Un paseo por el Bazar de las Especias*

(Fotos: Marta Torres. Prohibida la reproducción sin permiso expreso)

 Probar los dátiles que se venden en el Bazar de las Especias, el Pequeño Bazar (Misir Carsisi) para los turcos, es una decisión que no tiene vuelta atrás. Después de su dulzura es imposible degustar los frutos que se venden en Europa, que ya parecen secos y descarnados. El bazar se esconde en el barrio de Eminönü, detrás de la Mezquita Nueva (Yeni Camii), a solo unos metros del Cuerno de Oro. Sus accesos apenas se distinguen entre el hormigueo de gente entrando y saliendo. Frente a la puerta del templo, la entrada más impactante: plantas, flores, aves y sanguijuelas nadando en garrafas de agua. Tratamiento médico recomendado por doctores que muestran su foto sobre estos animales.


En el interior, olores y colores. Gente. Pasillos abarrotados. Gritos. Regateos. Mujeres turcas haciendo la compra del día. Turistas ojipláticos. Vendedores cantando las delicias de sus productos. ‘Cantamos mejor que Rosa y somos más baratos que Pryca’, se lee en el cartel de uno de los puestos de especias, imprescindibles para la sabrosa gastronomía turca. Canela, cayena, pimienta, azafrán, curry, orégano, pimentón… Perfectamente colocadas en inmensas pirámides que parecen no tener fin y que, en algunos casos, conviven con los más prosaicos souvenirs: platos, lamparitas, cachimbas…

 
La vista se escapa a las montañas de delicias turcas. El olor del azúcar, la miel, los pistachos y el agua de azahar y rosas es una atracción irresistible. En el mercado hay una norma, un pacto entre caballeros: con las delicias turcas (rahat lokum, 'bocado de satisfacción') no se regatea. Ni siquiera a quien compra decenas de kilos de estos pastelillos (creados en 1777 por un repostero de la corte real) consigue una mínima rebaja. En todos los demás productos el precio dependerá de la capacidad de regateo del comprador. La variedad de tés (çay) complica la labor de escoger, aunque hay dos que no pueden no probarse: el té turco, fuerte e intenso, y el té de manzana verde, ácido y servido muy dulce, una delicia que sabe aún mejor cuando se toma después del relajante baño turco (hammam).


Las calles del bazar son una extensión de la torre de Babel. Se escucha turco (gritos de vendedores llamando a los clientes o prohibiendo a los turistas que hagan fotos), inglés, francés, árabe, castellano... Pero también catalán y euskera. En uno de los puestos más antiguos del mercado, Develi Baharat, el hijo de los propietarios, Yunus (Josep cuando se presenta a catalanoparlantes) es capaz de despachar como si estuviera en pleno Mercat de la Boqueria. Asegura que lo ha aprendido allí, en el bazar, aunque la mayoría no le cree. Lo habla demasiado bien. Él insiste, su acento perfecto se debe a los años vendiendo. Pero no es el acento, son todos los demás conocimientos, los que le delatan.
En un rincón de la pequeña tienda de atiborradas estanterías, el secreto mejor guardado del mercado: caviar ruso, manjar escondido detrás de las latas de caviar turco.

 
Junto a la tienda, una de las seis puertas del también llamado bazar egipcio (su construcción se financió con los aranceles sobre las importaciones egipcias), que está rodeado de puestos de comida: rosquillas, mejillones rellenos, helado elástico, mazorcas de maíz, castañas asadas, bocadillos de caballa...  Decenas de personas, ya con sus compras, enfilan la cuesta, perdiéndose en las tortuosas calles que conducen a la impresionante mezquita de Solimán (Süleymaniye Camii), ocupadas por vendedores de ollas, cazerolas y teteras.

