'Flores para la señora Harris', la deliciosa historia de la señora de la limpieza y un vestido de Dior


‘Flores para la señora Harris’, de Paul Gallico, es una absoluta delicia. Un cuento que te mantiene en vilo, que te hace sonreír y que, aunque creas que sabes cómo va acabar. No es así. Porque no lo sabes. Porque no acaba de la manera que crees. Y eso es, precisamente, lo que lo hace aún más especial. Más tierno. Más conmovedor. ‘Flores para la señora Harris’ es un cuento ideal para estas fechas. No ocurre en Navidad, no hay ni atisbo de ella, pero tiene algo que te calienta por dentro como lo hace la Navidad cuando eres completamente feliz. O como el caldo de pollo cuando no lo eres del todo. La señora Harris, Ada, es una señora de la limpieza británica, muy británica. Le gustan las flores, cuida a sus clientes como si fueran sus sobrinos y los abandona dejándoles la llave en el buzón cuando hacen algo que ella considera intolerable. La señora Harris es viuda, pero alegre y pizpireta. Educada y con un punto de descaro con el que consigue meterse a todo el mundo en el bolsillo. Sus únicas aficiones son el té y la quiniela que, cada semana, rellena con su mejor amiga, la señora Butterfield. Su vida transcurre en una agradable y aburrida rutina hasta que un día, en casa de una de sus clientas se enamora. De dos vestidos de Dior. Están colgados fuera del armario porque su dueña no sabe cuál ponerse para un gran evento y la señora Harris se queda completamente embelesada. No puede olvidarlos. Los colores, el tacto, las texturas… Y en ese mismo momento decide que ella, sí ella, una señora de la limpieza británica que cobra tres chelines la hora, tendrá un vestido de la maison francesa. Y ahí es donde comienza de verdad el cuento. En el momento en el que la señora Harris, con una voluntad férrea, decide ahorrar en flores, en té, en el cine y en ales del pub para reunir las cerca de 500 libras que cuesta a mediados de siglo XX un vestido de fiesta de Dior más el dinero necesario para el viaje a París. La novela, un cuento largo, en realidad, está escrita con la misma gracia y delicadeza con la que están trazados los personajes. Todos. Encantadores. Sin artificios. Ni en la forma ni el fondo. Algo que me hizo intuir (porque los huelo) que Gallico, del que no sabía nada, podía ser periodista. Personajes y ambientes reales, que casi tocas y vives, convertidos en personajes y ambientes de esos cuentos que calientan el alma.


“La mujer menuda y delgada de mejillas sonrosadas, cabello canoso y ojos sagaces, casi traviesos, tenía la cara apoyada en una ventanilla del avión Viscount de British European Airways, en el vuelo matutino de Londres a París. Mientras el aparato, con un rugido repentino, despegaba de la pista, a ella también se le levantó el ánimo. Se notaba nerviosa, pero en absoluto asustada, porque estaba convencida de que ya no le podía pasar nada. Sentía la felicidad de quien sabe que al fin se ha embarcado en una aventura al final de la cual le aguarda lo que más desea”.


Título: ‘Flores para la señora Harris’ 
Autor: Paul Gallico 
Traductor: Ismael Attrache 
Editorial: Alba 
Colección: Rara Avis 
Páginas: 168 
Precio: 16€ 
Procedencia: biblioteca trabajo

Comentarios

  1. Me encanto la novela. De mis mejores lecturas del año. A veces me he sentido como la protagonista deseando el vestido.

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    1. Albanta, es una maravilla. Si alguien no se ha sentido nunca como Ada con esos vestidos, es que está muerto por dentro.

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  2. Qué bien me hubiera venido tras mi última lectura (se le han adelantado un par de hombres buenos) .
    Me gustan mucho estos cuentos que son como bálsamos, que te hacen sentir bien como si el autor te tuviera cariño.
    Supongo que lo que esperamos es que consiga el vestido y si no, algo mucho mejor.
    Y por supuesto que hueles los periodistas, anda, mira, no tiene misterio.
    La historia me recuerda a la de una compañera que se empeñó en comprarse un Vuitton auténtico y también tuvo que hacer grandes esfuerzos durante mucho tiempo.
    Besos, Dorothy Tammaro

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    1. Norah, aún tengo pendiente la reseña de don Pedro de Zárate y don Hermógenes Molina. Una historia de aventuras que me tuvo enganchada varios días durante dos veces (eso ya lo explicaré en la reseña). Espero que estés disfrutando (y sufriendo) por París.
      Lecturas bálsamo (para mi amiga Montse y para mí son 'ibros felices') hacen falta siempre, para desintoxicarse de otras lecturas y, como dices, para sentir que un escritor te tiene cariño.
      ¿Lo consigue? ¿No lo consigue? Como ya imaginas, eso es lo menos importante en esta novelita. Yo siempre he querido unos Manolos, o unos Jimmy Choo. No es algo especialmente caro, pero aunque los deseo, me resisto a comprarlos. Supongo que porque creo que, cuando los tenga, se acabará la ilusión de tenerlos, que seguramente vale más que los zapatos.

      Un besazo

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  3. Ays, con qué ganitas me has dejado! Me apetece mucho ahora mismo este tipo de lecturas. A ver si tengo suerte y está en la biblio.
    Besotes!!!

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    1. Margari, a ver si lo encuentras. Es muy para esta época, al menos a mí me lo parece, y no necesita mucho tiempo. Se devora en una tarde de lectura.

      Besines

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  4. Ay, este es de los que me gustaría leer. Ya solo con el título saldría corriendo a por él. A ver si lo pillo. Besos

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    1. Marisa, es una maravilla. E ideal para estas fechas, sin duda.

      Besines

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  5. Por aquí paso a leerte y ver tus libros siempre tan estupendos.

    Besitos y feliz día

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  6. Con lo que has contado me has animado a buscar este libro.
    Un abrazo

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  7. Qué bien suena!! Me lo apunto ahora mismo.
    Abrazo!

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  8. No conocía este libro y me ha gustado mucho el argumento: parece una novela de esas que consigue sacarte la sonrisa y subirte el nivel de optimismo. 1beso!

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    1. Tizire, es de esas novelas que consigue sacarte una sonrisa y subirte el nivel de optimismo. Una amiga y yo lo clasificaríamos dentro de lo que llamamos "libros felices".

      Besos

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