Sentido y prejuicio

No, no me he liado con los títulos de las obras de mi adorada Jane Austen. Es una autodefinición (para bien y para mal). Hace muchos años, en la post adolescencia, creo, leí las sus dos obras más conocidas. Llevaban tiempo ahí, a la vista, pero meterme en la Inglaterra de principios del siglo XIX me daba pereza hasta que Emma Thompson, Hugh Grant y Kate Winslet me llevaron de la mano hasta 'Sentido y sensibilidad' (o 'Juicio y sentimiento', como prefiráis). Ya entonces me gustaron las señoritas Dashwood. Pero sólo me gustaron. Lo mismo que Elizabeth y Jane Bennet de 'Orgullo y prejuicio', a las que conocí poco después y que me sirvieron para reírme a carcajadas al ver en el casi perfecto Mark Darcy de 'Bridget Jones' una versión del siglo XX del duro por fuera y tierno por dentro señor Darcy que surgió de la imaginación de Jane Austen. Hace unos meses aproveché un viaje a Londres para recuperar a las Dashwood y hace apenas un par de días que he terminado de nuevo los malentendidos amorosos y familiares de las Bennet en una preciosa edición ilustrada que me regalaron. Y todo es diferente. Doce años después de la primera lectura todo ha cambiado. Entonces no había un espejo mirándome desde las páginas recordándome mis virtudes y, sobre todo, mis defectos. Al menos yo no lo veía. Ahora abro 'Sentido y sensibilidad' y me veo en Elinor Dashwood, en su sentido común que actúa de freno para todo lo que nace más abajo del cerebro, en su preocupación por las formas, en su obsesión por la educación, su falta de coraje para recuperar lo que piensa perdido para siempre. Algo similar me ocurre con Elizabeth Bennet y cómo boicotea su felicidad intentando demostrarse a sí misma, sólo a sí misma, que la primera impresión es la buena, incluso cuando su corazón le grita desde el fondo de su caja torácica que se equivoca. Casi dos siglos me separan de las protagonistas de Jane Austen. El camafeo que adorna mi vestido es una monstrua de tela con ojos de botón y no necesito que nadie me saque a bailar en los bailes en sociedad. Vuelvo a abrir los libros. Y ahí está. Otra vez. Ese brillo en el que vuelve a aparecer mi reflejo.

Comentarios

  1. mmmmmm esas dos hermanas marcaron las adolescencias de muchas personas, enseñándo las diferencias entre un tipo de amor y otro. De escoger una obra, me quedo con "Sentido y sensibilidad". Guardo muy buen recuerdo de su lectura.

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