*Publicado en 'Gastronomía & Restauración 2012'

Comentarios

  1. ¡Muchas gracias por el paseo! Es una cita pendiente. Alguien muy cercano vino de Estambul hace diez días, me trajo una muñeca, la compró en el bazar (no sé si este en concreto)y huele un montón a especias.
    Interesante reseña.
    Besos

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    1. Norah, yo es que soy una enamorada de Estambul. Es una ciudad que me enamoró la primera vez que fui y que me sigue fascinando. Me gusta la ciudad, la gente, ese caos perfectamente coreografiado... A veces, incluso, fantaseo con vivir allí. Supongo que la muñeca te la compraron en el Gran Bazar, en éste, a pesar de que en los últimos años cada vez hay más souvenirs, no es lo habitual.

      Besines

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  2. Buff estuve hace 5 años...pero vaya casi ha sido más profunda tu entrada que mi visita...pero era una adolescente con sus padres xDD.
    Espero volver algún día.
    Preciosa la entrada.
    Un beso!

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    1. Lesincele, fijarme en todo en los viajes es algo que hago casi desde niña. Siempre me ha obsesionado intentar acordarme de todo cuando voy a un lugar. Espero que puedas volver, porque es una ciudad alucinante.

      Un besote
      Gracias

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  3. Ahora mismo me tomaba yo una boda de higos con nueces... las caso de maravillas y están buenísimas... también se hacen quesos de higos con frutos secos y están... ahhh deben ser de esas tierras... Bss

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    1. Cari, no vi yo muchos quesos pro ahí, pero los higos secos con nueces están buenísimos. Yo, de todas maneras, me quedo con los dátiles, no he probado ningunos tan buenos en la vida.

      Un beso

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  4. Qué maravilla de visita: tengo el olor de las especias impregnado en la mente! Me encantaría visitar Estambul: hace algunos años no me llamaba nada la atención, pero ahora que sé más de la ciudad, sé que es un destino insustituible. 1beso!

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    1. Tizire, yo es que siento debilidad por Turquía en particular y por Oriente en general. Estambul es una ciudad maravillosa. He estado dos veces y ya estoy deseando volver. Espero que algún día la conozcas.

      Besos

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  5. Un reportaje interesantísimo. Ayer mismo he viajado a Estambul cogida de la mano de Lloviendo Historias, y, cuando pensé que el paseo había terminado, vuelvo a sus calles. ¡Muchas gracias por compartirlo! Un beso.

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    1. Offuscatio, a ver si la blogosfera está queriéndote decir algo... Pues ahora me paso por ese blog para seguir con Estambul.

      Un besote

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  6. Pues lamentablemente no he viajado a Estambul, mi contacto con los países árabes, a sido con Marruecos y no te creas que me a gustado la experiencia, demasiada pobreza, demasiado control, demasiadas normas para mi gusto, aunque no descarto el viajar hasta allí algún día, siempre me puedo relajar con una crónica tan maravillosa como la tuya, que precisamente he leído saboreando una infusión de "noches en la India" que compré ayer en el TheaSop, no tiene nada que ver con esos puestos llenos de color, pero es lo que tiene, vivir aquí.
    Lo de las delicias turcas mira que me viene interesando, desde que ví, las crónicas de Narnia, cuando la Reina Blanca, se las da a Edmun a cambio de información, siempre pensé que debían de ser cosa de " otro mundo" para que llegase a traicionar a sus hermanos por ellas, pero me puede pasar como los pasteles de Belén en Lisboa, tanto me hablaron de ellos que cuando los probé, tampoco eran para tanto.
    Agradecida por este pequeño viaje, un abrazo, feliz domingo.

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    1. Jota, yo tengo pendiente Marruecos, dos veces he estado a punto de ir y al final cambiamos de destino. Lo de la pobreza me pasó en La India, los primeros días lo pasé fatal. En Estambul no se mucha pobreza en las calles. Algo, pero no mucho. Conozco ese té, está muy rico. Yo ahora alterno cuatro: uno de jazmín que me traje de China y en el que, cuando lo infusionas, se ven las flores enteras; chai auténtico de La India, aunque ya me queda poquito, y los dos de Estambul (manzana ácida y té turco). Las delicias turcas no pueden tener el nombre mejor puesto. Su olor ya es un pecado y cuando te las metes en boca las papilass encargadas del dulce hacen una fiesta. Son blanditas, como una gominola, y tienen trozos de frutos secos, pero luego cada una es diferente. Las hay con un ligero sabor a rosas, de pistacho, de almendra, de coco... ¡Están tan ricas! Como todos los postres en Turquía. Mi favorito es el helva, una pasta de sésamo espesa, algo pegajosa, que fue una sorpresa.

