cuidado la comida familiar hasta el último detalle, le ha comprado una joya y regresa pronto y feliz a casa. ¡Ah! ¡Llegar a casa antes de lo previsto! Allí, en el vestidor, se encuentra a su querida esposa, con menos ropa de la que recomienda la decencia y en actitud cariñosa con su socio, el joven Machado, a quien hasta ese momento no sólo consideraba su socio, sino un gran amigo. La reacción de Alves es rápida: envía a su mujer de vuelta con su padre y exige compensación del honor a Machado. Un duelo. A muerte. Drama.

Y es en ese momento, cuando Alves inicia la ronda de visitas a sus amigos para buscar padrino y testigos y consejo para su duelo, cuando Eça de Queirós empieza de verdad la novela. Ahí es donde comienza todo. Ahí es donde las palabras se desdoblan y lo que cuentan deja de ser lo más importante. Porque ahí empieza el baile de todos esos hombres cultos e inteligentes y que se llenan la boca con el honor para librarse, precisamente, del duelo. Todos. Ofendido. Causante de la ofensa. Amigos de uno y amigos del otro. Cada uno tiene su excusa, su motivo, su consejo. Todo para evitar que se derrame la más mínima gota de sangre al amanecer. Eso sí, todo disfrazado de educación y urbanidad, no vaya a pensar alguien que lo que tienen, en realidad, es miedo. A perder la vida. A quedar lisiados. A la vergüenza de perder.

"Aquella mañana, Godofredo da Conceiçâo Alves, acalorado y jadeante porque había venido a toda prisa desde el Terreiro do Paço, abría la puerta de bayetón verde de su despacho en un entresuelo de la Rua dos Doradoures, cuando el reloj de pared instalado detrás de la mesa del contable daba las dos, cone l lúgubre tono al que los bajos techos del entresuelo infundían una sonoridad profunda y lastimera."

Título: 'Alves y Compañía'
Autor: José Maria Eça de Queirós
Editorial: Alba
Traductores: Javier Coca y Raquel R. Aguilera
Páginas: 128
Precio: 11€
Procedencia: biblioteca diario

Comentarios

  1. Interesante. Solo conocía Eça de Queirós de nombre, o de alguna cita como "el gran novelista portugués del XIX... el Flaubert o el Pérez Galdós portugués", etc. Aunque, en realidad, creo que no he leído ningún autor portugués, tremenda carencia. Acabo de (re)leer Madame Bovary, o sea que sería el momento de comparar.
    Saluditos

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    1. Pues, curiosamente, yo aún tengo pendiente 'Madame Bovary'. Imperdonable, lo sé. La tengo en casa y en algún momento caerá, pero aún no. Me han puesto deberes antes. De todas maneras, no sé si De Queirós será comparable, Flaubert es mucho Flaubert. Si te animas, me cuentas.

      Abrazos.

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    2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. De este autor intenté leer "Estampas egipcias", y te doy la razón, hay que estar despierto porque si no te quedas en la superficie y no te dice nada. Ahora mismo no me da la cabeza para seguir al señor Alves y todo lo que hay detrás y mira que me gusta que les corten trajes a las altas sociedades.
    Besos Dorothy Nobel

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    1. Norah, leerse se puede leer, pero claro, como que no tiene tanta gracia como si vas pillando la fina ironía que subyace. Cortar trajes a las altas sociedades se le da bien a poca gente.

      Besotes.

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  3. Pues tiene una pinta estupenda pero me da a mí que es una lectura que requiere un tiempo preciso y una predisposición muy especial. No con estos calores sevillanos que derriten las neuronas. Para otoño quizá. Besos

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    1. Marisa, requiere atención, pero por poco tiempo, porque es muy cortito. El otoño, de todas maneras, es una buena época para leerlo.

      Besos.
      ¡Cuídate del calor sevillano!

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