      Agradecida por tu compañía en el paseo.
      Un besote

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  7. Me ha encantado la entrada, ojalá pueda viajar allí algún día, qué bonito se ve! y que buena pinta todo. Un besote Dorothy!!

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    1. Sandra, espero de verdad que puedas ir, porque es una maravilla.

      Un besazo

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  8. Pues a falta de lo que viene a ser dinero y tiempo para viajes así, no sabes lo que se agradecen estas pequeñas píldoras que nos regalas a veces. No cuesta mucho imaginarse entre esos pasillos repletos de gente y de variopintos olores.

    Si alguna visito Estambul, que le tengo ganas, el bazar es ya destino ineludible.

    ¡Besines!

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    1. Rober, el tiempo y el dinero son dos grandes obstáculos, pero no es imposible. Este bazar es fantástico, lleno de vida, un lugar en el que los turistas se mezclan con los turcos que hacen la compra, nada que ver con el Gran Bazar, que ya es casi en exclusiva un lugar turístico y donde, además, por mucho que regatees, siempre comprarás más caro que en otras tiendas de los alrededores.

      Besos

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  9. Vaya mezcla de sabores, colores y olores más deliciosa que nos has traido!!!
    En serio decía eso el cartel? Venga!!
    Besos
    Lupa

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    1. Lupa, te aseguro que ponía eso y más cosas, pero no te dejaban hacer fotos. Te plantabas delante con la cámara y te salía el señor gritando "¡Gurun gurun gurun!" (o algo parecido) con cara de pocos amigos. Igual que los que vendían sanguijuelas (a la derecha de la segunda foto) en la puerta.

      Besines

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  10. que lugares mas bonitos, parecen de otra épocas, aquí el comprar implica hablar, tocar, oler... Nada que ver con los supermercados donde vas a lo tuyo metiendo paquetes y latas en un carrito como autómatas...
    Sin duda estos lugares me encantan!

    Besos :)

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    1. Nieves, en este bazar, igual que en los otros pequeños bazares que hay repartidos por toda la ciudad (no el Gran Bazar) comprar es un acontecimiento social. Preguntas, pides, regateas, te aprendes el nombre del vendedor, él te pregunta el tuyo, se habla de la vida, la cocina y el amor y, sí, al final de todo eso, te llevas lo que querías. Y, si le caes simpática al vendedor, algún regalo.

      Un beso

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  11. Con las ganas que le tengo a Estambul y me vienes con esta preciosa entrada llena de colorido y aromas varios... Qué ganitas, mon dieu!!
    Besos y feliz domingo!!

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    1. Carmen, Estambul era uno de los sitios que siempre tenía en mente. Fui hace dos años, me enamoré de la ciudad y no he podido evitar volver. Además, sé que repetiré más veces, porque es un lugar maravilloso en el que, incluso, me apetecería vivir.

      Besines
      y feliz domingo también a ti.

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  12. Ays, uno de los sitios que me encantaría visitar! Gracias por este recorrido por sus calles y sus olores! Una entrada preciosa!
    Besotes!!!

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    1. Margari, gracias, espero que lo hagas, de verdad, porque es una maravilla.

      Un besazo

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  13. Me ha gustado mucho, Dorothy. Me he sentido de nuevo en Estambul, donde hace ya seis años que no voy. No recuerdo haber estado en el bazar de las especias, pero lo cuentas tan bien que puedo casi sentir los ruidos y los olores (por cierto, sin querer ser cantamañanas -lo digo por un comentario que te han escrito más arriba-, Turquía no es un país árabe. Otra cosa es que los turcos hayan dominado todo el mundo árabe durante siglos, incluyendo gran parte del Mahgreb).

    En un café que hay enfrente de una de las entradas del Gran Bazar, el camarero era alguien como el Josep que tú cuentas. Sólo que éste, llevaba la insignia del Real Madrid y hablaba un castellano perfecto. Mecachis, de todas maneras, la próxima vez no me pienso perder el Bazar de las especias, pero no podré hablar con Josep en catalán, porque no lo hablo ni en la intimidad.

    Besos

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    1. Sorokin, tienes razón, no es un país árabe, pero ya sabes que por aquí mucha gente piensa que árabe, musulmán e islámico son sinónimos para referirse a un país. Y aunque fuera así, Turquía, a pesar de lo que parece y de que el 97% de su población es musulmana, el país es laico. Cosas de Ataturk. De todas maneras, creo que cambiará, porque en dos años he visto un cambio bestial. La otra vez vi alguna joven con chador, pero pocas, y esta vez ha sido increíble la de adolescentes que sólo llevaban descubiertos los ojos y las manos. Una de las imágenes más impactantes fue ver a una niña de unos cinco años en un mercado de pescado disfrazada de algo a medio camino entre princesa y mariposa, rosa, con sus alitas y llena de purpurina. Iba de la mano de su madre y su abuela, dos manchas negras de la cabeza a los pies. Me dio mucha pena pensar que en unos años la mariposa también se tendría que cubrir con el chador.
      Yo no contemplo la posibilidad de no volver en seis años. ¡No podría! Estambul es una droga y siempre tengo mono. La ciudad está llena de Yunus-Josep y de Yunus-Gorka. Me admira lo que son capaces de hacer por su negocio, aprender catalán, gallego y euskera, cuando aquí la mayoría, incluso en zonas muy turísticas, apenas chapurrean otro idioma que no sea el castellano. Y sí, la próxima vez te prohíbo perderte el bazar de las especias, mucho más auténtico que su hermano mayor.

      Besos

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  14. Tu relato me ha recordado mi estancia en Estambul hace unos años. Has conseguido evocar incluso los olores que sentí en el Bazar de las Especies, además del bullicio, la vida y los colores de ese inmenso mercado. Ahora mismo volvería, !qué ciudad para perderse!
    Recuerdo cómo eran capaz de identificarnos e incluso, sí, alguno hablaba catalán. Increíble!
    Petonssssssssss

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    1. Dona, con Yunus te aseguro que fliparías. Nos escuchó hablar y sabía que algunos eran de Valencia y otros de las Illes, no te digo más. A-lu-ci-nan-te. Lo mejor del bazar de las especias es el bullicio, quedarte en una esquinita poco transitada (si la encuentras) y observar, mirar a la gente, fijarte en cómo se relacionan. ¿Volver? Yo no descartaría volver, pero incluso me planteo volver para vivir una temporadita.

      Petonassos

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  15. He tenido la suerte de visitarlo, tu crónica me ha hecho volver y oler y escuchar los ruidos del mercado. Cada ciudad a la que visito intento siempre pasar por sus mercados, incluso en las más turísticas, como Venecia. Siempre es una experiencia única.
    Abrazos

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    1. Claudia, me pasa como a ti, que cuando viajo me encanta perderme en los mercados porque creo que es un sitio clave para entender un lugar. Sobre todo si vas a algún mercado en el que no es habitual ver turistas. Los tenderos se desviven por explicarte todo sobre el mercado y los productos y las señoras que compran te cuentan anécdotas, te explican su vida y cómo cocinar algunos platos. Es una experiencia más enriquecedora que ver un museo o un palacio.

      Un abrazo

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  16. Has estado allí, adentrándote en el laberinto del mercado con los 5 sentidos. Lo has descrito maravillosamente, acompañando el texto de muy buenas fotos... como una ventana secreta a Asia Menor. Un beso

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    1. Mere, muchas gracias, intento viajar siempre con los cinco sentidos en marcha, aunque a veces, con tanto estímulo, me despisto.

      Un beso

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  17. Una deliciosa entrada, que despierta las ganas de visitar esa ciudad.
    Besos

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    1. Pakiko, espero que algún día te animes a visitar Estambul, porque es una maravilla. De las ciudades más fascinantes que he visto.

      Besines

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  18. Dorothy, tienes que leerte entonces "Estambul" de Pamuk.
    Yo también estuve, pero en este bazar de las especies me da que nos timaron con lo del caviar, jajaja, en fin, habrá que espabiliar. Uno de los tenderos llegaba a hablar hasta 11 idiomas, incluido el catalán. ¡Hay que ver!

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    1. Icíar, lo leí hace tiempo. Pamuk me encanta. De hecho, la primera vez que fui a Estambul, en realidad, iba a ir a otra ciudad, pero estaba leyendo 'El museo de la inocencia' y cambié el destino porque quería conocer el escenario de esa novela. Y fue muchio mejor de lo que esperaba. Fue Pamuk, en realidad, quien me cogió de la mano y me llevó a su adorada ciudad. Lo del caviar, hay que ir con ojo, tienes que pedir que te enseñen los dos, que te dejen comprobar la diferencia y, luego, asegurarte de que te llevas la lata buena, la rusa, no la turca. A pesar de eso, sin embargo, como no puedes abrir la lata antes del vuelo, puede pasar de todo. Lo de los idiomas es alucinante, me admira muchísimo.

      Un abrazo

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  19. Me he sentido transportado. Me voy corriendo a la cocina, al armarito de las especias a olisquear y esnifar un poco ;)

    Un beso.

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    1. M., cuidado con las especias, sobre todo si tienes clavo, no te vayas a colocar. O sí, colocón de especias y copa de vino, no es mal plan para el lunes ;D

      Un beso

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  20. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  21. Con tu crónica me he transportado al sitio. Debe de ser fascinante estar allí. Y con lo que escribes, nos acercas un poco más al lugar. ¡Me gustaría ver ese montón de especias! Y el resto, claro.

    Estambul tiene que se una ciudad mágica. Otro sitio de Turquía al que me gustaría ir es a Pamukkale.

    Un abrazo.

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    1. Neurona, hace poco vi un especial en alguna revista de viajes sobre Turquía y la verdad es que me entraron muchas ganas de pasarme dos meses recorriendo todo el país y, sí, también de pasarme por esas piscinas blancas naturales. Seguro que algún día vamos.

      Un arazote

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  22. Bueno, pues ya tienes a otra más transportada a ese bazar de las especias. Estoy segura que disfrutaría, esos sitios me van y regatear, no sé, pero me encanta intentarlo, es muy divertido, aunque justo en los dulces no se puede, con lo golosa que soy yo.
    Gracias por esta crónica, se vive en tus palabras. ¡Por cierto...! ¿qué es eso del helado elástico? Me ha llamado la atención.

    Besitos

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    1. Ely, tranquila, que en el bazar caben miles de personas. Lo del regateo cuesta las primeras veces, pero luego es divertidísimo, aunque alguna vez, por no bajarte del burro, te quedes sin algo que te hacía gracia. Es el juego.
      El helado elástico es una especialidad turca. Lo venden los heladeros en pequeños carritos callejeros. Se le llama elástico porque se estira y se estira y, para servírtelo, hacen todo un espectáculo en el que te llevas incluso algún susto. Se estira metros y metros, algo que se debe al espesante natural, de orquídeas silvestres. Si buscas en youtube seguro que encuentras vídeos del helado.

      Un beso

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  23. Gracias por este viaje tan bonito y fascinante. Tengo muchas ganas de viajar a Estambul, mi padre estuvo hace unos años y me pierdo mirando las fotos. Esta entrada es un mundo de olores, colores y sensaciones que traspasan la pantalla.
    Besotes

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    1. Margaramon, yo envío para allí a todo el que puedo. El último, mi hermano, que ha vuelto enamorado de esa ciudad. Espero que puedas ir pronto, porque es un lugar maravilloso para descubrir por tu cuenta, sin excursiones organizadas, sólo tú, un mapa y ganas de caminar.

      Un besazo

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